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América Latina y el Caribe enfrentan la pandemia provocada por el Covid-19 desde una posición más débil que la del resto del mundo, con al menos cinco “canales externos de transmisión”, advirtió la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) en un informe especial fechado el 3 de abril y difundido este miércoles.
El organismo indica que estos son la disminución de la actividad económica de sus principales socios comerciales; una caída en los precios de los commodities; la interrupción de las cadenas globales de valor y una menor demanda del turismo, además del incremento de la aversión al riesgo, que está reorientando los flujos de capital y las inversiones a sitios más seguros.
La disrupción en las cadenas de suministro, comenzando por los proveedores que operan en China y luego por la producción de Europa y EU, de hecho, afectarían principalmente a México y Brasil, con los sectores manufactureros más grandes de la región.
“La región depende marcadamente de sus exportaciones, cuyo volumen y valor se reducirán por la recesión mundial. La magnitud del impacto final dependerá de la estructura sectorial de cada país”, agregó.
Los productos primarios tendrán marcadas caídas en sus precios, mientras el deterioro de los términos de intercambio tendrá fuertes efectos negativos en los niveles de ingreso de las economías latinoamericanas dependientes de esas exportaciones, aunque con diferencias significativas entre ellas.
La Cepal había pronosticado originalmente un tímido crecimiento del PIB de 1.3% en 2020 para la región. Sin embargo, los efectos de la crisis llevaron a prever una caída de entre 3% y 4%, o incluso más.
Respecto al turismo, la menor demanda de estos servicios, puede impactar de forma más acelerada y profunda a los pequeños estados insulares en desarrollo del Caribe
Estados responsables
El organismo también indica que los impactos sin precedentes en materia sanitaria, humana y económica provocados por la propalación mundial del coronavirus, también colocan al Estado (gobiernos) a asumir actividades de planificación que generen condiciones que sostengan, y, posteriormente, estimulen la oferta y la demanda.
“Esto requiere capacidades y recursos públicos, e instrumentos de política que deben diseñarse en línea con las capacidades productivas de cada país, buscando preservar las capacidades instaladas”, indica.
Menciona que, por un lado, los choques en la Oferta a consecuencia de las medidas de Salud Pública adoptadas por los países para contener el virus han deprimido la actividad económica, por lo que a nivel mundial y local se reportan cierre de fábricas, cese de operaciones de algunos servicios públicos, cancelación de actividades y eventos, entre otros.
Por otro lado, se encuentra la magnitud del choque en la Demanda Agregada, con la caída en el consumo de bienes y servicios que no solo dependerá de las medidas impuestas por el gobierno en materia de prevención y salud, sino de la respuesta de los individuos y su reacción a las circunstancias.
“Los sectores más afectados por las medidas de distanciamiento social y cuarentena es el de los Servicios, que, en gran medida, dependen de contactos interpersonales. En la región, los sectores que podrían sufrir las mayores contracciones —comercio, transporte, servicios empresariales y servicios sociales— proveen el 64% del empleo formal
“Además, el 53% del empleo de la región se da en actividades informales, que serán significativamente afectadas por basarse principalmente en contactos interpersonales”, señala.