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Un comunicado conjunto de la Agencia de Ciberseguridad e Infraestructura (CISA) de los Estados Unidos, el FBI y el centro MS-ISAC publicado en febrero pasado consigna que en los últimos 12 meses los ciberataques a las instituciones educativas han escalado de forma alarmante en instituciones educativas, principalmente en las de nivel inicial y primaria.
Si bien estos impactos se circunscriben a Estados Unidos, los grupos criminales responsables de estos embates operan a nivel global, advierte en su edición de la segunda mitad de marzo la revista especializada en Tecnologías de la Información, IT Ware Latam, en un trabajo exclusivo sobre ciberseguridad.
El grueso de los ataques son ransomware y pishing, aunque también se registran otros, vinculados con el robo de información y la interrupción de los servicios utilizados para clases a distancia.
Las ofensivas de ransomware en el ámbito educativo a nivel mundial pasaron de tener un peso de 28% entre enero y julio de 2020 hasta alcanzar un nivel de 57% entre agosto y septiembre pasados, de acuerdo con la publicación.
El ransomware o secuestro de datos es un software dañino que restringe el acceso a determinadas partes o archivos del sistema operativo, por medio del cual la ciberdelincuencia solicita un rescate a cambio de liberar la información.
El phishing, o suplantación de la identidad, es un método que se vale de información engañosa para que el usuario comparta contraseñas o claves de identidad mediante correos electrónicos, mensajería instantánea, redes sociales o llamadas telefónicas.
La ciberseguridad en las instituciones educativas a nivel primaria es en muchos casos inexistente y termina dependiendo de las medidas que adopten los fabricantes del software y hardware, consigna.
“La situación actual de Pandemia va a seguir profundizando las distintas modalidades de ataques más comunes como phishing, ransomware, groowing (ataques de acoso a niños y niñas)”, declaró a la publicación Carlos Stella, director de capital humano para América Latina de la firma VU, especializada en soluciones de prevención de fraude y protección de la identidad.
Stella indica que la problemática no es sencilla en la Región y que una de las mayores dificultades es el déficit de especialistas en el combate a estas modalidades de ciberdelincuencia, el cual llega a 1.5 millones.