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Trump Vs el mundo: El significado de una guerra comercial. En el transcurso de este año, el presidente de los Estados Unidos, ha aplicado a sus socios nuevas tarifas en la importación de paneles solares, aluminio y acero, línea blanca, equipo electrónico y partes de computadora/celular.
Un poco de historia
Fue después de la Segunda Guerra Mundial que el orden económico global – liderado por los países aliados vencedores – estableció las reglas de juego a partir de la Conferencia de Bretton Woods en 1944. Fue en esta época cuando nacieron los bancos y organizaciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Hoy, gracias a la Administración Trump y al surgimiento de un nacionalismo radical a nivel mundial, ese orden económico está en amenaza. Pero ¿qué significa para el mundo? El panorama es incierto. Como diría Adam S. Ponce en uno de sus artículos para la revisa Foreign Affairs: “el mundo donde EU deja el liderazgo del sistema que construyó será más pobre, más desagradable, más injusto y más peligroso para todos.”
Mi observación se basa en tres enfoques: el comercial y económico, el del papel de la OMC y el cambio de liderazgo en este “nuevo” orden económico.
El papel de la OMC
Con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos se ha cuestionado el papel de la OMC; ha enviado señales a sus socios de América del Norte negociar un TLCAN bilateral; se ha favorecido el liderazgo de China en el comercio internacional; y se ha sacado a EU de los convenios marco en asuntos estratégicos como el comercial (TPP) o de cambio climático (Pacto de París).
En el transcurso de este año, Trump ha aplicado a sus socios nuevas tarifas en la importación de paneles solares, aluminio y acero, línea blanca, equipo electrónico y partes de computadora/celular, etc. Según la revista The Economist, el comercio amenazado por tarifas a la importación de bienes y servicios que entran a EU suma 298 mil millones de dólares y de consolidarse el resto de las represalias, podría llegar a afectar hasta el 13 por ciento de todas las importaciones.
Pero estos “roces” comerciales no solo quedan del lado de EU; más de ocho de sus socios – incluyendo China, Turquía, India, Canadá, México y la Unión Europea – han interpuesto medidas arancelarias. Estas medidas son equivalentes a 79 mil millones de dólares tan solo en este año, lo que significa que el 6 por ciento del total exportado al mundo está bajo amenaza de tarifas, según datos de The Economist.
Guerra Comercial
Un ejemplo de cómo una guerra comercial puede tener implicaciones económicas es la de la Unión Europea. Recordemos que Trump había amenazado con imponer tarifas adicionales (20 por ciento) a los sectores automotriz y de autopartes. A finales de julio, Jean-Claude Juncker – presidente de la Comisión Europea – se reunió con Trump para explorar caminos alternativos y buscar acuerdos mutuamente beneficios que detengan la guerra comercial- se sabe que la Comisión Europea había ideado un plan “B” en caso de que la reunión Juncker-Trump hubiera fracasado.
Se dice que la UE ya tenía identificados los principales bienes americanos que pudieron haber sido sujetos a tarifas arancelarias- Si bien con la visita de Juncker se logró evitar la imposición de aranceles, el precio fue alto: la UE tendrá que dar preferencia a la compra de gas licuado y soja americana. Como bien diría Ponce: “EU buscará los tratados bilaterales en vez de los multilaterales, una receta para la coerción económica en vez de cooperación”.
Pero el asunto no se queda solamente en la parte comercial; en principio quienes llevan la “batuta” de las pláticas son los países que tienen la mayor afectación por su comercio con EU (Alemania y los países bajos).
En otras palabras, las negociaciones se centran solo en las partes representadas. Otro elemento tiene que ver con los problemas estructurales que no se resuelven con un convenio con Trump. Me refiero al abultado superávit comercial que posee Alemania relativo al resto de la EU; referente a la potencial amenaza de la industria automotriz asiática que podría reducir significativamente sus costos por la eliminación de tarifas arancelarias; es decir a la consolidación fiscal necesaria para resolver los déficits comerciales en la UE.
Orden económico mundial
Y es que mucho de la guerra comercial se traduce en amenazas hacia el orden económico mundial. El orden económico actual tiene sus áreas de oportunidad, pero ha enmarcado el avance y progreso que trae la globalización para que sea más justa: establecer las reglas generales de comercio, ofrecer la libertad de comerciar, instaurar juicios donde los países resuelvan controversias y/o se respeten los derechos de propiedad.
Sin estos elementos, no podríamos entender el crecimiento de las naciones vía comercio e inversión, en especial en países en vías de desarrollo. Pero una guerra comercial significa también para los países en desarrollo un juego “suma cero”; los consumidores de EU pagarán precios más altos por los productos y servicios en tanto que las empresas americanas tendrán que importar insumos más caros poniendo en riesgo su competitividad. De hecho, hay quienes se preguntan si una guerra comercial y la (dura) postura de EU podrían llevar al mundo al siguiente ciclo recesivo.
Postura de Estados Unidos
Un tema clave es el nuevo papel de la OMC bajo este escenario. Desde su creación, este organismo ha sido el espacio de encuentro para la solución de controversias al que han recurrido por igual países en vías de desarrollo como desarrollado. Irónicamente esta misma organización que fue fundada por EU y sus aliados se “tambalea” ante la retórica de la Administración Trump. Un ejemplo de ello fue lo sucedido en el 2017 cuando por primera vez la Declaración Ministerial reflejó la falta de conceso y división para ratificar el acuerdo de Doha. Pero ¿qué significado tiene para el mundo que la OMC y sus mecanismos de comercio global dejen de existir?
Como se mencionó en párrafos previos, sin la OMC significa que no hay quien vele por el “piso parejo” en el intercambio comercial; los países menos favorecidos tendrán poco peso mientras que los desarrollados tendrán una sobrerrepresentación; se establecerán medidas proteccionistas sin reparo; y definitivamente el mundo entrará en un periodo de recesión ante la imposibilidad de crecer vía exportaciones e inversión. Y no me refiero solo a la entrada de capitales, sino a la entrada de ayuda internacional y medidas económicas que apoyen a los países más pobres.
China y la OMC
Irónicamente, China se ha aproximado como nunca a la OMC y ha apoyado la reforma del organismo. ¿Por qué el país asiático estaría tan interesado en preservar el status-quo del sistema económico? El interés está en el seno del partido comunista chino; los planes de desarrollo – iniciativa OBOR – de China no pueden prevalecer en un sistema que no garantice legitimidad, prosperidad y certeza jurídica a los empresarios y gobierno chinos.
Hay críticos, como Ponce, que ven muy difícil el surgimiento de un nuevo líder dada la importancia económica que tiene EU y que, por mucho, sobrepasa la de China o Alemania. No obstante, el mismo autor señala que no hay riesgo de una recesión mundial a menos de que la Administración Trump decida declarar una guerra comercial contra China, cosa que no está lejos de ocurrir.
Mi opinión: en la política, como en muchas otras cosas, es muy común observar el reemplazo de un jugador ante la ausencia que ha dejado otro. En el actual escenario cabría preguntarse ¿quién liderará el nuevo orden económico una vez que EU se “distancie” y qué cambios vendrán de ese desconocido orden económico? Ahí se lo dejo a la reflexión.