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La mayoría de los mexicanos carecemos de disciplina y educación financiera para elaborar un presupuesto familiar, aseguró Norman Jonathan Wolf del Valle
Redacción/UNAM
Ante la situación económica que se vive en México, se recomienda tener prudencia al momento de gastar en fin de año, evitar consumos innecesarios y contraer deudas que comprometan las finanzas personales, advirtió el investigador de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, Norman Jonathan Wolf del Valle.
En entrevista, el especialista comentó que en esta temporada la mayoría de las familias mexicanas cuentan con exceso de liquidez, producto del pago de aguinaldo, compensaciones, cajas de ahorro y bono anual, razón por la cual hay más tentación de gastar en exceso.
Lo mejor es elaborar un presupuesto para priorizar necesidades, en donde se puedan ver “en blanco y negro” los ingresos y los gastos para dimensionar nuestra capacidad real de consumo. Esta opción nos permite equilibrar ambos rubros.
Se debe tener bien claro en qué lo vamos a gastar de acuerdo con nuestras prioridades, como puede ser pago de una deuda, realizar alguna inversión, por ejemplo, remodelar la casa o ponernos al corriente en la liquidación de algunos servicios, impuestos y colegiaturas, externó.
En estas prioridades se pueden considerar las vacaciones de descanso programadas o la compra de algún obsequio como parte de nuestras necesidades emocionales y de esparcimiento, pero sin salirse del presupuesto.
El universitario reconoció que la mayoría de los mexicanos carecemos de disciplinas y educación financiera para elaborar un presupuesto familiar, el cual vamos administrando de manera intuitiva.
Sugirió identificar si los ingresos son semanales, quincenales o mensuales, incluir aquellos extraordinarios o esporádicos como el aguinaldo o el fondo de ahorro.
Asimismo, elaborar una lista de lo que se tiene planeado gastar o invertir, anotando de lo más indispensable a lo menos importante. Hay que darle prioridad a la alimentación, vestido, vivienda, educación, transporte, telefonía, gasolina y el pago de servicios de internet, porque hoy en día es un tema indispensable para las comunicaciones, subrayó.
Es importante mantener rigurosidad en el ahorro; se estima que si una persona ahorra el 10 por ciento de su ingreso durante su vida laboral, al término de su edad productiva puede tener un monto de capital que le permita contar con un rendimiento mensual similar al que fue su ingreso promedio. “Si bien no es garantía para vivir de manera digna, sí es un buen colchón”, abundó.
Otra recomendación, anotó, es contar con diferentes “cajones de ahorro” para: viaje en vacaciones, fiesta de graduación, adquirir un vehículo o casa, pero el más importante es para el retiro. Debemos pensar cuántos años vamos a trabajar y ser productivos, así como planear el nivel de ingresos que se va a requerir para tener una vida digna e independiente después de la jubilación.
Por otra parte, sobre algunos de los factores que pueden poner en peligro nuestras finanzas, el académico universitario planteó poner especial cuidado en el uso de tarjetas de crédito, ya que las tasas de interés que cobran son elevadas; utilizarlas de manera indiscriminada nos puede meter en serios problemas de endeudamientos.
De igual forma, estar alertas ante los fraudes cibernéticos y las aplicaciones engañosas que ofrecen préstamos de dinero inmediatos y con bajos intereses.
También cuidado con las llamadas cajas de ahorro familiares, que en su mayoría operan de manera clandestina, o las famosas pirámides; hay empresas que ofertan demasiados privilegios para ser verdad. Si alguien te asegura un rendimiento de 30 a 50 y hasta del cien por ciento, evidentemente se trata de un fraude y hay que tener precaución con estos esquemas que ahora operan a través de mensajes de texto en los celulares o en las redes sociales, manifestó.
Wolf del Valle comentó que la UNAM cuenta con un programa de finanzas personales, a través de la plataforma COUSERA, que dispone de cursos gratuitos, a distancia y abiertos a la población, con temas sobre presupuesto familiar, ahorro, inversión, crédito, consumo responsable y contratación de seguros, que son las cuestiones mínimas que deberíamos considerar.