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La competencia por los recursos es intensa. Una nueva generación de instrumentos financieros busca ocupar espacio en los portafolios de los inversionistas institucionales. Por ahora, sin embargo, los nuevos instrumentos mexicanos de capital flexible están fuera de la competencia mundial.
Con los Certificados de Capital de Desarrollo (CKDs), México ingresa al mercado de financiamiento de proyectos que en otros países como Inglaterra, Estados Unidos y Canadá lleva varios años de delantera.
En la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), el organismo que ha impulsado la emisión de CKDs, se han presentado más de 50 proyectos a consideración de las autoridades bursátiles y, hasta el momento, se han colocado cuatro emisiones de este tipo de instrumentos por un monto de 11,900 millones de pesos.
Los primeros casos de éxito ya forman parte de compañías como el Grupo Wamex, el Fondo MCguire y la primera: Santa Genoveva que logró capitalizarse vía estos instrumentos híbridos una plantación de árboles.
En la lista de espera se encuentran empresas y fondos como Prudencial, Industrias Marnos y el Grupo Mariscal, por sólo mencionar algunos que conforman la oferta mexicana.
En los mercados internacionales existe una vasta experiencia sobre la emisión de instrumentos en segmentos especialistas y de capital de riesgo. De hecho, bolsa y mercados de distintos países cuentan con instrumentos para financiar sectores que generan crecimiento en la economía.
En el New York Stock Exchange (NYSE) desde 2003, de acuerdo con un documento de la BMV se han emitido aproximadamente 20,400 millones de dólares a través de instrumentos parecidos a los CKDs. Se trata de los Special-purpose acquisition company (SPAC) que se definen como una compañía sin operaciones que recauda fondos en una Oferta Pública Inicial (OPI), para adquirir alguna compañía no específica o alguna posición accionaria. En Estados Unidos se han listado más de 158 SPAC´s
En el London Stock Exchange a través de instrumentos conocidos como Specialist Fund Market – un mercado enfocado a entidades de inversión altamente especializadas para inversionistas calificados o institucionales – en el último año se han listado cuatro fondos especializados cuyo valor de capitalización logró superar los 165 millones de libras. En Londres, de esta forma, existe un amplio espectro de industrias beneficiadas en áreas como las manufacturas y los servicios.
En el Euronext, con los llamados Alternative Investment Vehicles (AIV) – vehículos de inversión que buscan el desempeño financiero del activo subyacente – se listaron más de 14 emisiones por un total de 13,709 millones de dólares para apoyar a sectores como el financiero y de capital privado.
En el Toronto Stock Exchange los llamados Income Trusts ya registran más de 195 operaciones listadas con una capitalización de mercado de 105,600 millones de dólares canadienses, recursos que se han utilizado, principalmente, en el sector energético
(petróleo, gas) bienes raíces, logística, salud y minería.
En la Bolsa de Valores de Australia, 21 Fondos de Infraestructura (FI) registran un valor de capitalización de 23,897 millones de dólares australianos, de acuerdo con cifras a abril de 2009. Son estos los competidores de los CKDs que podrían contribuir a satisfacer los requerimientos de inversión por más de 2.2 billones de pesos en diversos sectores como comunicaciones, agua y energía.
El siguiente paso
En una reunión privada con ex alumnos de escuelas de Alta Dirección de España, el presidente de la BMV, Luis Téllez, definió a los CKDs como instrumentos de capital flexible. Mauricio Basila, ex vicepresidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y socio fundador de uno de los despachos con mayor nivel de especialización en el nuevo mercado de financiamiento, reconoce que la estructura de los CKDs fue pensada como un instrumento de capital para ser consistentes con la regulación que prohíbe a las Afores tomar deuda.
De hecho, aunque las autoridades no se han pronunciado expresamente por la naturaleza y denominación de estos títulos fideicomitidos, es claro que se trata de un título de capital.
El director de Banca de Inversión de BBVA Bancomer, Ruy Halffter, aporta otro dato y explica que cuando una empresa o proyecto tienen la oportunidad de sustentar su capitalización en un CKD después tiene la oportunidad de contratar deuda, lo que se convierte en una doble ventaja.
Sin embargo, al compararlos con instrumentos del mismo perfil en otros mercados de valores, los CKDs enfrentan algunos obstáculos.
En otros mercados como el NYSE o el London Stock Exchange, por ejemplo, al realizar una colocación de este tipo de instrumentos los fondos de capital privado (private equity) pueden establecer compromisos de inversión o commitments para obtener de los inversionistas institucionales (fondos de pensiones) sólo el capital necesario y así no presionar los rendimientos.
En México, en cambio, al no poder tomar deuda las Afores no pueden suscribir ningún tipo de commitment y, por lo tanto, al suscribir un CKD deben entregar en una sola exhibición el monto total de la operación. Así, en el caso de un fondo de capital privado que está buscando empresas para administrarlas, el tiempo que invierte en ello puede resultar muy costoso y poco rentable. Éste es, de hecho, uno de los cambios que deberían aplicarse a juicio de administradores de fondos que participan en la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap).