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Una productiva vinculación comercial y empresarial podría construirse entre ambos países. Sin embargo, el gobierno mexicano ha postergado la firma de un Tratado de Libre Comercio con Australia argumentando falta de competitividad.
Se trata, no obstante, de una protección que puede resultar costosa en el largo plazo.
Luz María de la Mora*
La relación México-Australia pasa por un muy buen momento. El intercambio entre ambos países se ha desarrollado de manera balanceada, y el comercio y las inversiones aunque aún se encuentran en niveles bajos mantienen una tendencia a la alza.
En 2009, el comercio bilateral fue de 1,305.4 millones de dólares (md) de los cuales 517.6 md fueron exportaciones mexicanas a ese mercado (0.23% de las ventas de México al exterior). En la presente década (2000-2009), las exportaciones mexicanas a ese país han crecido a un tasa anual de 22.4%, mientras las importaciones provenientes de Australia lo han hecho 11.1%.
En el terreno de las inversiones, Australia y México se han ido convirtiendo en destinos mutuos apoyados por el Acuerdo para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones firmado en 2005. Aunque las inversiones son pocas, éstas han ido en aumento. Australia ha invertido en México alrededor de 250 md en sectores tales como minería y servicios financieros (ejemplo: Macquarie Bank) y explora posibilidades de desarrollar mayores coinversiones en minería, el sector automotor, la agroindustria y las energías renovables. Igualmente, el empresariado mexicano comienza a observar con interés el mercado australiano. Hoy las inversiones mexicanas en ese país superan los 116 md. Empresas mexicanas como METALSA y GRUMA ya están en Australia como parte de sus estrategias de globalización. En diciembre de 2009 METALSA adquirió dos plantas para la fabricación de autopartes que se incorporan a vehículos de Ford y Toyota en ese país.
Más allá del comercio común
México y Australia no son socios comerciales tradicionales. En abril pasado el Ministro de Comercio de Australia, Simon Crean, realizó una gira por América Latina y México fue el primer país que visitó. El Ministro Crean buscó promover un mayor acercamiento pues hoy Australia es el socio comercial de México número 26 (con sólo 0.28% del comercio total de México en 2009) y a su vez México ocupa el sitio 30 para Australia. Su visita sirvió también para poner sobre la mesa la posibilidad de innovar y profundizar la relación explorando conjuntamente terceros mercados como los de Asia.
Australia cuenta con una larga trayectoria, conocimiento y penetración exitosa en diversos mercados de esa región. Si bien una mayor presencia de México en diferentes países asiáticos requiere de un gran plan con una diversidad de acciones bien diseñadas y coordinadas, una de las vías a explorar puede ser precisamente el identificar países como Australia que pudieran ser socios estratégicos de México para incursionar exitosamente los mercados de Asia.
¿Cómo puede México establecer una sociedad con Australia para lograr dicho propósito y por qué podría estar en el interés de México hacerlo? Hay ciertas condiciones y coincidencias que permiten pensar en una asociación más profunda no sólo en términos bilaterales sino para explorar terceros mercados.
Ambos países comparten una cultura empresarial semejante y valores similares lo que permite pensar en la posibilidad de establecer alianzas de largo plazo. Las economías son de tamaños parecidos; Australia es la 13ª economía con un PIB de 997 mil md y México es la 14ª con uno de 874 mil md Ambos son importantes actores en el comercio internacional; México ocupa la décima posición como exportador e importador a nivel mundial mientras que Australia está en el lugar 14 (considerando a la UE como uno) y hay complementariedades que ya se ven reflejadas en las exportaciones que realizan ambos).
Gran parte de las exportaciones de México a Australia se concentran en aparatos mecánicos, autopartes, equipo eléctrico y electrónico, bebidas, fertilizantes, productos farmacéuticos, plásticos y productos de hierro y acero, por mencionar los principales. Aunque el comercio es pequeño tiene un buen grado de diversificación. Aquí México podría buscar oportunidades de acceso no sólo en ese país sino establecer alianzas o asociaciones estratégicas con empresas australianas para explorar mercados en Asia dada la sólida plataforma industrial y experiencia exportadora australianas. Estas asociaciones serían posibles en sectores como minería, aluminio y acero, automotor o farmacéutico que constituyen la oferta exportable de Australia y son complementarios para México. En el caso específico del sector minero, Australia es líder indiscutible a nivel mundial, es un centro estratégico de producción de minerales, y es el principal proveedor de hierro a China. Con la reciente firma del Memorándum de Entendimiento México-Australia en materia de minería durante la visita del Ministro Crean a México se estableció una base jurídica para incrementar la cooperación y promover inversiones mutuas en este sector así como para explorar terceros mercados.
Una cura para la enfermedad
El déficit comercial de México con Asia ha sido una constante, de manera particular con países como China o Corea del Sur. De los 10 socios comerciales más importantes de México, cinco son asiáticos: China (2°), Japón (4°), Corea del Sur (6°), Taiwán (9°) y Malasia (10°). En 2009, México importó de estos cinco socios 63,512.5 millones de dólares y les exportó 4,637.8 millones de dólares; un monto igual a las exportaciones mexicanas a los países de Centroamérica y el Caribe en ese periodo. En el mismo año México le vendió a todo Asia alrededor de 7,590.2 millones de dólares lo que representó un poco más de 3.30% de sus ventas totales al exterior. La proporción importaciones/exportaciones de México con esa región es de 1 a 11. En otras palabras, por cada dólar que México vendió a esos países les compró un poco más de 11 dólares.
Una alternativa para que México empiece a buscar una mayor presencia puede ser establecer asociaciones con un país como Australia. México le compra a Asia pero escasamente le vende. Asia es un mito y un reto para México. La distancia que los separa no sólo es geográfica y de husos horarios; también es de lengua, cultura y modo de hacer las cosas. Pero sobre todo para México la distancia es mental pues existe un profundo desconocimiento y falta de información sobre la región en su conjunto y sobre cada país en lo individual. Los estereotipos abundan y las generalizaciones sobre la región son la regla e impiden ver la oportunidad.
Las importaciones que México realiza de Asia las componen sobre todo insumos y bienes intermedios así como bienes de capital, maquinaria y equipo que dan viabilidad y elevan la competitividad de la oferta exportable mexicana dirigida en su mayoría hacia los EE.UU. Esto no quiere decir que México deba de conformarse con asumir su papel de importador de este tipo de bienes como su única forma de vinculación. Por el contrario, está en el interés de México buscar la forma de acercarse a Asia y penetrar sus apetitosos y boyantes mercados de forma inteligente, estratégica y con visión de largo plazo.
En el 2020 Asia representará 45% del PIB global con una población de varios miles de millones de consumidores potenciales. Si México pretende mantener un lugar en la economía global una vinculación en donde el comercio con Asia fluya en ambas vías no sólo es deseable sino inevitable. México está obligado a explorar y penetrar los mercados de Asia donde están las mayores perspectivas de crecimiento, desarrollo e innovación. Sin una mayor presencia en esa zona, es poco probable que México pueda mantener su posición como uno de los principales actores en el comercio internacional.
¿Cómo remontar el rezago?
En el terreno comercial, México va a la zaga de otros países latinoamericanos con respecto a su acercamiento con los países de Asia. México sólo tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Japón. Países como Chile ya han establecido acuerdos comerciales con países de la zona como Australia, China, Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda y Singapur.
Por su parte Perú tiene TLCs con China, Singapur, Tailandia y Japón; Costa Rica tiene un TLC con Singapur y China en tanto que Guatemala y El Salvador cada uno tienen uno con Taiwán. Dicho andamiaje institucional que diferentes países de América Latina están construyendo de manera bilateral con países del Asia está creando los puentes para una relación de largo plazo que les permitirá acceder a dichos mercados en condiciones ventajosas para sus productos y empresas.
Al igual que estos países, México tendría que explorar diversas formas de remontar la aplastante ola asiática que le ha costado a las empresas en términos de producción, exportación y empleo.
Un tratado de libre comercio entre México y Australia podría darle mayor dinamismo al comercio y las inversiones. Sin embargo, su viabilidad es poco probable a pesar de los esfuerzos realizados hasta ahora. En 2007 México y Australia establecieron un grupo binacional de expertos conformado por representantes de los sectores gubernamental, empresarial y académico para definir la viabilidad de un TLC como resultado de un compromiso presidencial en el marco de APEC. El estudio encontró conveniente trabajar para logar un mayor acercamiento de ambas economías y así fortalecer la competitividad en sectores específicos. Asimismo, destacó la necesidad de informar sobre las virtudes de una relación más estrecha a la población de ambos países que cuestionan un TLC.
Hasta ahora, México se ha resistido a negociar un TLC con Australia argumentando falta de competitividad. Sin minimizar las preocupaciones en esa materia las cuales tendrán que atenderse con o sin TLC, para México es urgente encontrar vías alternativas para vincularse con Asia. Sin duda, Australia puede ser un socio ideal para que México posicione sectores en donde ya tiene fortalezas y experiencia exportadora como son el minero, automotor, siderúrgico, farmacéutico o agroalimentario en algunos mercados objetivo de Asia.
México tendría que empezar por explorar el mercado australiano cuya capacidad de compra es significativa derivada de un PIB per capita de 42 mil dólares, cuatro veces el de México. Para ello, México ya cuenta con la plataforma y andamiaje de APEC y el Consejo Asesor Empresarial de APEC (ABAC). Dada su escasa penetración en los diversos mercados de Asia, a México le podría resultar ventajoso explorar sus opciones en esa región con socios experimentados y la participación del sector privado mexicano en los sectores con potencial en el mercado australiano sería crucial.
México no puede darse el lujo de construir barreras y fortalezas de protección en una actitud defensiva. México se tiene que subir al carro de la globalización y ésta tiene su mayor fuerza en Asia. Por eso, Australia puede ser un trampolín para que México acceda exitosamente algunos de los mercados de Asia. Es momento de tomarle la palabra al Ministro Crean.