Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 2 segundos
En tu nombre consumidor se comenten los más grandes pecados. El PRI asegura que busca bajar la tasa del IVA del 16 al 15% para incentivar el consumo. El PAN asegura que no aumentará los impuestos para beneficiar a los consumidores. Lo cierto es que sin empleo, sin crecimiento económico y sin desarrollo de nada valen las buenas intenciones de los políticos, si es que las hay.
Así, en los próximos dos meses se definirá el Paquete Económico para 2011. El contenido del Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos sería determinante para el destino de la economía si bajo las actuales circunstancias no se estuviera privilegiando la política dura sobre el interés real de una economía que necesita crecer. Por eso, la discusión superficial se centra en la reducción de impuestos a un año de las elecciones presidenciales del 2012.
No es casualidad que el PRI hubiera colocado en el debate la reducción a la tasa del IVA, un tema que genera votos, mientras los grandes temas siguen pendientes: ¿Cómo hacer que la economía crezca y que lo haga de forma sostenida? ¿Podrá lograrlo el PRI reduciendo el IVA en un punto porcentual y con ello incentivar el consumo? ¿No es necesario incrementar el gasto de forma eficiente para reactivar la economía interna?
El PAN reviró al PRI con un as bajo la manga: no es el momento de cobrar más impuestos y por ello, por primera vez, en varias décadas, no se presentó una Miscelánea Fiscal aunque se advirtió que se mantendrá el deslizamiento mensual en el precio de la gasolina. Es cierto, nadie quiere pagar más impuestos pero, entonces, ¿no debería ser el momento de revisar las condiciones tributarias del país y buscar los incentivos correctos para alentar la dinámica económica a través de instrumentos fiscales? La política tributaria no sólo consiste en el cobro de impuestos.
Con este escenario, los consumidores de servicios y políticas públicas no debemos esperar, por lo tanto, un golpe de timón que incentive la economía en un momento en el que el motor estadounidense está fallando.
Al presentar los Criterios Generales de Política Económica, el Presidente Calderón estimó que la recaudación tributaria petrolera aumentaría a 10.3% respecto del PIB, la más alta en tres décadas. Sin embargo, sigue siendo muy baja respecto a otras economías. Los ingresos petroleros serán superiores en 4.5% contra lo aprobado para 2010, pero también insuficientes. Un triste escenario en el rubro de ingresos. El otro mensaje que envió el gobierno federal es que mantendrá la disciplina fiscal; no incurrirá en un déficit mayor (sólo 0.3% del PIB, unos 42,2000 millones de pesos) y se mantendrán sin grandes variaciones los actuales niveles de gasto programable del sector público en 2 billones 551 mil 300 millones de pesos. ¿De dónde saldrá, entonces, el crecimiento interno que necesita la economía para generar empleos y desarrollo? El grupo de economistas “Un nuevo curso de desarrollo” en el que participan expertos como Rolando Cordera, David Ibarra, Cuauhtémoc Cárdenas y Gerardo Esquivel del Colegio de México sugieren al gobierno de Felipe Calderón repensar una política contracíclica y reconocer que la economía necesita estímulos internos. Las reservas internacionales, que ya acumulan más de 106,928 millones de dólares – dicen ellos –
podrían servir para constituir, por primera vez, un fondo soberano al estilo de los que se ejercen en países como Chile, Singapur o China para estimular su economía interna. ¿Por qué no? El problema es el temor en torno a una embestida contra el peso y por ello el país sigue pertrechado sobre una montaña de dólares. Es el miedo que paraliza a la economía.