Digitalizando el consumo

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Eduardo López Chávez*

 “La tecnología es un medio que, si se utiliza bien, puede cambiar la realidad de muchas personas, regiones y países”, Macraf

La pandemia por la cual atravesamos a nivel internacional en los años recientes dejó al descubierto varias situaciones que no pueden ni deben esconderse. Por el contrario, son motivo de análisis y reflexión a nivel empresarial.

Primero, existe una gran interrelación e interdependencia entre los diferentes países del mundo, todo lo que suceda en una parte del mundo, terminará afectando en mayor o menor medida al resto de naciones del globo, lo cual genera la necesidad de establecer acuerdos en términos económicos, políticos y sociales que permitan que esa relación se convierta en un instrumento que potencialice el desarrollo económico, y no en un obstáculo para él mismo.

Segundo.  La forma en la que consumimos no es la misma que hace apenas 5 o 10 años. El uso de nuevas herramientas ha permitido que las personas demanden cada vez más bienes y servicios producidos dentro del territorio donde se encuentran, así como los de otros lugares del mundo, cuestión que lejos de provocar un problema en la economía nacional, la complementa, permitiendo el desarrollo de nuevos modelos de negocio y obligando a las empresas a ser más productivas, innovadoras y competitivas.

Hace 20 años, lo más importante era la atención a los clientes de manera física, hoy las prioridades son diferentes.

Tercero. La dinámica de consumo que se generó durante la pandemia, si bien alejó a los consumidores de las tiendas, acercó a estas un nuevo mercado que no padece de ninguna restricción de tiempo o lugar, y que se encuentra conectado 24/7 desde las apps, donde los dispositivos móviles pasaron de ser simples medios de comunicación, a herramientas para el consumo de bienes y servicios.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), durante la primera mitad del 2021, se registró un aumento del 90 por ciento en el uso de aplicaciones para compras online, siendo los principales artículos que se comercializaron: ferretería, cosméticos, videojuegos, cuidado personal, medicamentos y ropa.

Asimismo, la Asociación de Bancos de México (ABM) dio a conocer que entre 2018 y 2020, los usuarios de aplicaciones bancarias en el país pasaron de 15 a 30 millones de personas y los contratos ligados a un celular, de 22 a 50 millones.

Por su parte, el Banco de México informó que la plataforma CoDi desarrollada por el Instituto Central para facilitar las transacciones de pago y cobro a través de transferencias electrónicas, sumó más de 8.9 millones de cuentas validadas y se han llevado a cabo más de 2.2 millones de operaciones que implica un monto de un poco más de 1,700 millones de pesos.

Sin embargo, a pesar de los grandes avances reportados en México, existe una gran parte de la población que desconfía del uso de las aplicaciones aún. Sobre todo, aquellas personas de mayor edad y cuyo estilo de vida involucran la compra de bienes y servicios de forma presencial, dado que, existe la creencia de que al no tener a alguien visible del otro lado, es muy sencillo que se comentan fraudes, o se haga mal uso de la información que se proporcione.

Esta cuestión ha obligado a las empresas y bancos a realizar continuas campañas de información que permitan despejar todas las dudas, tanto de los que son nativos digitales como de los que no lo son; a final de cuentas, hay que recordar que uno de los principales activos de una empresa o de un banco, es la confianza de sus clientes; un paso en falso en este terreno y las consecuencias pueden ser muy grandes.

Las nuevas tendencias tecnológicas, reclaman un lugar cada vez más importante en la vida de las personas; la proliferción de las llamadas Fintech, abre un gran abanico de posibilidades tanto a nivel nacional como internacional, pero, lo verdaderamente interesante surge cuando se pone sobre la mesa como objetivo, una integración total del sistema financiero internacional

¿Es esto posible? Sí, es probable, pero aún no es muy claro, y cada vez es más obvio que las sucursales bancarias y los puntos de venta físicos se están convirtiendo en “algo” del pasado.

*Académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, conferencista, consultor experto en temas económicos, financieros y de gobierno, director fundador del sitio El Comentario del Día y conductor titular del programa Voces Universitarias.

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