Los casos de COVID-19 disminuyen en las Américas, pero no hay lugar para la complacencia, advierte la OPS 

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Los países deben permanecer vigilantes, acelerar el acceso equitativo a las vacunas y continuar con las medidas de salud pública hasta que todos estén protegidos. 

 Washington, D.C., 3 de noviembre de 2021 (OPS) – Si bien la tendencia a la baja en los casos y las muertes por COVID-19 continúa por octava semana consecutiva en gran parte de las Américas, el Subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa, advirtió que “el progreso en nuestra región no es una razón para volverse complaciente o discontinuar las medidas de salud pública que ayudan a mantenernos protegidos”. 

 “Es fundamental que mantengamos el rumbo hasta que todo el mundo esté vacunado y protegido contra el virus”, afirmó durante una sesión informativa semanal sobre la COVID-19 para los medios de comunicación.  

 En la última semana, los países de la región informaron más de 745.000 nuevas infecciones por COVID-19 y algo más de 18.000 muertes. Estados Unidos, Canadá y México reportaron un descenso de los casos y las muertes, y se han producido reducciones similares en la mayoría de los países de América Central y del Sur. 

 El Subdirector de la OPS informó que, gracias a los sólidos sistemas de inmunización de la región, se han administrado 1.200 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 y el 46% de la población está ya totalmente vacunada. 

 Al menos 32 países de la región ya han alcanzado el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de vacunar al 40% de la población para finales de 2021, y varios más están en camino a lograrlo. Sin embargo, muchos siguen sufriendo retrasos, y la cobertura en Haití, Nicaragua, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, y Guatemala sigue siendo inferior al 20%. 

 “La inequidad en la vacunación sigue siendo el mayor obstáculo para alcanzar nuestros objetivos de cobertura”, destacó el doctor Barbosa. Por ello, las medidas de salud pública son “nuestra mejor estrategia para reducir la transmisión de la COVID-19 y salvar vidas”, remarcó. 

 Para hacer frente a la inequidad en el acceso a las vacunas, se espera que las asignaciones de dosis por parte del Mecanismo COVAX se aceleren en las próximas semanas. COVAX, con el apoyo del Fondo Rotatorio de la OPS, ya ha entregado 64,3 millones de dosis a la región. 

 La OPS también ha estado trabajando con los países para capacitar a los trabajadores de salud, garantizar el acceso a la vacunación, mejorar la capacidad de la cadena de frío, desarrollar estrategias de comunicación y superar los problemas de suministro de jeringuillas y diluyentes. 

 Hasta tanto más vacunas estén disponibles, el Subdirector de la OPS instó a los países a seguir las últimas orientaciones del Grupo de Expertos de Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE, por sus siglas en inglés) de la OMS para garantizar que las vacunas lleguen a los brazos de quienes más las necesitan. 

 Aunque estas decisiones dependen en última instancia de cada país, “deberían basarse siempre en la evidencia, la equidad y el compromiso de proteger a los más vulnerables”, consideró.  

El SAGE recomienda que, cuando la disponibilidad de vacunas COVID-19 es baja, se dé prioridad a los adultos mayores, los trabajadores de primera línea y las personas con enfermedades preexistentes. 

 “Una vez protegidos los que corren mayor riesgo, el siguiente paso es inmunizar a un alto porcentaje de la población adulta. Solo después los países deberían considerar la posibilidad de vacunar a los grupos más jóvenes”, explicó. 

El SAGE también recomienda actualmente que solo se administre una dosis de refuerzo a los inmunodeprimidos y a las personas mayores de 60 años que hayan recibido una vacuna con virus inactivado, como Sinovac o Sinopharm. 

Como la mayoría de los países de la región aún carecen de suficientes dosis de vacunas, es fundamental seguir las orientaciones de los expertos y maximizar el impacto de las dosis disponibles. 

La vacunación, combinada con medidas eficaces de salud pública, constituye la mejor estrategia para reducir la transmisión de la COVID-19 y salvar vidas, añadió el doctor Barbosa. Estas medidas “sientan la mejor base para que los países reduzcan la circulación del virus y, en última instancia, vuelvan a poner en marcha sus economías y sociedades”.