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Hasta hace algunos años, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, la sociedad financiera de objeto múltiple, Crédito Real, se perfilaba para convertirse en un banco. En este sector se comentaba el exitoso modelo de negocios que la familia Berrondo lograba consolidar. El visto bueno de las autoridades para otorgar una licencia bancaria parecía sólo cuestión de tiempo. Mabe, mientras tanto, seguía creciendo como el negocio ancla de la familia Berrondo, la actividad empresarial que les permitió llegar al mercado de electrodomésticos.
Para la familia Berrondo, sin embargo, Crédito Real abrió otro panorama: el del sector financiero. En los créditos de nómina, Crédito Real concentró más del 70% de su cartera compitiendo con los principales bancos del sistema crediticio nacional que decidieron, de forma directa o a través de sus propias Sofomes, impedir que los operadores de la figura crediticia que impulsó Francisco Gil Díaz desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se quedaran con el mercado.
Pero Berrondo no se conformó con la Sofom de Crédito Real. Para apuntalar Crédito Real consolidó una red de empresas crediticias que le garantizaran el incremento de su cartera de financiamiento. Su modelo de negocios se concentró en generar volumen a través del otorgamiento de préstamos con descuento a nómina, considerados uno de las operaciones más rentables porque tienen garantizada la fuente de pago y las tasas solían ser muy altas.
En esta administración, sin embargo, la decisión de la dirección general del INFONACOT, que estuvo a cargo de Alberto Ortiz Bolaños, de reducir las tasas de sus financiamientos logró que disminuyera el costo de este tipo de créditos.
Pero no sólo la competencia de INFONACOT modificó el negocio de Crédito Real y de su red de empresas crediticias, entre las que destacan Credifiel del Grupo Publiseg, KONDINERO, Crédito OFEM, Contigo, Somos Uno, Resuelve tu vida, Maravalley Corporation, entre otros. La presencia de Crédito Real, además, se extendió a Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Nicaragua y Honduras.
Resulta que durante los gobiernos del PRI y el PAN, la clave del negocio y crecimiento de Crédito Real se centró en los acuerdos con dependencias, gobiernos estatales, municipales y, por supuesto, el sector magisterial, para otorgar préstamos con la garantía del descuento a nómina.
¿Quién no recuerda el “Profeproa”? El rescate de las deudas de los maestros luego de que los cheques de muchos trabajadores de la educación prácticamente llegaban con apenas unos pesos porque se realizaban descuentos de los préstamos autorizados desde las direcciones de Recursos Humanos, desde las Secretarías de Finanzas y, a veces, de las oficinas de alcaldes y gobernadores. Ahora, en un contexto político totalmente diferente, veremos si Crédito Real sigue creciendo. De acuerdo con su información para los inversionistas de la Bolsa Mexicana de Valores, al 30 de junio de 2021, su resultado neto se ubica en 230 millones 537 mil 919 pesos contra la utilidad por más de 502 millones de pesos del mismo mes del año pasado. Evidentemente esta caída se da en un año atípico, el de la pandemia. Sin embargo, también revela que la estructura de Credifiel está exhibiendo grietas.
Con el cambio de gobierno, muchos de esos “amigos”, con los que los “promotores” de toda la red de Credifiel cambiaron de puestos mientras los recursos en las haciendas públicas disminuyeron. Después, la pandemia impuso otros retos. Con su modelo de negocios, Crédito Real logró llegar a la BMV. En agosto de 2017, sus acciones cotizaban en 33 pesos. En agosto de 2021, se venden en 15 pesos. Veremos.
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