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La contaminación acústica, los incendios forestales y la alteración de los ciclos de vida de especies animales y vegetales, son señalados en el más reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
La contaminación acústica en las grandes ciudades, los incendios forestales en cada vez más regiones del planeta y la alteración en los ciclos de vida de especies animales y vegetales, son las tres principales amenazas que enfrenta el planeta, de acuerdo al Informe Fronteras, publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Según el reporte los sonidos prolongados y de altos decibeles provocados por el tráfico vehicular, los ferrocarriles e incluso por actividades de ocio, pueden derivar en “enfermedades cardíacas graves y trastornos metabólicos como diabetes, discapacidad auditiva” e incluso incidir en la salud mental.
De hecho, “la contaminación acústica ya provoca 12,000 muertes prematuras cada año” y afecta a uno de cada cuatro ciudadanos en la Unión Europea.
“Los niveles de ruido aceptables se superan en muchas ciudades de todo el mundo”, aunque el informe pone especial énfasis en Argel, Bangkok, Damasco, Dhaka, Ho Chi Minh, Ibadán, Islamabad y Nueva York.
Y el ruido no solo afecta a los seres humanos, ya que “también es una amenaza para los animales, alterando las comunicaciones y el comportamiento de varias especies, incluyendo aves, insectos y anfibios”.
Con respecto a los incendios forestales, el reporte del PNUMA detalla que “cada año, entre 2002 y 2016, se quemaron aproximadamente un promedio de 423 millones de hectáreas” de la superficie de la Tierra. Esto representa, aproximadamente, un área del tamaño de la Unión Europea.
“El humo y las partículas de los incendios forestales tienen consecuencias significativas para la salud, con impactos a menudo exacerbados entre las personas con enfermedades crónicas, las mujeres, los niños, los ancianos y los pobres. También se espera que los cambios en los regímenes de incendios conduzcan a una pérdida masiva de biodiversidad, poniendo en peligro a más de 4,400 especies terrestre y de agua dulce”, advierte el Informe.
Finalmente, el PNUMA alertó que el cambio climático altera los ritmos naturales de los seres vivos, toda vez que “las plantas y los animales en los ecosistemas terrestres, acuáticos y marinos utilizan la temperatura, la duración del día o la lluvia, como señales de cuándo desplegar la hoja, florecer, dar frutos, criar, anidar, polinizar, migrar o transformarse”.
Estas alteraciones —conocidas como cambios fenológicos—“serán un desafío para la producción de alimentos frente al cambio climático. Los cambios en la fonología de las especies marinas de importancia comercial y sus presas tienen consecuencias significativas para la productividad de las poblaciones y las pesquerías”.
Por Raúl Castro-Lebrija