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Los CKDs surgen ante el impedimento de que las Afores – como protección a los intereses de los trabajadores— tomen títulos de deuda pero también ante la necesidad de aprovechar los más de 10,000 millones de dólares que acumulan en sus fondos. Como premio, se esperan rendimientos de entre el 13 y 20%. La clave está en la administración de proyectos e inversiones.
Diseñados como traje a la medida de las necesidades de los fondos de pensión, los Certificados de Desarrollo de Capital (CKD’s) aspiran a tomar 8% del 1.2 billones que las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) han logrado acumular en sus carteras durante los 13 años que tienen de constituidas, lapso en el cual las inversiones han estado dirigidas fundamentalmente a títulos de deuda gubernamental.
La irrupción de los instrumentos estructurados en el mercado ha sido ampliamente aprovechada por la industria de las Afores, que de cada una de las colocaciones ha tomado más de 90 % de emisión y en alguno de los cinco proyectos que se tienen hasta ahora, la totalidad. El interés ha sido creciente y ya comenzó a despertar del interés de instituciones de seguros y fondos privados de pensiones.
El instrumento aparece para contribuir a resolver parte del apetito combinado que se da en el mercado, por una parte, para brindar un mayor cúmulo de alternativas de inversión a recursos equivalentes a 10 % del PIB y que crecen a tasas de 20 % anual, y por la otra, para apoyar la necesidad de mayor diversificación-riesgo de los portafolios de las Afores.
Así los CKD’s tienen un universo por explorar y aprovechar, del cual en las primeras cinco colocaciones se ha cubierto 15% del “músculo” que el régimen de inversión de las Afores abrió para los instrumentos estructurados. Y se han encontrado con una industria “muy profesional”, con avidez prudente, que se ha concentrado en armarse de la máxima capacidad disponible de valoración de los proyectos en atención a sus características específicas.
Los CKD’s surgen con un enfoque ad hoc para los fondos de pensiones, que promete cuidar todas las aristas, bajo una operación integral. Es justamente un encuentro de caminos, donde los participantes se están poniendo de acuerdo. “Los proyectos necesitan financiamiento y los manejadores de fondos necesitan esencialmente cuidar y quieren garantizar que los estándares que se siguen son adecuados para su inversión”, dice el director general de Afore XII, Tonatiuh Rodríguez.
Hasta ahora, las operaciones que se han logrado van a acelerar el proceso de flujo de recursos a proyectos de infraestructura, o a fondos de capital privado, a proyectos inmobiliarios, a proyectos productivos en lo general, a proyectos de energía, entre otros. El potencial es enorme, agrega Rodríguez.
Por su parte, Enrique Solórzano, director ejecutivo de inversiones de Afore ING, explica que el interés que se tiene por los estructurados desde el arranque, es porque se contempla que, potencialmente, puede haber retornos atractivos además de ser un buen diversificador de los portafolios.
La clave del juego es la especialización: Afore XXI
Para el director general de Afore XXI, Tonatiuh Rodríguez, la clave en el mercado de los CKD’s es la especialización. Es la manera en que el mercado, la industria y todos los participantes están llevando de manera prudente este proceso de apertura de las inversiones.
Las Afores han llegado a este punto cuando vienen de un mundo en el que las inversiones se hacían con mayor información sobre las trayectorias, con una calificación de las emisiones, con flujos esperados, entre otros; con los CKD’s esto es diferente. Es por eso que la especialización forma parte del proceso, en el que tanto los emisores, los estructuradores, y las Afores, del lado de los inversionistas, requieren de un grado de conocimiento del ámbito en el que se mueve cada proyecto, para eso son necesarios asesores con un alto grado de especialización. Porque “no hay todólogos”.
Afore XXI, como lo hará cada una de las afores, señala Rodríguez, diseñará la estrategia de inversión que le permita sentirse cómoda y segura para responder a sus inversionistas. Se presentará el caso de las Afores que tengan la posibilidad de invertir en varios segmentos, como pueden ser infraestructura, en el sector inmobiliario, en energía, en bienes de consumo, pero también habrá las que prefieran dedicarse a uno o dos y también aquellas que podrán elegir el momento de invertir. Esa es decisión de cada gestor en las Afores.
Para las Afores los CKD’s representan, además, proyectos que van a tomar mayor tiempo para florecer, eso nos permiten cumplir con la premisa básica, que es disponer de opciones de inversión cuyo plazo se acerque a la edad de pensión de los trabajadores. Entonces, justamente de eso se trata, de que el proceso de diversificación y adecuación de la capacidad de tomar riesgos en emisiones con un mayor grado de incertidumbre, coloque al sector frente a un retorno mayor que el de un instrumento de deuda tradicional, explica Rodríguez.
En Afore XXI, como la mayor parte de la industria, dice Tonatiuh Rodríguez, han participado en las colocaciones actuales una vez que los proyectos han culminado un proceso iterativo que hace atractivas las inversiones. “El proceso en algunos casos ha llevado más de un año, para algunos es rápido, para otros lento. Nosotros creemos que vamos bien”, dice el directivo.
El mercado en su conjunto está aprendiendo, los emisores, las áreas de financiamiento de los bancos y de las casas de bolsa lo están haciendo; los estructuradores, y las nuevas figuras que se están desarrollando y que en México funcionan diferente a otros instrumentos estructurados con el mismo objetivo, dice el director general de la Afore cuyos accionistas son el IMSS y el grupo financiero internacional Prudential.
En este proceso, el gobierno corporativo y la participación de los comités de inversiones y de riesgos con los que cuentan ya las Afores tienen un papel muy importante. Una experiencia y un aprendizaje de la pasada crisis financiera es que el gobierno corporativo cuenta y cuenta mucho. Y cuenta en todas partes, afirma Tonatiuh Rodríguez. (GS)
En estructurados, diversificar hasta el límite: Afore ING
Para Afore ING, que administra 13% de los recursos totales para las pensiones, la estrategia de inversión en los CKD’s tiene dos formas: directamente o a través de administradores. Apoyados por la experiencia que el grupo internacional le puede acercar, la decisión de la administradora ha sido participar “en aquellos segmentos menos riesgosos, donde el análisis es mucho más financiero que operativo y puedan incluso participar en proyectos”, explica el director ejecutivo de inversiones, Enrique Solórzano.
El reto más grande que tenemos como sector, señala, es lograr una selección adecuada de proyectos con suficiente diversificación para que se obtenga el mayor retorno posible, pero también que se minimice el riesgo de estar muy concentrados en uno o en pocos proyectos.
“Estamos reconociendo que podemos invertir 8.2% de los activos totales en este tipo de instrumentos. Primero, lo vamos a hacer en cuatro o cinco años, que será cuando el sector tenga probablemente invertido lo que permite ese cajón. Que en ING sí queremos aprovecharlo al límite”, asegura Solórzano.
Será así, explica, porque van a empezar a generar retornos en un periodo de siete a 10 años, entonces a manera de estar reconstituyendo el portafolios, es una buena idea diversificarlo en el tiempo y así hacerlo revolvente. Y agrega: “Esta proyección también representa que en el ciclo económico si se presenta una diversificación en cinco años, probablemente se tome una parte baja y una parte alta del ciclo y eso diversifica y reduce el riesgo de estar invirtiendo caro en las partes altas o muy barato en las partes bajas”.
La otra diversificación, que Solórzano detalla, es la que se da a través de los sectores y a través de los mismos manejadores. Con el tiempo y con un poco de análisis, dice, ING hará una selección puntual de aquellos manejadores que parecen mejores que otros. “ Lo más probable es que nos van a generar mayores retornos que la media del mercado. Haciendo una buena selección, podemos hacer una sobreinversión en aquellos fondos o proyectos que nos parecen buenos y hacer una subinversión en aquellos que nos parecen no tan buenos”, dice el experto.
ING, asegura, cuenta ya con gatekeepers con experiencia a nivel mundial y con despachos de asesoría externa que la orientan para tratar de descubrir cuáles son los mejores manejadores. “Sabemos qué estamos buscando: administradores que tengan experiencia financiera, pero también operativa. En este caso la pura experiencia financiera no nos garantiza el mejor de los retornos”, dice Solórzano.
Pero también hay sectores que a ING le interesan más que otros. Por ejemplo, en el sector inmobiliario en donde pondrá el acento en proyectos industriales de logística, así como en el residencial y private equity, entre otros. “Entonces estamos buscando fondos que se dediquen a eso. Con una buena selección, podemos hacer una sobreinversión en los que nos parezcan buenos y una subinversión en los que nos parezcan no tan buenos”, apunta al ejemplificar la estrategia de desinverión de Afore ING.
“Creemos que el mercado está caminando en ese sentido. Está prefiriendo más los fondos que los proyectos”, concluye Solórzano (GS)
La seguridad ante todo: AMAFORE
Para el sector de la administración de los fondos de pensiones, la posibilidad de inversión en instrumentos estructurados se presenta bajo las restricciones más severas que se tienen permitidas por normatividad. Son límites que no tienen ni las acciones, asegura el presidente ejecutivo de la Amafore, Oscar Franco López Portillo.
Las limitaciones de origen responden a la consideración de riesgo que se le asigna a dichos instrumentos, en los que, por sus peculiaridades, y en el caso de que los riegos se materialicen sólo se impacte un segmento muy reducido de los fondos y sólo de aquellas que tendrán tiempo para recuperarse. De ahí que no se pueda invertir en CKD’s el fondo de los trabajadores que están más cerca de la edad de retiro.
Incluso, el fondo de los trabajadores de 46 a 55 años sólo se puede invertir 5%, mientras que para los más jóvenes el límite de inversión es de 10%. Entonces es la cancha más estrecha que se tiene en el régimen de las Afores. Ni los títulos de renta variable tienen un régimen tan restringido.
Por otra parte, agrega Oscar Franco, existe una metodología específica para este tipo de instrumentos que deben cumplir las Afores independientemente de sus propios estándares, que involucran análisis, evaluación y procedimientos para la toma de decisiones. Por ejemplo, específicamente deben contar con todos los votos favorables de los consejeros independientes.
Lo que se hace es reconocer que son instrumentos diferentes. Diferentes a los de deuda y a los de renta variable, pero que tiene algo de ambos, dice Franco. (GS)
Rentabilidad teórica esperada por tipo de instrumento
En el terreno de la teoría sobre los instrumentos de inversión se pueden tener expectativas de rentabilidad, en términos generales, de acuerdo con las características de los mercados en los que participan y el nivel de riesgo que implican.
Títulos de deuda
Se espera que paguen al menos un porcentaje similar al del crecimiento la economía, más la inflación en el periodo.
Entonces si para la economía se tiene un cálculo de crecimiento de 5% a eso le debe agregar la inflación estimada. Por lo tanto se colocan en un umbral de 9%.
Títulos públicos de capital
En el mundo de las acciones, se espera que paguen la rentabilidad histórica que han tenido las empresas públicas. Entonces se llega al rango de los 15%.
Títulos privados de capital
En el mundo de las inversiones privadas, donde los riesgos son mayores, el retorno teórico esperado deberá ser superior. Se llega al umbral del 20%.
Elaborado por Fortuna con apoyo de Tonatiuh Rodríguez.