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Cuando un ser querido enfrenta una enfermedad terminal, los hijos adultos pueden sentirse abrumados y estresados mientras tratan de brindar la mejor atención posible. Desafortunadamente, las tensiones y los desacuerdos sobre cómo manejar la terapia paliativa del abuelo pueden desencadenar conflictos y agresividad entre ellos.
Existen diversas razones por las cuales los hijos adultos pueden actuar agresivamente en esta situación. Una de ellas es la diferencia en la forma en que cada uno afronta el estrés y la ansiedad. Algunos pueden optar por un enfoque más emocional, mientras que otros pueden ser más racionales y lógicos. Estas diferencias pueden llevar a un desacuerdo sobre cómo abordar la situación y, en algunos casos, generar tensiones.
Otra razón común puede ser la falta de comunicación y empatía entre los miembros de la familia. Cada uno puede tener su propia opinión y no estar dispuesto a escuchar o considerar los puntos de vista de los demás. En consecuencia, los desacuerdos pueden empeorar y convertirse en agresividad verbal, que a menudo puede llevar a conflictos físicos y culpa después.
Además, las heridas de la infancia que nunca fueron sanadas pueden resurgir en situaciones de estrés y ansiedad. Los conflictos pasados ??entre los hermanos o con los padres pueden volver a surgir y afectar la forma en que se comunican y se comportan entre sí. Este es un momento difícil para la familia, y puede ser fácil desviarse hacia el patrón de comunicación y comportamiento que se tenía en la infancia.
Para resolver estas tensiones y llegar a un acuerdo, es importante trabajar en equipo y comunicarse abiertamente. Cada uno debe estar dispuesto a escuchar y considerar los puntos de vista de los demás, y tratar de encontrar soluciones que funcionen para todos. Es importante ser respetuosos y comprensivos, incluso si no se está de acuerdo con la opinión de otro.
Es esencial enfocarse en el bienestar del ser querido que está pasando por una enfermedad terminal. Todos deben estar en la misma página y trabajar juntos para brindar la mejor atención posible. Puede ser útil buscar la ayuda de un profesional de la salud, como un médico o un consejero, para guiar el proceso y ayudar a encontrar formas de comunicarse y llegar a un acuerdo de manera efectiva. Cuando los hijos adultos trabajan juntos, pueden descubrir nuevas formas de conectarse y apoyarse mutuamente. Pueden encontrar una fuerza y una capacidad de amor que no sabían que tenían. Pueden descubrir una nueva comprensión de la vida y la muerte que puede llevar a un mayor sentido de propósito y significado. Cuando no se logra o no se puede llegar a un acuerdo, a veces es mejor alejarse y tener fe que las cosas pasan por algo y todo evento tiene un aprendizaje para evoluicionar si lo permitirnos.
En conclusión las diferencias en la forma de afrontar el estrés desencadenará el ataque, el parálisis o la huida si uno no es consciente, la falta de comunicación y empatía, y las heridas no curadas de la infancia pueden contribuir a estas tensiones al cuidar del ser querido. El regalo de una situación tan abrumadora como esta, es soltar lealtades que no nos corresponden y en equipo apoyarse para contribuir al bienestar del ser querido sin ninguna expectativa. El ser querido merece irse en paz y en libertad en el tiempo que el o ella decida.
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