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La fijación del salario mínimo en México ha sido objeto de amplias discusiones y una de sus etapas disruptivas se dio en 2014, cuando el gobierno de la Ciudad de México impulsó un proyecto de alcance nacional, que obtuvo consenso, dando paso a la definición de un salario mínimo nacional que eliminó la indexación de tarifas, multas y otros precios con base en sus ajustes.
La reforma posibilitó la discusión de un aumento del salario mínimo sin la preocupación de provocar una inflación general, y, a partir de 2015, inició la recuperación del salario real y del poder adquisitivo de los asalariados. El salario mínimo pasó, de esta forma, de 88.36 pesos diarios en 2018 a 102.68 pesos en 2019, y a 123.22 pesos diarios durante 2020.
Un ejercicio realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (Ceey) fechado el 6 de julio pasado y hecho público en octubre, indica que el salario suficiente para alcanzar un nivel de vida digno puede provenir a raíz de estimar el Estándar de Ingreso Mínimo (EIM), con un salario vital (quincenal) por trabajador(a) de tiempo completo de 15,813 en la Ciudad de México y de 14,795 fuera de la Ciudad de México.
En México, sin embargo, figuran dos cuestiones tratadas por separado: la determinación y definición del salario mínimo, por un lado, y el nivel mínimo de bienestar, medido por el valor de la canasta de bienes y servicios para no considerar a la población en situación de pobreza, por el otro.
“México carece de un estándar de ingreso que pueda calificarse como suficiente, y tomarse como parámetro en las discusiones sobre los pisos mínimos o deseables de salario e ingreso laboral.
“Esta carencia es relevante, pues dificulta el diálogo y los acuerdos entre las y los distintos actores involucrados, mismos que son necesarios para el avance en la agenda de desarrollo social en el país”, advierten en el trabajo cinco investigadores en total, coordinados por Marcelo Delajara, director del programa de crecimiento económico y mercado laboral del Ceey.
Es decir, en México, aunque la fijación del salario se divida en dos, la determinación de salarios mínimos, por un lado, y el nivel mínimo de bienestar, por el otro, en realidad el problema es solo uno: la demanda social sobre la suficiencia del salario mínimo.
“Esta aún no se satisface, y con el salario mínimo no se puede alcanzar un nivel de vida que la sociedad en general considere aceptable” advierte el grupo experto del Ceey en la investigación “el estándar de ingreso mínimo en cuatro grandes ciudades de México”.
El grupo colegiado indica que una vez estimado el Estándar de Ingreso Mínimo, es posible calcular el salario suficiente para un nivel digno de vida, lo que realizó con grupos de trabajo en las ciudades de Puebla, Guadalajara, Monterrey y en la capital del país, y que terminó antes de comenzar la pandemia derivada del Covid-19.
“Lo que se necesita y cuánto ingreso es suficiente para alcanzar una vida digna refleja, en lo principal, la situación en ese momento”, aclara la institución.
Paso por paso
Una vez estimado el Estándar de Ingreso Mínimo, de acuerdo con el grupo de investigadores, es posible calcular el salario suficiente para un nivel digno de vida o living wage (salario vital), utilizada también por la Organización Mundial del Trabajo (OIT)
El salario vital tiene como meta mejorar la situación material de los trabajadores y garantizarles un nivel mínimo básico de vida, mismo que sea compatible con la “dignidad humana”, o suficiente para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores, donde pesan una serie de variables que desvían las trayectorias sobre estimaciones de salarios, debido a que no es lo mismo lo que percibe una pareja sin hijos que trabaja tiempo completo, a otra compuesta por una pareja con dos hijos(as), el estándar del país.
“Como resultado, tenemos un salario vital (quincenal) por trabajador(a) de tiempo completo de 15,813 en la Ciudad de México y de 14,795 fuera de la Ciudad de México”, arroja uno de los primeros resultados del grupo experto.
Para las familias que no poseen una vivienda digna, el costo de un inmueble se suma a los valores antes mencionados. De esta forma el Estándar de Ingreso Mínimo, que incluye la renta de una pareja con dos hijos(as) en preescolar y primaria, se estimó en 25,448 pesos en Puebla, Monterrey o Guadalajara y en 27,198 pesos en la Ciudad de México.
Debido a la diferencia entre el costo de las rentas de vivienda en la Ciudad de México y en las otras ciudades estudiadas, el Estándar de Ingreso Medio se presenta, de inicio, sin incluir el valor de la renta.
Pero ¿cuánto más elevado debe ser el salario mínimo en relación con el salario necesario para situarse apenas por encima de la pobreza?
La comparación entre el salario vital, o EIM, el urbano de pobreza y el salario mínimo, muestra hasta qué punto este último se ha rezagado en México.
El salario vital resulta en 15,813 pesos después de impuestos con pesos de febrero de 2020 en la Ciudad de México, y 14,795 pesos en el resto de las grandes ciudades.
Cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de ese mismo mes, arrojan que el salario quincenal para no caer en situación de pobreza fue de 3,729 pesos en las zonas urbanas del país.
En principio, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) lo determina conforme la situación económica general del país, las variaciones en el costo de vida por familia y las condiciones del mercado de trabajo. También toma en cuenta las estructuras salariales y los cambios de mayor importancia que se hayan observado en las diversas actividades económicas.
Los grupos de trabajo para el objeto de la investigación estuvieron integrados por 10 personas representativas de la diversidad de la población en términos de sexo, nivel educativo, condición socioeconómica, tipo de ocupación, estrato de ingreso y si eran dueñas(os) o no de la vivienda que habitan.
“Si bien la metodología para el cálculo de la pobreza se basa en opiniones de expertos y no considera la opinión de la sociedad en su medición, la diferencia entre este salario de pobreza y el salario vital pone de manifiesto la distancia que existe entre apenas situarse por encima de la línea de pobreza por ingresos y vivir una vida digna en México”, expone el Ceey.