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La agencia calificadora de riesgos Moody´s Investors Service dijo que la reforma eléctrica que promueve el Gobierno Federal frenará la inversión privada y retrasará el camino de México hacia energías más limpias, causando estrés crediticio en las emisiones futuras de deuda de empresas que operan en el país.
“La iniciativa de reforma eléctrica retrasaría la implementación de medidas de transición de carbono, intensificando (el) estrés crediticio futuro para emisores mexicanos” aseveró en un trabajo especial sobre transición de carbono en el País.
En su análisis, la agencia de riesgos crediticios sostiene que el cambio de política energética aumentará la dependencia del País a las importaciones de gas para producir energía, lo que contribuirá a mayores costos en la electricidad a más largo plazo.
Es decir, la dependencia del País hacia combustibles fósiles se haría todavía más aguda, en detrimento de las inversiones en energías renovables.
La agencia afirma que, inclusive, bajo las condiciones actuales, el País ha perdido el paso en la expansión de proyectos de generación de energía renovable.
“México ha desacelerado materialmente el desarrollo de generación renovable, y (con) la reforma propuesta corre el riesgo de ralentizar aún más la inversión al menos hasta 2025”, señala, refiriendo la conclusión del periodo presidencial en 2024.
Más riesgos
Moody´s advierte que las empresas del Sector Industrial enfrentan un riesgo adicional en materia de transición de carbono, cuando los acreedores internacionales están favoreciendo a empresas verdes, que reducen emisiones y diversifican actividades comerciales rentables con bajas emisiones de carbono.
“La reforma reduciría la disponibilidad de fuentes de energía renovable y posiblemente aumentaría precios de la energía, elevando así los costos operativos de las empresas”, advierten en la investigación especial los analistas Adrián Garza, Renzo Merino, Nymia Almeida, Felipe Carvallo, Frank Medrisch y Cristiane Spercel.
El acceso restringido a las energías renovables en el sector empresarial también impide que las empresas alcancen sus propios objetivos de emisiones, importante para las industrias con una alta exposición comercial a los mercados internacionales, como los fabricantes de automóviles y las industrias de minería y aviación.
Carbonizados
De aprobarse la iniciativa de reforma energética propuesta por México, habría un incremento de las emisiones de carbono, en lugar de una reducción, como había estado ocurriendo, de manera lenta, a partir de 2016.
México no tiene hoy un objetivo de emisiones netas de carbono, por lo que ha mantenido sus objetivos de reducción de emisiones sin cambios en la más reciente actualización. Sin embargo, el País sí aumentó las emisiones en el escenario business-as-usual (BAU).
Moody´s indica que el retraso que muestra el País para incorporar medidas de transición de carbono creará estrés crediticio futuro para los emisores, en contraste con otros países de América Latina que han avanzado en la transición, como Chile y Colombia, que han definido objetivos netos cero para el 2050, o el caso de Panamá, que es carbono negativo debido a las grandes extensiones de bosques en su territorio.
Una investigación realizada por BBVA en octubre pasado estimó que el país emitió 804 millones de toneladas de bióxido de carbono equivalente (MtCO2e) de gases efecto invernadero en 2020, que representan cerca del 1.3% de las emisiones globales.
Las metas del componente de mitigación de México, que incluyen la reducción de 22% y 52% de las emisiones de gases efecto invernadero y las de carbono negro, respectivamente, refieren compromisos con un estatus “no condicionado”, que consideran que cada país puede trazar un plan con sus propios recursos.