La columna Al Aire de Enrique Hernández Alcázar- Encuestas y arranque

Encuentas y arranque

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 5 segundos

Al interior de los cuartos de guerra (perdón por el cliché bélico-político-intelectual) de las y el aspirantes a la presidencia de la República se sabe perfectamente cómo arrancan la campaña electoral formal: Claudia en la punta, Xóchitl en segundo y Máynez en un lejanísimo tercer lugar. Sin sorpresas, a decir por el cúmulo de encuestas que se nos viene recetando desde hace muchos meses cada semana.

Enrique Hernández Alcázar

Si la gente, el electorado, el pueblo bueno, está viendo que las cifras no cambian y que son una narrativa construida desde la mafia del poder en colusión con los oligarcas dueños de medios de comunicación… es lógico que se desincentive la participación. Y se sabe (según los especialistas electorales) que la alta participación ciudadana en los comicios es una de los antídotos para evitar dudas, fraudes o suspicacias. Vamos, entre más gente vote más legitimidad habrá en el resultado.

Esto piensa Xóchitl Gálvez del actual proceso electoral. “Claudia me lleva 70 puntos”, bromea mientras converso con ella en la radio. Lo dice de broma, pero Rodrigo Galván de las Heras, director de Demotecnia, me recuerda que era el mismo pensamiento que tenía AMLO en la elección de 2012 cuando Enrique Peña Nieto arrasaba en todas las encuestas.

Aquel verano, Eduardo Huchim (exconsejero electoral chilango) dijo a El País: “Que haya tantas encuestas puede provocar pérdida de credibilidad y desconfianza entre los electores, pero siempre es bueno que haya mucha información y varias maneras de informarse”.

Vale recordarlo. Hace 12 años, GEA-ISA hacía un tracking diario entre aspirantes presidenciales. Peña dominaba los sondeos abismalmente. Luego resultó que no fue tan certera la medición. La elección no terminó en una diferencia de 20 ni de 15 puntos. El resultado final fue: Enrique Peña Nieto con 38.15% de los votos, contra el 31.64% que obtuvo Andrés Manuel López Obrador.

Al final, la diferencia oficial fue de 6.51%.

Hoy, Gálvez se parece a AMLO -solo en ese discurso, no empiecen a trolear- pero en un contexto muy distinto. La abanderada del PAN-PRI-PRD reclama que existen medios convencionales que se han entregado a la visión cuatroteísta y que se enfrenta a una elección “de Estado”. Casi una copia calca de los adjetivos que utilizaba el lopezobradorismo cuando eran oposición y perdían elecciones.

Del otro lado, Claudia Sheinbaum nada de muertita. Se sabe por encima de su adversaria con una muy cómoda ventaja. “Estoy entre veinte y treinta puntos por encima del segundo lugar”, le dice ufana a un par de aduladores poco inquisitivos en un canal (que sorprendentemente no es censurado por la derecha conservadora mundial) en YouTube.

Curioso. Hoy la ‘izquierda’ en el poder no acaba de abandonar el modelo priista de hacer y ejercer la política como un partido que se siente ya monolítico por decreto. Y la ‘derecha’ no acaba de entender cómo se es oposición para lograr conquistar el voto masivo y sigue apostándole a la guanajutaización de sus propuestas.

Depende a la burbuja a la que pertenezcas, el domingo 2 de junio ganará de calle Sheinbaum o arrasará Xóchilt. De Máynez nadie habla, por cierto (a menos que pertenezcas a la fosfósfera). El efecto multiplicador de desencanto participativo que presuntamente provocan tantas encuestas está por verse.

Veremos cómo terminan aquellos que se ufanan de ir 700 puntos arriba.

Veremos cómo terminan quienes sostienen sonrientes que están entre 8 y 14 puntos de distancia.

Veremos cómo terminan quienes aseguran que son la nueva tercera vía.

Veremos.

Solo no olvidemos aquella diferencia de seis punto cincuenta y uno por ciento en 2012.

Esa que no fue de quince puntos. Ni de veinte como se cantaba a coro.

 

 

También te puede interesar: Atraerá inversión de Amazon financiamiento hacia industria de datos: Moody´s