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Entre enero y mayo de este año, las llegadas de turistas internacionales a México fueron 85% inferiores a las de 2019 y 65% inferiores a las de 2020. Se estima que será hasta finales de 2023 o principios de 2024 cuando el sector turístico recupere los niveles que tenía en 2019, informó la UNAM.
A través de un comunicado, la Universidad Nacional Autónoma de México reveló que a pesar de un pequeño repunte en la actividad turística en mayo, la aparición de nuevas variantes de COVID-19 y la constante imposición de restricciones han hecho que el turismo interno esté recuperándose a un ritmo superior al de los viajes internacionales.
Por su parte, la Organización Mundial del Turismo (OMT) estimó que el número de turistas en 2020 fue 73% menor a 2019; es decir, aproximadamente mil millones dejaron de viajar.
Asimismo, Gustavo López Pardo, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, señaló que la gente no tuvo movilidad y, por lo tanto, los recursos generados por esta actividad tuvieron una caída espectacular.
Antes de la emergencia sanitaria, destacó, el turismo era próspero, en constante crecimiento, alcanzó mil 500 millones de llegadas turísticas a nivel mundial, rebasó las estimaciones de la OMT y generó aproximadamente tres billones de dólares.
Ese sector, añadió, también generó 10% de los empleos en el mundo y significó cerca de 32% del valor generado en la economía mundial en el ámbito de servicios.
En el mismo sentido, el experto comunicó que, de acuerdo con el INEGI, el turismo creó aproximadamente 9% de los empleos a escala nacional ya que, refirió el universitario, es la principal fuente de trabajo para algunas regiones como Quintana Roo, con Cancún y la Riviera Maya, y en otras entidades como Oaxaca, Baja California o Guerrero
Y enfatizó que dentro de la actividad turística nacional, aproximadamente 30% corresponde al turismo receptivo o internacional, y el resto es interno.
“Por eso es muy importante que la estrategia de reactivación en este sector, no sólo se enfoque a atraer turistas extranjeros, sino a los propios paseantes mexicanos, como ya se está haciendo”, externó.
Sobre este tema, López Pardo explicó que el turismo doméstico se realiza trasladándose en auto, avión, ferrocarril o autobús; la pernocta se distribuye en hoteles, casas de familiares y otros establecimientos (como renta de departamentos o casas); y el consumo de alimentos se efectúa en hoteles, restaurantes y otros lugares.
En cambio, expuso, la mayor parte del receptivo viaja con todo incluido, en los llamados “paquetes” que se compran en los sitios de origen e incluyen transporte, alojamiento, actividades y alimentos; los viajeros nacionales en un buen porcentaje realizan actividades y consumen alimentos de manera más libre, apuntó.
Por ahora, y mientras siga la incertidumbre de la crisis sanitaria, el universitario aseguró que los viajeros preferirán lugares donde no haya concentración de personas o el semáforo epidemiológico indique mejor manejo sanitario.
La movilidad, concluyó, no puede estar por encima de la seguridad sanitaria, por lo cual se debe hacer un gran esfuerzo por parte de los sectores público, privado y social para brindar a los visitantes la mayor seguridad posible, así como a las comunidades receptoras, y evitar que los turistas lleven contagios.
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