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Por: Mercedes Baltazar Lobato. Socia de Meraki México
Desde hace años ser periodista en México implica retos importantes, por un lado somos el país más peligroso para ejercer la profesión, por otro existe una polarización en el debate público que impacta la libertad de expresión, todo esto mientras los presupuestos se contraen.
Los últimos meses he estado trabajando en visiones de los posibles futuros del periodismo mexicano, considerando la próxima década y ha coincidido con diversos foros que abordan cuestionamientos similares, menos desde la teoría y más enfocados a la práctica en carácter urgente.
En lo personal considero que son cuestionamientos importantes, pues la información que consumimos da forma a nuestra visión de la realidad, lo que deriva en decisiones que impactan la transformación política y social del país. De ese tamaño es la importancia del periodismo.
La cobertura de la pandemia ha acelerado preguntas del futuro en las redacciones, desde la necesidad de acelerar los procesos de transformación digital, hasta el impacto en salud que ha tenido en nuestro país. Al momento han perdido la vida más de una decena de reporteros por COVID-19 y en el mundo se han tenido que contraer los equipos.
¿Hacia dónde transformarlo?
Hay varias tendencias tecnológicas que sin duda participarán en la conformación de dichos futuros: el rol de la Inteligencia Artificial en la elaboración de textos, las deep fake que generan videos que hacen dudar al ojo más entrenado y que próximamente se complementarán con audios, Adobe ya tiene al “photoshop del audio” desarrollado, sólo no está en el mercado aún.
En el caso mexicano los elementos de cambio se concentran más en la potencial transformación del panorama mediático y la necesaria evolución del oficio. Hemos sido pioneros regionales en periodismo de datos y recursos audiovisuales, sin embargo esto no se ve reflejado aún en los planes de estudios.
A simple vista pareciera que el punto de quiebre está en la monetización como principal problema a resolver, de la mano vienen las condiciones laborales para el gremio y atender la crisis de credibilidad. Algunas soluciones planteadas consideran desde la generación de nuevos medios independientes, que los reporteros desarrollen sus propios canales o replicar modelos que han funcionado en algunos medios grandes, todo lo anterior con el riesgo de pulverizar la audiencia.
Si bien son temas cruciales hay un elemento fundamental que debería estar en el centro de la conversación: conectar en paralelo con la audiencia de hoy y del mañana. Si queremos pensar en el periodismo de los próximos 15 años, indudablemente se tiene que considerar cómo conectar con una audiencia que hoy no se siente incluida en la narrativa de los medios tradicionales, está expuesta a demasiadas fuentes de información y es muy vulnerable a los efectos de la infodemia. En ellos está la viabilidad de un proyecto, tanto económica como en materia de relevancia.
Un error sería asumir que el interés por las noticias en formato tradicional es intrínseco. Lo veo con mi generación, pertenezco a los temidos millennials y de acuerdo al último estudio de Reuters Institute únicamente el 23% de mi demográfico consume noticias, principalmente vía redes sociales y en general en el país la confianza a los medios ha caído 11%.
Si a esto le sumamos la tendencia global de reducir el consumo de información noticiosa debido al impacto que tiene en la salud mental, el reto adquiere un nuevo nivel de complejidad.
A veces pareciera que lo urgente no deja tiempo para lo importante. Mientras se abre la discusión al dilema de la monetización, las soluciones se concentran en cómo añadir elementos adicionales para adaptar el mismo modelo de publicidad o replicar el mismo formato de contenido en nuevas plataformas. Tratar de hablarle a la audiencia del mañana, igual que a la de ayer sería entrar en un círculo vicioso que deje pocos frutos.
Ejercicios como Newtral en España, el Tiktok guy de Washington Post, La encerrona de Marco Sifuentes en Perú, entre otros, son prueba de que existe el interés de la población más joven por saber qué pasa en el mundo, pero sin duda cambia el formato, el lenguaje y los caminos para lograr pertenencia y credibilidad.
Hoy los medios están compitiendo por la audiencia con plataformas de entretenimiento, documentales, YouTube, redes sociales etc. tendencia que no va a cambiar en la próxima década, aunque surjan nuevas plataformas. Tal vez a las preguntas de hoy valdría la pena añadir el ejercicio de observar y acercarse a la generación Z, pues ahí está el futuro.
Por: Mercedes Baltazar Lobato. Socia de Meraki México