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En medio de la incertidumbre por la guerra en Europa del Este, la principal preocupación de los analistas yace en la persistencia de precios más altos en los granos y su impacto en la inflación, indicó UBS en su reporte “México en tiempos de creciente incertidumbre global”, pues Rusia y Ucrania comprenden una cuarta parte de las exportaciones mundiales de trigo, así como de grandes volúmenes de otros productos alimenticios y fertilizantes.
En México, el incremento histórico en los granos ha repercutido en insumos clave para la alimentación de la población como la tortilla, pues de acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM), en marzo de 2021 el Nacional Ponderado PPP —PPP se refiere al Promedio Ponderado por Población— del precio de la tortilla por kilogramo iba de los 15.8 a 16.06 pesos, para marzo de 2022, la cifra va de los 18.90 a los 19.29 pesos.
En relación a lo anterior, UBS señaló que los principales índices de precios de alimentos han visto sus niveles más altos en los últimos 20 años —como resultado del contexto actual—, y que el país no cuenta con una práctica sistemática para intervenir en los precios de los alimentos, contrario al caso de los energéticos.
Debido a los precios de los energéticos, y pese a los esfuerzos gubernamentales por mantenerlos bajo control, USB sostuvo que la inflación general y subyacente de México se podrían ubicar en 6.1% y 5.3% para el cierre del año, de un pronóstico previo de 4.9% y 4.7%, respectivamente. Ante una mayor inflación, los principales afectados serán los hogares de menores ingresos, cuyo consumo está más orientado a alimentos y energéticos.
En otro reporte, la compañía anunció que se espera que los máximos de la inflación global se incrementen en hasta 100 puntos base y el PIB global descienda de 4.6% a 3.6% para el cierre del año. USB añadió que se consideran dos posibles escenarios de alzas en las materias primas, uno donde los precios del petróleo podrían alcanzar los $140 dólares por barril hasta el cierre del año, y otro donde podrían llegar hasta los $180 dólares por barril, si es que los flujos de energéticos de Rusia a Europa se ven seriamente afectados.