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Según los secretario de su gobierno, los ahorros que genera el horario de verano son mínimos y causa “agraves afectaciones” a la salud de los mexicanos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció este martes que enviará al Congreso de la Unión la iniciativa de Ley de Husos Horarios en los Estados Unidos Mexicano.
Con esto desaparecerá el horario de verano establecido en el año 1996 pero mantendrá, de forma excepcional, un horario especial en los municipios de a frontera norte del país.
Para respaldar su iniciativa, López Obrador hizo desfilar por la conferencia de prensa matutina a diversos secretarios de su gobierno, quienes dijeron que el ahorro de energía es mínimo y, por el contrario, genera diversos daños a la salud.
Según Rocío Nahle, secretaria de Energía, el horario de verano tiene de entrada un gran rechazo popular. Dijo que la Secretaria de Gobernación elaboró una encuesta el pasado mes de junio —sin presentar mayores detalles ni menos aún la propia encuesta— según la cual 71% de los mexicanos rechazan el horario.
Según la funcionaria, desde 1996 el ahorro de energía ha venido decayendo por la eficiencia de los nuevos aparatos domésticos y por la sustitución de luminarias.
Ya en el 2021, el ahorro de energía producto de la aplicación del horario de verano es de solo 537 Megawatts por hora, lo que representa 0.16% del consumo nacional, un a disminución de 1,138 millones de pesos —0.2% del consumo nacional— y un 0.06% en la emisión de Co2.
El secretario de Salud, Jorge Alcocer, dijo que es mejor tener el horario de invierno en forma permanente —sin ofrecer tampoco ningún estudio de respaldo—, particularmente para los niños y personas en edad avanzada pues “mejora el rendimiento intelectual y ayuda a disminuir enfermedades del corazón, obesidad, insomnio y depresión”.
Según los datos del funcionario, hay una vinculación entre la aplicación del horario de verano y los infartos “especialmente en la primera semana de ser aplicado”.
El sueño de los adolescentes disminuye 32 minutos en los rimeros 15 días de aplicación —las críticas del funcionario solo fueron para las primeras dos semanas de su puesta en marcha— lo que disminuye el rendimiento académico, la productividad laboral e incrementa el uso de estimulantes.
Finalmente, Jorge Alcocer, dijo que la aplicación del horario de verano es política por lo que se puede cambiar, para preservar lo que llamó “el horario de Dios”.
Por Raúl Castro-Lebrija