Invertir en las personas genera valor a la empresa

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Las gráficas de resultados son un reflejo de cómo anda la empresa, pero no lo son todo. Cuando se hace una evaluación integral donde las personas están incluidas, el matiz de los resultados cambia.

Si bien las metas son alcanzar niveles de productividad, superar los índices precedentes, lograr mejores puntos porcentuales, éstas cambian los valores cuando se echa un vistazo al estado de bienestar de las personas que están detrás de los números.

Voltear a ver a las personas es un nicho de oportunidad para el crecimiento de la empresa, que por lo regular no se toma en cuenta y que tampoco entra en juego a la hora de definir o modificar objetivos o de echar a andar programas específicos de crecimiento empresarial.

Y no se nota, porque en el mundo corporativo, empresarial y de negocios los accionistas reciben balances de desempeño económico, pero el sistema de contabilidad nunca contempla la valuación del intangible más importante que poseen las organizaciones, ese valor que acumula experiencia, habilidades, conocimientos y competencias, es decir, el ser humano.

Invertir en personas y destinar tiempo y presupuestos para el perfeccionamiento de sus competencias es lo que verdaderamente genera riqueza dentro de las empresas. Es una inversión que contribuye a la formación integral de cada persona para que aporte lo mejor de su inteligencia, de sus conocimientos y tenga una mejor entrega en su desempeño laboral.

Resultados de la inversión

Las empresas destinan recursos para comprar mobiliario, equipos nuevos, insumos, actualizaciones de software y hasta elementos decorativos. También presupuestan cursos para los empleados.

Como ente vivo, la empresa nunca debe olvidar en su planeación, que el mobiliario es importante, pero más lo son las personas que hacen mover la maquinaria empresarial.

En tal sentido es vital actualizar al contador en las reformas hacendarias, como que las personas de intendencia tengan conocimiento sobre el correcto uso de artículos de limpieza, por ejemplo.

En el caso particular de la formación de los mandos intermedios, la selección de programas de perfeccionamiento de competencias es determinante porque con ello los objetivos de la empresa quedan a buen resguardo.

Los resultados de esta inversión se materializan en tres puntos fundamentales:

  1. Toman mejores decisiones.
  2. Dan estructura y eficiencia a los objetivos planteados por la alta dirección.
  3. Son capaces de armonizar el engranaje humano de la empresa.

Inversión razonada

Cuando una empresa invierte en las personas, las empodera al perfeccionar sus habilidades. Además fortalece su liderazgo y con ello les brinda la seguridad y certeza que les permite desarrollar sus funciones en libertad.

La contabilidad de los motivos y resultados de la inversión en personas será siempre a favor de la empresa, porque con la profesionalización de los mandos intermedios se está construyendo la verdadera alma de las empresas. La razón es muy sencilla: los mandos intermedios tienen la experiencia, que sumada al apoyo de la alta dirección se traduce en el motor que empuja la empresa hacia mejores resultados.

Con esta inversión se les dota de herramientas para que vivan con entusiasmo los retos que enfrentan a diario, para que cumplan con los niveles de calidad y liderazgo que demanda la alta dirección y lo más importante: que aprendan a vivir en un balance armónico consigo mismos, con sus familias, sus compañeros de trabajo, sus jefes, clientes y proveedores.

El bienestar de las personas al interior de la empresa, no se limita a que gocen de buena salud, sino a un estado de completud. Así una persona que es reconocida y valorada en sus quehaceres al interior de la empresa, podrá desarrollar mucho mejor el resto de sus tareas y compromisos en casa y con los demás.

Es decir, las personas merecen ser reconocidas en sus capacidades, en sus aportes, requieren también ser alimentados con conocimientos nuevos o actualizaciones, dotarles de las herramientas necesarias para desarrollar sus funciones.

Las personas son el capital más valioso, el patrimonio humano que hace latir a una empresa. En pocas palabras son el principal activo, sin el cual nada es posible.

*Director General de ICAMI Región Centro. Cuenta con una Master en Dirección de Empresas para Ejecutivos con Experiencia, por el IPADE.

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