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Antes de que la Bolsa de Valores (BMV) cerrara sus operaciones del jueves 16 de diciembre, miles y miles de accionistas minoritarios de Aeroméxico, la línea aérea bandera del País, seguían comprando acciones de la compañía en niveles de 2 pesos, incluso tras el anuncio de una oferta pública de adquisición (OPA) de acciones voluntaria, a razón de 1 centavo de peso mexicano por cada una de las acciones en circulación de la compañía.
Con ese diferencial, ninguno de ellos, en un tiempo, volverá a ver el capital invertido.
Hoy el valor de mercado de Aeroméxico es nulo frente a los ejercicios de años anteriores, y a partir de que realizó su debut en la BMV por medio de una Oferta Pública Inicial el 13 de abril de 2011.
Las acciones en circulación o el “free float” de la compañía vale sólo 3.2 millones de pesos (mdp), de acuerdo con analistas del mercado de valores que llevan la cobertura de la emisora, que prefirieron no ser citados.
Los títulos de la aerolínea cayeron hasta los 91 centavos de peso, su peor precio en toda su historia después de su privatización en 2007.
“Fueron miles y miles, entre inversionistas de fondos de inversión o indirectos, porque una persona puede ya comprar acciones sin estar en fondos”, expresó un operador de mesa de capitales.
Las autoridades bursátiles decidieron este viernes suspender temporalmente la cotización de Aeroméxico en el intradía para poner freno a mayores pérdidas entre los minoritarios, que representan el 49% del capital social de la compañía.
“Desde semanas atrás se veía venir que la reestructuración tendría un costo. Se suponía un esquema de financiamiento, probablemente con la contratación de más deuda para no diluir más el capital acompañado con una capitalización de parte de los acreedores por medio de un pago de acciones, pero el anuncio de la OPA fue un factor de mayor sorpresa”, consideró Carlos González, director de análisis económico del grupo financiero Monex.
Aeroméxico presentó a mediados de 2020 un plan de reestructuración bajo el capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos ante los impactos que tuvo la Pandemiadesatada por el Covid-19 en sus indicadores financieros y operativos.
“La estructura financiera (de Aeroméxico) es muy mala, y técnicamente la empresa está en quiebra, con una relación donde su nivel de pasivos es 1.5 veces superior al valor de sus activos”, explicó un experto en el tema.
Entre 2018 y en 2019 la aerolínea había enfrentado ya precios máximos de petróleo -con afectaciones directas en sus costos de turbosina- depreciaciones cambiarias, y hasta el retiro de naves con defectos de fabricación, que afectaron al Sector en general a nivel global por la reducción en la oferta de asientos.
El jueves de esta semana, el grupo de control de la aerolínea informó que una sociedad no relacionada con la empresa iniciará trámites ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la BMV para realizar la OPA de acciones voluntaria, y que el mayor socio de la aerolínea, Delta Airlines, no concurrirá a la oferta.
El socio mayoritario de Aeroméxico, hoy un con una participación de 51% del capital de la aerolínea, de acuerdo con los expertos, diluye su participación a 20%, según lo que informó ayer el grupo de control.
Entre los nuevos accionistas figurarán también el grupo de accionistas mexicanos estratégicos, con un 4.10% de participación, y Apollo Global Management, con un 22.38 por ciento.
Algunos expertos indicaron que el gobierno mexicano dejó sola a la línea aérea bandera del País, la única con una cobertura de vuelos a nivel mundial, cuando varios gobiernos hicieron planes para un rescate equilibrado de la industria durante la peor crisis financiera y sanitaria en décadas.
“Creemos que las aerolíneas, en términos generales, no son una buena inversión. En México, pagan en dólares el arrendamiento de su flota y cobran en pesos sus servicios, lo que es un mal negocio”, señaló un estratega de un family office, un esquema de gestión de inversiones para familias con un alto poder adquisitivo.