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- Es posible comer mejor y contaminar menos.
El fenómeno de urbanización a nivel global ha provocado que las dietas alimenticias hayan transitado, de una que incluía en su mayoría alimentos de origen vegetal, a otra caracterizada por un alto consumo de calorías, alimentos procesados (carbohidratos refinados, azúcares añadidos, sodio y grasas no saludables) y altas cantidades de productos de origen animal, lo que además de tener impactos negativos en la salud tiene consecuencias perjudiciales para el planeta.
Lo anterior, se destaca en un artículo denominado “Plate and the planet” publicado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y en donde se plantea el desafío de avanzar hacia sistemas alimentarios sostenibles, especialmente cuando se prevé que la población mundial alcance los 10 mil millones de personas para 2050 y la forma en que el mundo se alimenta resulta insostenible para el planeta ante el cambio climático, la pérdida en la biodiversidad, la contaminación y los cambios drásticos en el uso de la tierra y el agua. (1)
Investigaciones consultadas por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), plantean que para poder asegurar una supervivencia en un futuro mediano, las acciones deben ser tomadas de manera inmediata.
Según la Comisión EAT-Lancet, que agrupa a 37 científicos líderes de 16 países en campos de la salud humana, nutrición, economía, agricultura, ciencias políticas y sostenibilidad ambiental, la humanidad debe reducir en más de 50% el consumo mundial de alimentos menos saludables como son los azúcares añadidos y la carne roja (principalmente reduciendo el consumo excesivo en los países más ricos), al tiempo de duplicar la ingesta de alimentos saludables como frutas, verduras, legumbres, nueces y semillas. (2)
Bajo estos parámetros, el nuevo plato para la salud del planeta que sugieren estos expertos debe consistir en distribuir la mitad del plato con verduras y frutas, mientras que la otra mitad debe contener principalmente granos enteros, fuentes de proteínas vegetales, aceites vegetales insaturados, y –opcionalmente– cantidades modestas de proteínas de origen animal. Hacer estos ajustes, suponen los especialistas, ayudaría a prevenir aproximadamente 11 millones de muertes por año por enfermedades asociadas a una mala alimentación, lo que representa entre el 19% y el 24% del total de muertes en adultos.
Para dimensionar cómo influye la producción de alimentos en el planeta, se calcula que ésta es responsable de hasta el 30% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y del 70% del uso de agua dulce.
Asimismo, a la conversión de tierras para la producción de alimentos se le considera el impulsor más importante de la pérdida de biodiversidad, en tanto que los alimentos de origen animal, especialmente la carne roja, tienen una huella ambiental alta por porción, en comparación con otros grupos de alimentos.
En contraparte, el cambio climático también tiene un impacto en la producción alimentaria. De acuerdo con una investigación publicada en la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, cada grado Celsius de aumento en la temperatura media global reduce, en promedio, el rendimiento de las semillas: trigo baja 6%, arroz 3.2%, maíz 7.4% y soja 3.1%. (3)
En ese mismo sentido, la Fundación de las Naciones Unidas advierte que el cambio climático y el clima severo asociado a este, ocasiona sequías, incendios, plagas y enfermedades que ya amenazan la producción de alimentos en todo el mundo.
Afirman también que hoy en día en las franjas del este de África y el suroeste de Asia los enjambres de langostas, provocados por lluvias inusualmente fuertes, están destruyendo cultivos; las graves inundaciones en China afectan su agricultura, mientras que las sequías e incendios en el oeste de Estados Unidos amenazan los cultivos y el ganado. Por su parte, en Francia, el calor ha sido tan dañino en la producción agrícola que este sector ha pedido ayuda urgente. (4)
Es tal la importancia de este tema que la Universidad de Harvard lanzó una calculadora en donde se puede conocer cuál es la huella de carbono, nitrógeno y agua que tiene nuestra dieta, así como su impacto ambiental, a partir de un breve cuestionario en: https://harvard-foodprint-calculator.github.io/