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Convencido que “las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, Donald Trump ha puesto al mundo al borde de una en su versión moderna, tras su decisión de imponer aranceles compensatorios para las importaciones de acero y aluminio, que incluso ha le llevó a amenazar a las fabricantes de autos europeas.
Y estamos a horas o días de conocer la decisión efectiva y su impacto real; sin embargo, lo adelantado por el propio Trump de imponer aranceles de 25 por ciento y 10 por ciento a las importaciones de acero y aluminio respectivamente, es clara.
Al igual que lo es lo expuesto por el secretario estadunidense de Comercio, Wilbur Ross, en el que precisa que la sanción será aplicable a todos los países.
Ross habló horas después de entrevistarse con el secretario de Comercio mexicano, Ildefonso Guajardo, quien viajó específicamente a Washington para advertir sobre los riesgos de los aranceles referidos.
El desacuerdo entre los países que resultarán más afectados están Canadá, Brasil, la Unión Europea e inclusive China, están considerando medidas en contra del sector agrícola en Estados Unidos.
La Unión Europea y la OMC han manifestado posiciones semejantes, está ultima legítimamente preocupada del grado de discrecionalidad que una medida de esta naturaleza representa para un comercio mundial basado en reglas.
Incluso en México la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero de México (Canacero), pidió no solo responder de manera equivalente, sino tener en cuenta las consecuencias por el desequilibrio que implica para la industria en el país.
Políticas arcaicas
Sin importar la evolución y las tendencias de la economía global, la perspectiva de la actual administración estadunidense se mantiene apegada a los criterios de los años 60, cuando imperaba el proteccionismo e, incluso la “guerra fría”, como es el caso de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial.
De manera oficial, Canadá declaró inaceptable que se consideren las exportaciones de su país como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.
La ministra Chrystia Freeland señaló que, su país es un proveedor seguro de acero y aluminio para el sector de defensa y seguridad de Estados Unidos.
Además, indicó que a Canadá se le reconoce en la legislación estadounidense como parte de la plataforma tecnológica e industrial de defensa nacional de EU.
Una agenda proteccionista
El comercio de estas dos materias primas representa nada más alrededor de 3 por ciento del comercio global, por lo que los efectos directos sobre el dinamismo de la economía global serán limitados. No obstante, la imposición de tarifas supone el riesgo de que se desate una guerra comercial ante la posibilidad de que los países afectados tomen represalias, señaló Banorte.
En el mismo sentido, Oxford Economics indicó que la principal preocupación es que desencadena medidas proteccionistas más generalizadas. Podría llevar a una ola de políticas de ojo por ojo, acelerando la aparente recuperación del proteccionismo, en primer término.
En segundo lugar, si la política de Trump se considera un éxito político, puede animarlo a revelar más aranceles y, en tercer lugar, una fuerte aprobación nacional también podría alentar a otros gobiernos de tendencia populista a adoptar políticas de “imitación”, señaló Oxford Economics.
La guerra ya comenzó
La medida será firmada por el presidente en el transcurso de la semana que empieza y entrará en vigor de manera inmediata; sin embargo, las consecuencias se observaron desde el primer anuncio, el dólar acumula una depreciación del 0.6 por ciento frente a una canasta de divisas de países desarrollados, además ha afectado a la moneda mexicana que elevó la paridad con el dólar a un máximo de cotización de 18.98, de acuerdo con Monex.
Los efectos económicos de una guerra comercial podrían ser muy dañinos; si EU saliera del TLCAN y presentaran aranceles de base amplia del 25 por ciento sobre las importaciones procedentes de China y del 10 por ciento sobre Corea del Sur y Taiwán, el crecimiento mundial se vería seriamente dañado.
Como consecuencia, el crecimiento del PIB mundial se desacelerará a 2.5 por ciento este año, en comparación con nuestro pronóstico de referencia de 3.2 por ciento y el crecimiento se desacelerará aún más a alrededor de 1.5 por ciento en 2019 aproximadamente 1.5 puntos por debajo de nuestro pronóstico de referencia, estima Oxford Economics.
No obstante, los escenarios que se describen, Donald Trump amenazó a Europa con imponer sanciones para las importaciones de automóviles, luego de ser advertido de que tendría una respuesta por parte de la UE.
De manera concreta, Alemania indicó que una guerra comercial no beneficia nadie.
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