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“Tener zonas de producción muy lejanas de las zonas de consumo ya es un modelo que no permite ser competitivos”, asegura en entrevista Remy Guyot, director general de Amerisa Logistics.
Hubo un pasado en el que, para muchas empresas, prácticamente era motivo de orgullo realizar diferentes procesos en diferentes países.
Es decir: las oficinas corporativas se ubicaba en una nación, los procesos de ingeniería e investigación se efectuaban en un país europeo y las plantas de manufactura se instalaban en Latinoamérica o Asia.
Pero de pronto llegó la pandemia y cambiaron las reglas del juego.
La suspensión de actividades paró las operaciones en puertos de todo el mundo, lo que afectó el libre tránsito de mercancías. Muchas industrias se quedaron sin materias primas o componentes para la producción, lo que afectó a sectores enteros y terminó por generar inflación en muchas naciones.
Lo mismo se vio afectado el sector del café que la industria automotriz. Casi nadie se escapó.
“Estamos viendo que, definitivamente, tener zonas de producción muy lejanas de las zonas de consumo ya es un modelo que no permite ser competitivos”, asegura a Revista Fortuna Remy Guyot, director general de la firma Amerisa Logistics.
Desde hace 11 años, la compañía ofrecer servicios logísticos a clientes en México y Estados Unidos de los sectores automotriz, de materias primas, alta tecnología, e-commerce y consumo masivo.
Con esa experiencia explica que “lo estamos viendo con nuestros clientes que tienen operaciones exclusivamente de importación desde Asia y, ahora, su cambio estratégico es abrir plantas productivas en México porque su mercado es mexicano”.
Esas empresas “ya están empezando a reducir estas distancias, estos tiempos de entrega, esos costos adicionales de importación de productos terminados, para producir y transformar aquí en México”.
Es decir, produciendo en México en lugar de naciones asiáticas tendrán una mejor capacidad de respuesta para atacar el mercado de Norteamérica, en lugar de producir en Asia donde en algún tiempo resultó más competitivo.
La compañía incluso trabaja con algunos clientes ofreciendo la posibilidad de almacenar componentes, para que no se repitan problemas como los del sector automotriz que, en lo más difícil de la pandemia, debió parar líneas de producción por la falta de chips.
El ejecutivo también considera que la pandemia “ha sido un acelerador donde muchos actores de la industria B2C —Business to Consumer— que comercializan productos para el consumo humano van a requerir de un canal de distribución y ventas de e-commerce”.
Es decir, el problema obligó a muchos sectores —tuvieran nociones de comercio electrónico o no— a adoptar plataformas digitales para distribuir sus artículos, lo que benefició a industrias de consumo masivo, como la del Tequila.
“Los mayoristas que existían y que hacen las entregas en camiones completos, en cadenas de retail o cadenas de abarroteros muy grandes, yo creo que ya se están empezando a preocupar un poco en comparación de los productores más chicos pero que tienen mucha visibilidad on line y con un canal de distribución de e-commerce”, concluye.
Por Raúl Castro-Lebrija
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