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Haydeé Moreyra
El 14 de agosto la Oficina de Europea de Estadística –mejor conocida como Eurostat– envió un comunicado sobre el crecimiento económico de la región, noticia que dio de mucho de qué hablar en todo el mundo por más de una razón. En principio, las noticias sobre la recuperación económica no fueron nada halagüeñas. El producto interno bruto (PIB) de Europa prácticamente no creció, al registrar un incremento marginal de 0.2 por ciento durante el segundo trimestre de 2014. Pero más preocupante aún fue el desempeño económico de Alemania, el gran motor de Europa. Durante el segundo trimestre de 2014, la economía alemana cayó 0.2 por ciento con respecto al mismo periodo de 2013. Dada la importancia que la economía de Alemania tiene en la recuperación de Europa, vale la pena detenernos un momento y entender lo que está pasando dentro y fuera de la región.
Según cifras de la Eurostat, en el primer trimestre de 2014, el PIB de la zona euro registró un aumento de apenas 0.2 por ciento, en tanto que en el mismo periodo, el PIB del grupo de los 28 países que integran la Unión Europea apenas creció 0.3 por ciento. En comparación con el mismo trimestre del año pasado, el PIB ajustado se incrementó apenas 0.7 por ciento y 1.2 por ciento en la zona euro y en los 28 países de la Unión Europea, respectivamente. Parte de este débil comportamiento obedece a la crisis económica que ha golpeado a varios países de la región, la cual ha sido exacerbada por las políticas anticíclicas y por el surgimiento de conflictos geopolíticos recientemente. Pero desde mi punto de vista ambos factores no sólo han afectado a economías como Grecia o España, sino que se ha extendido a otros países estratégicos como Italia, Francia y Alemania.
En el segundo trimestre del año el PIB de Alemania cayó por primera vez en más de 1 año. Este sorpresivo débil desempeño, desde mi punto de vista, se ha alimentado en buena medida por la debilidad económica de la región. Por ejemplo, las exportaciones de Alemania apenas crecieron 1 por ciento en junio y tan sólo 2.4 por ciento en lo que va del año. Más aún, la Cámara de Comercio e Industria de Alemania estimó que las exportaciones de las empresas no podrán crecer más de 3.5 por ciento en 2014.
Alemania, con casi 1.4 millones de dólares en exportaciones, es el principal exportador en toda Europa, seguido por los Países Bajos, Francia, Reino Unido e Italia. Es decir, que la economía alemana haya perdido dinamismo significa que la recuperación europea, vía comercio internacional, se podría rezagar sustancialmente de continuar con esa tendencia.
Pero más preocupante aún es el grado de codependencia en la región. Según datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el 69 por ciento de las exportaciones de la Unión Europea van dirigidas a ese mismo bloque, en tanto que el 10 por ciento y 8 por ciento restante van dirigidas a Asia y Estados Unidos, respectivamente.
El principal mercado de Alemania es la Unión Europea. Tan sólo ese mercado representa 56 por ciento del destino de las exportaciones de Alemania. ¿Y cuál ha sido el desempeño de los países que integran el bloque? Francia, por ejemplo, lleva 2 trimestres seguidos con crecimiento nulo, en tanto que Italia registra caídas en su PIB trimestral en todo lo que va del año. Es decir, el principal mercado de Alemania está seriamente afectado por una desaceleración.
Por si eso fuera poco, las exportaciones alemanas representan cerca del 52 por ciento de su PIB. Es decir, el comercio internacional y la debilidad en uno de sus mercados más importantes tienen un impacto directo en el desempeño de la economía alemana, motor de crecimiento de Europa.
Pero este escenario se complica todavía más por un elemento adicional en el horizonte: la crisis geopolítica causada por los enfrentamientos en la Franja de Gaza y, más importante aún, por el conflicto ente Ucrania y Rusia. La incertidumbre que genera este tipo de conflictos se traduce en la desconfianza de los inversionistas, fluctuaciones en el sistema financiero y presión sobre el tipo de cambio. Una combinación de elementos nada deseables para una región en vías de recuperación.
La incertidumbre no es el único problema para Alemania y Europa. La economía real también se está viendo afectada por el abastecimiento de energéticos y de productos agrícolas a partir del embargo que impuso Rusia a las exportaciones de alimentos desde Europa. El problema no es menor. Según datos de la OMC las exportaciones europeas de productos agrícolas equivalen al 10 por ciento del total de exportaciones en esta región. Esta situación afectará principalmente a países como Italia, Francia y España. No por nada la Comisión Europea decidió que compensaría con 125 millones de euros a todos los productores afectados por el bloqueo ruso. En el caso de Alemania el problema principal tiene que ver con el abastecimiento de energéticos desde Rusia (cerca del 20 por ciento de sus importaciones son productos energéticos y mineros).
Con todos estos eventos en el escenario global es difícil confiar que la recuperación de la eurozona pueda darse en este año. Más aún, empieza a haber cuestionamientos respecto a la desaceleración que presenta la economía en Alemania, país que se había mantenido relativamente aislado de la crisis. Ahora se hace más evidente la dependencia desde y hacia Europa. Una relación que había funcionado, ahora parece arrastrar el crecimiento de la región hacia la incertidumbre.
*M.A Haydeé Moreyra García
Coordinadora Executive MBA-EGADE Business School.