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Según la organización, el decreto firmado hoy por el presidente López Obrador en Palacio Nacional se suma a una larga lista de acciones fallidas para combatir el tabaquismo en México.
La prohibición a la venta y circulación de cigarros electrónicos o vapeadores dejará en el desamparo a, por lo menos, 1 millón de mexicanos que consumen estos dispositivos y que los han empleado como una alternativa al consumo de cigarrillos, consideró la organización Pro Vapeo México.
Peor aún, “ante la necedad y cerrazón de la Secretaría de Salud empeñada en ésta absurda prohibición, la mayoría de los 17 millones de adultos fumadores mexicanos simplemente seguirán fumando cigarros tóxicos pese a los grandes discursos y las celebraciones del 31 de mayo”.
De acuerdo con Roberto Sussman, director general del Pro Vapeo México y miembro del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, el porcentaje de fumadores en el país se ha mantenido estable entre 15 y 20% desde 1999 “lo cual denota el fracaso de las autoridades de salud para combatir el tabaquismo”.
“A la fecha —añadió— su reacción ante este fracaso ha sido proponer legislación más agresiva. Sin embargo, legislar no cambiará la realidad del fumador mientras se insista en ofrecer únicamente los métodos tradicionales para dejar de fumar que no han funcionado a nivel poblacional”.
“¿Qué opciones ofrecen las autoridades en México a los fumadores?”, cuestionó Sussman.
“Los fumadores pueden adquirir chicles y parches de nicotina cuyo costo por uso durante las seis semanas de tratamiento es del orden de 4,000 pesos, además de que son poco eficaces y no es fácil conseguirlos”, explicó.
Esto, cuando el medicamento Champix, desarrollado por la farmacéutica Pfizer en el 2006, ha sido retirado del mercado.
El fumador que busca dejar su adicción también puede comunicarse a la “Línea de la Vida” de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) donde puede recibir diez horas de terapia sin un seguimiento posterior, o recibir apoyo en el IMSS o el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) quienes “por los recortes en el sector salud carecen de recursos y personal calificado”.
“Ante este panorama desolador, la sustitución del cigarro de tabaco por productos no combustibles puede ser una opción más práctica y económica para millones de fumadores, ya que les mantiene el ritual de fumar disminuyendo enormemente los riesgos y la ansiedad de la abstinencia de nicotina, no requiere fármacos caros, ni modificar sus horarios o hábitos para acudir a hospitales o clínicas lejos de su domicilio”, concluyó Sussman.
Por Raúl Castro-Lebrija