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El crecimiento promedio del producto interno bruto (PIB) de América Latina se aceleraría al 3.5% en 2013, desde cerca del 2.5% de 2012, con el liderazgo del gigante de la región Brasil, estimó Standard & Poor’s en un reporte publicado este miércoles.
En un artículo titulado “Crecimiento Económico de América Latina Repuntará Levemente en 2013”, la agencia calificadora de riesgo apunta a una mejora gradual en el PIB de la región al disiparse las preocupaciones sobre el ‘abismo fiscal’ en Estados Unidos y la temida debilidad económica asociada.
“El repunte se basa, esencialmente, en una recuperación en Brasil, donde los estímulos fiscales, monetarios y crediticios, así como también los intentos políticos para reenfocarse en las perspectivas de inversión de mediano plazo deberían apoyar gradualmente un alza del PIB y de la demanda doméstica”, dijo Lisa Schineller, analista de crédito de S&P.
Sobre México, la segunda mayor economía de la región, la analista estimó que vería una leve desaceleración en su crecimiento, especialmente por los efectos de una producción industrial más moderada en Estados Unidos, su principal socio comercial.
En tanto que para la mayoría de los países más pequeños de la región, como Colombia, Chile, Perú y Panamá, la agencia espera, a nivel general, un crecimiento sostenido en 2013, a tasas más o menos similares a las del 2012.
“No obstante, la esperada recuperación en América Latina en 2013 es de un crecimiento inferior al promedio de 3.7% de los últimos 10 años”, destacó Schineller.
Además, la agencia espera una mejora en los factores externos con Estados Unidos resolviendo su situación fiscal, Europa saliendo de la recesión hacia finales de año y China repuntando.
“Pronosticamos que la economía estadounidense crecerá poco más de 2%, que el PIB real de la zona euro promedie -0.1% y un crecimiento de China de alrededor de 8%, aunque varios puntos porcentuales menos que en los últimos años”, indicó
México, ante el reto de ser una economía desarrollada
Once países se están sumando a Brasil, Rusia, India y China en la función de motorizar el crecimiento mundial de la economía mundial: Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, Corea del Sur, México, Nigeria, Pakistán, Filipinas, Turquía y Vietnam.
Diez años después de haber pronosticado con acierto que las economías de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) darían lugar a un nuevo orden económico global, Jim O’Neill explica en el libro The Growth Map (‘El mapa del crecimiento’) cómo será el nuevo mapa económico hacia el año 2050, de acuerdo con CNN.
En primer lugar, identifica tres grupos dentro de los N-11, cada uno de los cuales tendrá sus propios retos. El primer grupo está conformado por Corea, México y Turquía, donde los ingresos y niveles de desarrollo ya son altos, las condiciones para el crecimiento, aceptables, y el reto es mantener y mejorar dichas condiciones para llegar al nivel de las economías más ricas del mundo.
El segundo grupo lo integran Indonesia y Filipinas, que “necesitan avanzar más para acercarse al primer grupo”. En el tercer grupo incluye a Egipto, Nigeria, Pakistán y Bangladesh, “los cuales son muy diferentes entre sí, pero todos tienen el potencial para incorporarse al grupo más grande de las economías, pues sus historias de crecimiento son impactantes”, escribe O’Neill.
El autor afirma que en 2050 veremos un club de ricos compuesto por Rusia, Corea y todo el G7, excepto Italia; un grupo con ingresos altos a medios que incluye Italia, México, China , Brasil y Turquía; un grupo con ingresos medios a bajos donde están Vietnam, Irán, Indonesia, Egipto, Filipinas e India; y finalmente, un grupo con ingresos bajos con Nigeria, Pakistán y Bangladesh.
Agrega que pensar en estas nuevas divisiones “nos ayudaría a nosotros y a los inversionistas y empresas a detectar qué regiones del mundo estarían creciendo, cómo avanzará su riqueza y hasta qué punto y cómo se comportarían sus poblaciones como consumidores”.
El autor finalmente habla de un nuevo orden mundial en el que Europa, Estados Unidos, el G-7 y las autoridades como el FMI y el Banco Mundial deben revisar sus estructuras. La crisis financiera ha demostrado que ahora las 15 naciones (entre BRIC y N-11) han salido de ésta en mucho mejor forma que las economías occidentales más importantes.
Mercados de crecimiento
Los mercados del crecimiento -explica O’Neill- son países que tienen una demografía y un impulso de productividad adecuados para crecer más de prisa que la media mundial. Gozan de entornos de crecimiento mejores que la mayoría de los mercados emergentes, así como de la infraestructura financiera, el tamaño y la profundidad de mercado exigidos por los inversionistas internacionales”.
Para que los inversionistas comprendan las oportunidades asociadas a los BRIC y las autoridades capten los cambios en el mundo, deben contemplar estos países separados de los “mercados emergentes” tradicionales.
El modo más sencillo de demostrar el poder de los mercados de crecimiento es el desarrollo potencial de su PIB combinado nominal desde 2010 hasta 2019: 16,000 millones de dólares.
Hacia 2050, México podría ser la sexta economía mundial, comparable a la de Rusia, afirma el autor del libro The Growth Map, “si desarrolla todo su potencial”, con lo que obtendría ingresos similares a los de los países desarrollados.
Para lograr este potencial, O’Neill apunta a un factor determinante, que es el incremento de la productividad. Actualmente, explica, no está claro el detonante de la productividad. Si fuera tan sencillo el crecimiento, sería más predecible y alcanzable.
Un factor que ayuda a determinar esto es el llamado Índice Ges que consta de trece variables distintas: cinco de naturaleza macroeconómica y ocho, microeconómica. Dentro de la macroeconómica están: inflación, deuda pública, gasto de inversión, deuda externa y grado de apertura. En la microeconómica están: uso de teléfonos móviles, uso de internet, computadoras, esperanza de vida, educación, Estado de Derecho, corrupción y estabilidad gubernamental.
Pero, para el autor, la educación es quizás la variable más importante a la hora de conducir a la población activa hacia una mayor productividad. En esta línea uno de los principales objetivos de los países N-11 tiene que ser la adopción de políticas capaces de aumentar sus puntuaciones ges. Si lo hacen, producirán los escenarios espectaculares que O’Neill predice para 2050.