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Gustavo Silva*
Mucho hemos insistido con antelación en el tema de la insuficiencia que padece el sistema de ahorro para el retiro en México para generar pensiones que correspondan con las necesidades que tendrán los trabajadores al concluir su vida laboral activa. Lo hemos señalado, debido a la limitada contribución que se hace por ley para grandes segmentos de los beneficiarios.
El riesgo, lo han advertido numerosos especialistas, estará en que llegaremos a tener una población retirada con pobres ingresos por pensión. Frente a este fenómeno previsible estará el pago de una factura que por años se ha dejado engrosar.
Es más que claro que el régimen de las Afores supone sólo uno de los varios pilares que se deben constituir para que el país cuente con un sistema de pensiones integral, la insuficiencia de los otros pilares se agrava conforme pasa el tiempo.
El pilar del ahorro voluntario para la pensión cada día demuestra que no es por iniciativa personal como se habrá de consolidar. El éxito que ha tenido la experiencia de los empleados gubernamentales demuestra con claridad que el ahorro adicional para la pensión puede llegar a ser un soporte relevante para la formación de fondos suficientes que permitan vivir en la vejez con ingreso suficiente. Pero también demuestra que es preciso que la voluntad de hacer ese ahorro adicional requiere de estructura e incentivos.
Sin suponer que ambos elementos, presentes en la Ley de ISSSTE, sean suficientes para generar una masa de recursos que conformen de manera plena un pilar para pensiones adecuadas, se debe reconocer que están dando lugar a un cúmulo relevante de apoyo a los recursos que se aportan de manera obligada, en el corto lapso que tienen de haberse establecido.
Antes de pasar al análisis del comportamiento del ahorro voluntario, es conveniente explicar que, pese a disponer de la información actualizada a febrero de 2012, se utilizan los 12 meses de diciembre de 2010 a noviembre de 2011. Esto se debe a que se detecta un aspecto que puede distraer de los propósitos de este análisis, ya que Afore Bancomer que pasó de administrar cinco mil 775 millones de pesos en noviembre a 12 mil 334 millones de pesos en febrero pasado. Eso nos indica que hay cuentas individuales en las que se hicieron depósitos que no necesariamente tienen como finalidadapoyar la pensión.
Ya dentro de la observación de los datos, encontramos un continuo crecimiento de las aportaciones voluntarias en cuanto al volumen de recursos, de manera que en noviembre de 2011 se acumularon siete mil 404 millones de pesos en todas las Afores. El crecimiento del ahorro bajo las modalidades de que disponen los trabajadores al servicio del Estado, que en su mayoría tienen sus cuentas en el Pensionissste, permitió a esa Afore colocarse en julio de ese mismo año como la que más recursos ha captado voluntariamente, cuando superó a Afore XXI. El crecimiento señalado es de alta magnitud, ya que tiene su origen en diciembre de 2009, mientras los derechohabientes del IMSS pueden hacerlo desde 1998.
De hecho, el crecimiento del total acumulado de aportaciones voluntarias en el sistema muestra un crecimiento espectacular desde que operan los mecanismos que introdujo la Ley del ISSSTE vigente. La enseñanza, en este corto lapso, permite hacer resaltar que dar facilidades y estructura para que el ahorro voluntario, con propósito de apoyar las pensiones, pueda convertirse en uno de los pilares que son necesarios para impedir una crisis social.
*gustavosilva@revistafortuna.com.mx