Cuba realiza el mayor ajuste de su historia y la crisis parece no tener final

Cuba vive un recrudecimiento de su crisis económica
Cuba vive un recrudecimiento de su crisis económica

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Apenas comenzó el 2024, el Gobierno de Cuba decidió hacer el mayor ajuste de su historia con el fin de sanear la economía por completo. Dos meses después de esa medida, la sociedad sale a las calles porque las consecuencias son extremas: aumento de servicios básicos hasta falta de alimentos son muestras de un momento crítico…

Desde el principio de año, el gobierno cubano dejó clara su urgencia para combatir a una de las crisis económicas más importantes de su historia. Hoy en día, Cuba cuenta con escasez de bienes básicos y atravesó una caída del PIB del 2 por ciento en 2023 y un déficit fiscal cerca del 19 por ciento. El primer ministro, Manuel Marrero fue contundente e informó el Plan de Estabilización Macroeconómica: “Hay que optar por economía de guerra, se tiene que terminar el derroche en determinados subsidios”.

Tras ello, a principios de febrero, el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, decidió destituir al Ministro de Economía, Alejandro Gil, que ha estado al frente desde 2018 y literalmente, falló en todos los planes de recuperación cubana. Entre las medidas que tomó Cuba para bajar la inflación galopante y el déficit fiscal, aparece el incremento de precios de alimentos básicos, y del combustible, energía, transporte, agua y carece la disponibilidad de medicamentos.

El punto de quiebre fue el combustible, que aumentó un 500 por ciento y, por ende, eso afecta a muchos aspectos de la economía del día a día: la gasolina regular pasará de los 25 pesos cubanos actuales a 132 pesos cubanos (de 0.21 dólares a 1.1, al cambio oficial para personas físicas). Todo esto se realiza porque aseguran que la inflación ya alcanza los tres dígitos y de no tomar medidas, podría ser peor.

En este contexto, como era de esperarse, se provocó un estallido social con protestas en las calles pidiendo ayuda. El reconocido economista cubano Ricardo Torres dialogó con DW y aseguró: “La gente ya no aguanta más, no ve esperanza, no ve futuro, y lo ha dicho. A veces protesta por vías terribles, poniendo en riesgo sus vidas. Cuba requiere un cambio de modelo económico, no de política económica: migrar hacia una economía de mercado. La economía cubana está en un punto de colapso y no se recupera sola”.

La crisis llega a punto extremos. En muchas ciudades importantes de Cuba no hay pan, no hay leche y los niños no están yendo al colegio porque no desayunan y cuando tienen que ir, caminan hasta dos kilómetros porque no hay transporte. Dicha crisis se potenció con la pandemia y algunas sanciones que aplicó Estados Unidos, que puso a Cuba entre la espada y la pared.

Ese panorama llevó al colapso de la agricultura cubana, que era uno de los pilares, Cuba se vio obligada a importar el 80 por ciento de sus alimentos y eso lleva a un problema de falta de divisas también. Esa modalidad de importar los productos es un golpe letal para el cubano promedio ya que los precios están muy lejos de lo que pueden pagar ahora mismo.

El otro punto crítico de Cuba es la energía. Hoy en día, el país tiene la incapacidad del sistema eléctrico para producir la energía que necesita el país, por falta de infraestructura y falta de combustible: desde febrero, entre el 40 por ciento de la isla llega a quedar a oscuras al momento de mayor demanda. El mayor problema en este aspecto es que Cuba prácticamente no tiene y no va a tener inversión. Este problema no se soluciona de forma inmediata y la cúpula política de Cuba asegura que se requieren inversiones multimillonarias y demoraría de seis a ocho años reconstruir la capacidad eléctrica.

Esta falta de infraestructura no sólo aplica a la parte eléctrica, también al agua:  el 70 por ciento de la población cubana no recibe agua de manera estable en sus hogares. Se cree que alrededor de dos millones de cubanos no tiene agua en sus hogares, algo totalmente básico. El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana explicó: “Es el resultado del abandono del régimen de mantenimiento por más de medio siglo a las redes de acueducto. Mientras que los hoteles turísticos reciben un suministro constante de agua, muchas comunidades carecen de un servicio adecuado”.

Para muchos subir los precios de las tarifas y los combustibles sólo incrementará la inflación, distorsionará los precios de productos, aumentará la distancia de los salarios y no contribuirá a una estabilización de la economía. El punto es que la crisis cubana llegó al límite, la sociedad no soporta un paso en falso más y pide ayuda a los gritos. Para Canel, esto es el principio de un 2024 que vivirá en turbulencias bajo los ojos del mundo.

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