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La calificadora Standard & Poor’s cambió la nota soberana de México de una perspectiva estable a soberana, debido a que encuentra una alta posibilidad de que se saquen adelante las reformas planteadas.
Estas calificaciones, dice la firma son el reflejo del historial del gobierno de aplicar cautelosas políticas monetarias y fiscales que han contribuido a que el país tenga bajos déficits gubernamentales y niveles de inflación.
Además, señala, han impulsado la resistencia económica y han contenido los niveles de deuda externa y fiscal.
No obstante, la empresa señala que las calificaciones soberanas de México aún pueden estar acotadas por una limitada flexibilidad fiscal, además de las perspectivas de un crecimiento económico modesto para el mediano plazo.
Aproximadamente 35% de los ingresos presupuestarios totales proviene del sector petrolero, lo que deja vulnerable al gobierno ante la volatilidad en los precios del petróleo y ante una potencial caída en la producción petrolera en el mediano plazo, especialmente en tanto la base tributaria no petrolera siga siendo baja, dijo Standard and Poor´s.
Aun así, la perspectiva positiva refleja una mayor probabilidad entre tres de que el gobierno logre avanzar exitosamente políticas que fortalezcan más el margen de maniobra fiscal de México y su panorama de crecimiento en el mediano plazo –las dos principales limitantes de las calificaciones soberanas del país.
La firma destaca que desde que asumió la presidencia en diciembre de 2012, la administración del Presidente Enrique Peña Nieto ha reiterado su compromiso con las políticas para reforzar la estabilidad macroeconómica, mejorar la competitividad y productividad en la economía y para fortalecer las cuentas fiscales de México.
“El presidente y su equipo de trabajo afirman que sus reformas tendrán un gran alcance, aunque los detalles de las tan anticipadas medidas fiscales y en el sector de la energía solamente se pondrán sobre la mesa en el segundo semestre de 2013. Anteriores administraciones afrontaron dificultades para aprobar tales reformas durante la última década, dada su propia naturaleza polémica y la necesidad de coordinar entre los partidos en un congreso mexicano dividido, como todavía es el caso actualmente”.
Ante ello, la firma calificadora de valores considera que el gobierno ahora tiene una mayor probabilidad que antes de obtener la aprobación para tales políticas, debido en parte al capital político más fuerte del presidente. Sin embargo, la aprobación no está asegurada en absoluto. En nuestra opinión, la capacidad de la administración para capitalizar este reciente impulso político durante sus primeros 12-18 meses, será crucial para la calificación crediticia futura de México.
Posteriormente, esperamos que el crecimiento promedie 3.3% en los siguientes años, estimaciones cercanas a su PIB potencial, pero que resultan menores en comparación con la mayoría de otras economías emergentes. Sin embargo, un impulso robusto a las reformas implicaría avances en las perspectivas de crecimiento a mediano plazo del país.
Se espera que los indicadores de deuda y déficit fiscales de México se mantengan bastante estables. También S&P proyecta que la deuda neta del gobierno general, que se situó en 36% del PIB en 2012, se mantenga alrededor de ese nivel para 2013-2014.
El déficit del gobierno general tenderá a la baja promediando 2.6% del PIB en 2013-2014, en comparación con 2.9% en 2012. La base de ingresos de México –y su base tributaria no petrolera en particular— es menor que la de sus pares y limita las calificaciones.
Esperamos que los ingresos generales del sector público se mantengan firmes en aproximadamente 23% del PIB en 2013, nivel consistente con los ingresos gubernamentales de 18% del PIB, pero muy por abajo de la mayoría de sus pares con calificaciones similares que tienden a tener ingresos que rebasan 30% del PIB (para la mediana de ‘BBB’ es de 33% del PIB).