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Los subsidios a la gasolina y el diésel en México le cuestan al Gobierno má del doble que las ganancias provenientes de las exportaciones de crudo, según estimaciones de Bloomberg Economics. Lo anterior es señal de la creciente carga para el Erario de mantener un combustible doméstico barato.
Se espera que los subsidios a la gasolina y el diésel lleguen a unos 2,390 millones de dólares (mdd) durante el presente mes, en medio de un repunte del precio de los combustibles a nivel mundial, mientras que las ganancias extraordinarias de las exportaciones de crudo de la petrolera estatal, Petróleos Mexicanos (Pemex), probablemente sean menos de la mitad de esa cifra, unos 1,040 mdd, de acuerdo con cálculos de Felipe Hernández, de Bloomberg Economics.
Esto dejaría a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) con un costo fiscal de alrededor de 1,350 mdd únicamente en mayo, mientras el Gobierno busca cumplir con la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de limitar los incrementos de precios de los combustibles nacionales, un esquema que había llegado a su fin con el Gasolinazo de 2017 para evitar un mayor desgaste en las finanzas públicas.
El elevado costo de los subsidios a los combustibles ofrece una ventana a las dificultades para mantener una de las principales promesas de campaña de López Obrador: que los precios de la gasolina no aumenten más que la inflación promedio durante los seis años de su presidencia.
También choca con las promesas de austeridad de su Gobierno, después de registrar regularmente superávits fiscales primarios, incluso durante el punto álgido de la Pandemia. Un portavoz de la Secretaría de Hacienda no respondió a una solicitud de información.
El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, había dicho a Bloomberg News en una entrevista en marzo pasado que el Gobierno tenía margen para ofrecer un alivio fiscal a la energía, incluso si el costo de la gasolina y el diésel aumentan, ya que México también se beneficia de mayores ingresos petroleros.
México es un importante exportador de crudo, con alrededor de un millón de barriles de petróleo diarios a clientes desde Japón a India. Cuenta con seis refinerías locales en funcionamiento y otra en Estados Unidos que contribuye al Sistema Nacional de refinación, más una octava en construcción.
Aunque el objetivo del Gobierno es llegar a producir todo el combustible del país, las plantas han sufrido una falta de inversión crónica, y Pemex sigue dependiendo de la gasolina extranjera para satisfacer casi la mitad de sus ventas nacionales.
Los precios de los combustibles se han disparado hasta alcanzar máximos históricos en Estados Unidos en los últimos días, ya que las refinerías apenas pueden hacer frente a un repunte de la demanda, tras los mínimos registrados durante la Pandemia.
Más de un millón de barriles diarios de capacidad de refinación se han eliminado de forma permanente durante los dos últimos años en Norteamérica, lo que ha reducido aún más la oferta.
Políticamente correcto
Los cálculos de Bloomberg Economics se basan en el estímulo mensual al llamado Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, IEPS, el subsidio directo aplicado desde el 5 de marzo de 2022, y el monto que México está recibiendo por sus exportaciones de petróleo, que colocan por encima de los 55 dólares estimados en el Presupuesto de 2022.
El análisis también considera el subsidio a las gasolinas prémium, regular, y diésel, fijado para abril y mayo. Aplica a los volúmenes de venta de combustibles de marzo a abril y a mayo, ya que son los datos más recientes de la Secretaría de Energía.
“El costo para el Gobierno ha aumentado considerablemente y se ha acelerado recientemente, impulsado por los precios internacionales del petróleo y la disminución del apetito por acomodar aumentos de precios adicionales”, dijo Hernández, analista para América Latina de Bloomberg Economics.
“En marzo, el Gobierno comenzó a proporcionar un subsidio directo además de los impuestos no percibidos, que fue el mecanismo inicial para suavizar los ajustes de precios”.
Desde su victoria obtenida en las elecciones presidenciales de 2018, López Obrador ha tratado de evitar aumentos bruscos de los precios de los combustibles debido a su impacto políticamente perjudicial.
Recientemente, el Gobierno amplió una exención temporal sobre el impuesto IEPS que normalmente se aplica a la gasolina, como una forma de contener el repunte de los precios.