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La Fiscalía solicitó una sentencia de dos años y medio de prisión para Luis Rubiales, el expresidente de la Federación Española de Fútbol por los delitos de agresión sexual y coacciones en la causa sobre el beso no consentido que dio a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial en Sídney, el pasado 20 de agosto.
Además de la pena de prisión, la fiscal pide para Rubiales inhabilitación para trabajar en el ámbito deportivo durante el tiempo de condena, dos años de libertad vigilada y la prohibición de comunicarse con la jugadora y acercarse a ella a menos de 200 metros durante cuatro años. Del mismo modo, pidió que se indemnice a la internacional con 50,000 euros.
El escrito de acusación de la teniente fiscal de la Audiencia, Marta Durántez, describe, durante la entrega de medallas del Mundial, una conducta de Rubiales “sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación” de Jenni Hermoso cuando le “sujetó la cabeza” con ambas manos y le “propinó un beso en los labios”.
Dicha actuación, que sucedió el pasado 20 de agosto en el Estadio de Nueva Gales del Sur (Australia), tras la victoria de la selección femenina del Mundial, cuando Jenni Hermoso recibía el saludo protocolario y la felicitación del entonces presidente de la Federación , desencadenó una oleada de protestas y acabó con la inhabilitación de Rubiales por parte de la FIFA durante tres años.
La Fiscalía también acusa a Rubiales de, posteriormente, presionar de manera “constante” y reiterada a la futbolista y a su entorno para que “justificara y aprobara” el beso que le dio “contra su voluntad” ante “las consecuencias personales y profesionales” a las que éste podría enfrentarse. Según la fiscal, las presiones comenzaron en la salida de los vestuarios, en plena celebración, cuando Rubiales “instó” a Jenni Hermoso a declarar públicamente que el beso era consentido.
Los actos de hostigamiento continuaron en el autobús, de donde “se le obligó a bajar” para que suscribiera un comunicado redactado por la RFEF “por orden” de Rubiales, cuyo “contenido no compartía” y que fue remitido a los medios y también en el vuelo a España, donde el expresidente federativo volvió pedir que hiciese una declaración conjunta con él, a lo que ella volvió a negarse.
La Fiscalía sostiene que la “negativa reiterada” de Jenni Hermoso llevó a Rubiales y a su “equipo de confianza” a utilizar “otra vía”: presionar supuestamente a sus familiares y, posteriormente, a sus amigos.
La situación de hostigamiento, dice la fiscal, cesó cuando Rubiales fue suspendido provisionalmente por la FIFA el 26 de agosto. Unos días después, el 10 de septiembre, y tras asegurar previamente que no iba a dimitir, acabó dejando su cargo.
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