Beautiful Poison; consecuencias del uso de agroquímicos, el proyecto mexicano ganador de la W. Eugene Smith 2021

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Cristopher Rogel Blanquet es el fotógrafo mexicano ganador a la beca W. Eugene Smith, que, este año, premió a cinco fotógrafos cuyo trabajo sigue la tradición del fotoperiodismo compasivo mostrado por el mismo Smith durante 45 años de trayectoria.

En entrevista para Revista Fortuna, Blanquet relató que ha dedicado su carrera profesional a “contar historias que no deberían existir”; realidades sociales incómodas como lo son la pobreza, la exclusión, los inmigrantes, la guerra y, en los últimos años, las consecuencias del uso de los agroquímicos.

El proyecto, con el cual ganó una de las becas más emblemáticas del fotoperiodismo, lleva por nombre “Beautiful Poison” y expone los daños irreversibles que los agroquímicos han causado en los pobladores de Villa de Guerrero, una comunidad dedicada principalmente al cultivo, corte y comercialización de flores.

¿Cuál es tu objetivo con Beautiful Poison?

Visibilizar. No pretendo que prohíban el cultivo de flores porque entiendo que mucha gente trabaja de eso y come de eso. Más bien busco generar conciencia en los procesos; que generen políticas públicas para que ya no usen agroquímicos o que usen algo que no sea tan dañino; hay agroquímicos basados en ajo,  cosas que pues a la larga no afecten porque no solamente afectan a las familias, afectan todo.

A mí me interesa contar historias que no deberían existir, porque no debería de existir un niño aferrado a una silla por el uso de agroquímicos, pero, lamentablemente, esas historias siempre van a existir y me queda claro que siempre va a haber tragedia y siempre va a haber desgracia, pero yo me voy a encargar de que la gente no lo ignore.

¿Por qué escogiste Villa de Guerrero?

Pues por la flor; la Guerrero es una comunidad que se dedica a la flor; unos fumigan, otros siembran, otros cortan, pero todo es flor.

Está rodeado de invernaderos y fumigan cada tercer día, al punto de que, si tu caminas, el aire huele a veneno. Ya después de dos días te acostumbras pero si mañana tomas un camión y te bajas en Villa Guerrero, así como empiezas a caminar, empiezas a decir “esto huele a fumigante, a insecticida”. La gente lo normaliza, como que lo aceptan y están resignados, me acuerdo que me decían: “pues esto es lo único que sabemos hacer”.

¿Qué historias son las que están detrás de estas fotos?

La primera es la historia de Sebastián, tiene 19 años y su diagnóstico es hidrocefalia, que al igual que la espina bífida y tumores, según estudios, son los padecimientos más comunes a causa de los pesticidas.

A mi me conmovía, no en un aspecto de lástima, sino de notar que ese niño está vivo porque lo quieren. Es un niño que en verdad me consta que su mamá, su papá y sus familiares cercanos se desviven por él; es el centro de todo, inclusive, el papá de Sebastián me dijo; “si él ha durado tanto es porque siente que lo queremos” y yo creo que sí. A él le daban esperanza de vida de 4 años, tiene 19.

También me decía: “a donde vayamos lo llevamos, si vamos a comprar la comida, nos llevamos a Sebastián”. No creas que lo dejan ahí en el cuarto arrumbado, no. Yo fui a una fiesta familiar y nos lo llevamos. Cuando lo sacan a pasear dentro de la comunidad, lo llevan en la silla de ruedas en la que le he tomado fotos, que, en sí, es más bien es como una carriola.

Este tipo de trabajos son así, tú no puedes ir a hacerlos un día y ya; tienes que llegar, tienes que intimar, tienes que platicar, que reírte, tienes que llorar, tienes que volverte parte del ecosistema y entonces cuando se empiecen a dar los momentos que tú estás buscando, entonces empiezas a hacer fotos y poco a poquito.

Tienes que lograr mucha intimidad, a mí me ayudó que Doña Petra, la mamá de Sebastián, me decía que yo no era payaso.  Eso me ayudó mucho a conectar con ella, con el papá, con los tíos de Sebastián, al punto que yo llegué un martes y esa foto del niño bañándose, -la foto principal-yo la hice el sábado.

Me gané esta confianza y después solamente pregunté cómo le hacían para asearlo y me dijeron: “no pues lo bañamos cada dos días porque obviamente no lo podemos bañar todo el tiempo, pero pues nos acomodamos. Su papá se mete a bañar con él. Hoy lo van a bañar, ¿Quieres ver?.”  Y pues si, su papá se baña cargando a Sebastián.

Y si te das cuenta, en todas las fotos, está con un semblante contento o  en un semblante, desde mi perspectiva, con dignidad porque yo nunca quise utilizar a Sebastián como un objeto de morbo, yo quería visibilizar cómo era su situación pero, al mismo tiempo, reflejar que si Sebastián está vivo es porque tiene amor en su vida.

Por eso decidí ponerle “hermoso veneno”, porque en realidad Sebastián está así por el veneno, es como un oxímoron; esto es lo que está detrás de una flor hermosa.

La segunda historia es la de Don José, él nació con un tumor en la espalda y perdió una pierna, tiene un hijo y se dedican a vender flores.

Yo allí ya ubiqué varios casos; en otra casa un señor tiene un tumor y no tiene piernas; conocí  otro señor que había nacido con la espalda desviada y tiene una pierna chiquita, decía que era porque había nacido en el eclipse del 1991.

También, un día estamos platicando y pasó un señor con un niño chiquito, igual enfermo, y yo me imaginé a Sebastián y a Don Tino 10 años antes y me decían “es que ese niño nació bien pero así se ha estado poniendo, de la nada.”

Te digo, no solamente afecta a la familia es todo; tengo una foto de una cabrita que está comiendo pasto y yo la hice porque está el pasto, está la cabrita y está rodeado de invernaderos; esa cabrita se la van a comer en unos años, es una cabrita que se alimentó con pasto fumigado y envenenado, que a la vez va a alimentar a personas. Es como toda una espiral.

Y es gracioso porque, por otro lado, la iglesia del pueblo está decorada con las flores más bonitas y pues ese nivel de belleza es porque están bien cuidadas, ese cuidado implica fumigarla cada tanto, que esté bien podada, que tenga su pesticida. Prácticamente están decorando la iglesia con flores de una comunidad destrozada y colapsada.

Yo también no lo había notado y platicando con una amiga me dijo: “es que date cuenta de que son familias desintegradas. Hay una simbiosis entre Sebastián y sus padres,  porque cuando ellos se mueran Sebastián se va a morir.”

Ahorita ya se murió su mamá, por eso la última foto de mi trabajo es de eso; cuando Sebastián está abrazando a su mamá, es como una manera de de agradecerle a la señora Petra, que fue la primera que me dio su confianza.

Pero si se muere su papá, ¿quién lo va a cuidar? Ahorita Don Tino está fuerte, pero cuando ya no lo pueda cargar por la misma vejez. ¿Quién va a cuidar a Don Tino?, cuando normalmente los hijos cuidan de sus padres.Y así hay muchas familias.

Después de todo esto ¿Qué significa para ti ser el ganador?

Pues creo que es un gran compromiso y responsabilidad porque, como lo dije en otras ocasiones, no recibo un premio a partir de fotografías sencillas sino de historias delicadas que se necesitan contar pero que, a su vez, tengo que tratar con mucha dignidad.

Claro que estoy emocionado, porque en mi carrera esto significa mucho, pero también entiendo que esto solo es un motivo más para seguir haciendo el trabajo de la manera en la que lo estoy haciendo y con la dignidad con la que pretendo tratar a las personas.

Reitero, yo no estoy en contra del cultivo de la flor; yo solamente busco que se concientice a las personas y que el gobierno aplique políticas públicas para regular el uso de los agroquímicos. Que los consumidores estén informados, porque uno como consumidor tiene derecho a saber de dónde viene lo que uno compra y apartir de ahí generar una opinión y decidir. 

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