La ligera línea entre un crédito real y un fraude

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El pasado 23 de junio del 2021, se publicó en el Diario Oficial de la Federación con el oficio Número P031/2021, nuestra autorización para operar como Institución de Financiamiento Colectivo. Al fin, después de un largo camino recorrido desde la aprobación de la Ley Fintech en 2018, hoy Prestadero es una institución autorizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Evidentemente para nosotros es motivo de celebración ya que el trabajo para llegar a este punto ha sido más complicado de lo que muchos pudieran pensar pues, obtener una autorización de este tipo no ocurre sólo con levantar la mano y solicitarla. Y aunque estamos felices por este gran logro, en lo personal tengo una preocupación: Cómo mejorar la Educación Financiera.

El milagro de los créditos que no son milagro

A lo largo del tiempo que llevo trabajando aquí, como persona a cargo del área Marketing, me he topado con infinidad de situaciones, comentarios, quejas y reclamos en nuestras redes sociales de personas que han sido víctimas de fraude por su necesidad de un crédito. Personas que, por decisión propia o desinformación, han decidido no formar parte del sistema financiero mexicano, o que no supieron manejar bien sus fianzas, y al no tener cuenta bancaria ni historial crediticio o un mal historial, tristemente caen en las garras de los famosos créditos milagro que honestamente, han sabido cómo aparentar ser una institución legalmente establecida para defraudar a muchas personas.

Lo peor de esto es que tras una experiencia de fraude, caen en el supuesto de que todas las instituciones de las que no conocen, somos también fraudulentas y les pediremos anticipos bajo cualquier pretexto, para poder entregar el crédito que solicitan.

Ahora, no solo están estos créditos milagro que para inconveniente de muchas financieras legalmente constituidas y reguladas, se anuncian a través de medios digitales como es nuestro caso, sino que también hoy por hoy, han salido al mercado muchas Apps de créditos que también aprovechando la necesidad, falta de educación financiera y de información, dan créditos pequeños que si se dejan de pagar, se vuelven una deuda bastante costosa de cubrir, además del mal uso y manejo de la información personal de los usuarios que, sin leer los términos y condiciones ni el aviso de privacidad, dan su consentimiento para que muchas de estas Apps no reguladas, obtengan la lista de sus contactos y la usen para amedrentar al deudor al primer atraso en su compromiso de pago.

La información que nos separa

Con esto no excuso al deudor, un crédito sea de la cantidad que sea es un compromiso que debe cumplirse, y mucho menos excuso al defraudador. Sin embargo, conjuntando todos estos hechos, anécdotas y comentarios que he visto y en muchos casos contestado, te das cuenta de que hoy, a pesar de que vivimos en una Era Digital, donde la información nos bombardea por todos los medios digitales e incluso tradicionales, y que está a nuestro alcance desde nuestro dispositivo móvil, una gran cantidad de personas no usan esas herramientas digitales para investigar antes de solicitar un crédito.

Entonces llegamos al punto que comprueba que urgen programas de Educación Financiera para todas las edades, pero también incentivar el hambre de conocimiento para investigar e informarse correctamente antes de tomar una decisión que puede afectar tus finanzas personales y las de tu familia.

Además de que con comentarios sin fundamento, de personas que no se han tomado ni un minuto para buscar siquiera el nombre de la institución financiera, desinforman acerca de la veracidad y desmeritan el trabajo de instituciones que ya tienen algunos o varios años de experiencia en el sector financiero, y que de cierta forma, también pagamos los “platos rotos” por aquellos que abusan de la necesidad y confianza de personas que necesitan crédito de forma urgente y que caen en la promesa de un crédito con excelentes condiciones a través una App (aquellas que aparecen y desaparecen de las tiendas de aplicaciones), o a cambio de un anticipo.

La ligera línea entre un crédito real y un fraude o entre un crédito con mejores condiciones que otro es la decisión de tomarse unos minutos para investigar y estar lo mejor informados posible.

Por: Sara Sandoval Picazo*

*Gerente de Marketing de Prestadero.com