Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 33 segundos
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) consideró que el programa de inversión pública del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2022, “es bienvenido, ya que de concretarse sería el mayor desde 2009”.
Sin embargo, el organismo criticó que el proyecto no promueve el desarrollo de la inversión privada, “que es el motor más importante del crecimiento” económico.
En su análisis económico semanal, el CEESP recordó que, para que la economía nacional crezca 4% anual de manera sostenida, es necesario que la inversión total del país represente alrededor de 25% del PIB y que, de ese porcentaje, un 5% sea inversión pública. Sin embargo, al primer trimestre de este año, la inversión total representa 18.1% del PIB y 2.4% es inversión gubernamental.
Para 2022, el Proyecto de Presupuesto incluye un paquete de inversiones por 863,200 millones de pesos, equivalentes al 3.1% del PIB y que representan un aumento de 17.7% contra 2021.
“De concretarse dicho paquete de inversión física del sector público, sería el avance más pronunciado desde 2009”, insistió el CEESP.
Sin embargo, advierte también el organismo, en el sitio de Transparencia Presupuestaria de la Secretaría de Hacienda solamente se reportan 1,541 proyectos que suman 576,000 millones de pesos.
“Al parecer en este reporte no se integran todos los ramos del presupuesto, lo que no ayuda al objetivo de transparencia, sobre todo cuando este factor se ha resaltado como uno de los mayores avances del gobierno actual”, añadió.
El CEESP recordó que, para 2022, al Tren Maya se le asignarán 69,200 millones de pesos, 62,400 millones al Proyecto de Inversión de Infraestructura Económica Integral Ku-Maloob-Zaap y 45,000 millones de pesos a la refinería de Dos Bocas.
“Es evidente la concentración de gasto en pocos proyectos, para los que no hay claridad de su rentabilidad económica y social a fin de potenciar el desarrollo regional , que también es un tema que incide en la transparencia presupuestaria”, lamentó.
“No hay indicios —agregó— de la intención de generar una complementariedad o sinergia con la inversión privada. La mayoría de la inversión pública parece destinarse a cubrir faltantes y realizar mantenimiento, más que a generar infraestructura que permita el florecimiento de la inversión privada que se requiere sobre todo en las regiones más rezagadas”.
El objetivo de comenzar a revertir la caída de la inversión pública y que esta se eleve a 3.1% del producto es, desde luego, positivo. “Pero sería mejor si su composición ayudara más al propósito de aumentar la inversión total, es decir también la privada, que es el motor más importante del crecimiento”.
Por Raúl Castro-Lebrija