Competencia Económica: La factura de los oligopolios

Cemex
Cemex

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 37 segundos

Los 10 principales grupos empresariales mexicanos concentran más del 60% de la producción industrial del país pero sin el impacto equivalente en la generación de empleos, revela un estudio publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

En México, la élite empresarial no ha promovido el crecimiento económico, pues se financia principalmente del capital de terceros, subutiliza sus activos para evitar la entrada de competidores y su aportación a la generación de empleos es exigua.

De acuerdo con los Censos Económicos 2009, las grandes empresas apenas si han generado el 0.2% de los empleos en el país

La creciente aportación al Producto Interno Bruto (PIB) de los 100 principales grupos empresariales mexicanos “da cuenta de un proceso de concentración y centralización de ventas, activos totales, pasivos y patrimonio en manos de pocos”, señala una investigación publicada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El estudio realizado por Germán Alarco y Patricia del Hierro, y que lleva por título Crecimiento y concentración de los principales grupos empresariales en México, refiere que entre 2005 y 2007 hubo una mayor concentración de la producción nacional por parte de las 100 principales empresas mexicanas, pero en mayor medida entre los 10 grupos que encabezan la elite empresarial.

El trabajo de Alarco y del Hierro se basa en la información que publica anualmente la revista de negocios Expansión sobre las 100 empresas mexicanas más importantes. El periodo analizado se seleccionó debido a que la información relativa a esos años fue más homogénea, explican los investigadores.

De acuerdo con los datos recabados por Alarco y del Hierro, el listado de empresas más importantes lo encabeza el grupo económico formado por Grupo Carso, América Móvil e Inbursa, de Carlos Slim Helú e hijos; seguido por la empresa Cemex, de Lorenzo Zambrano Treviño; y el tercer lugar lo ocupa Grupo México, de Germán Larrea Mota Velasco.

En las posiciones siguientes se ubican Fomento Económico Mexicano (FEMSA), que pertenece a José Antonio Fernández Carbajal; Grupo Alfa, de Dionisio Garza Medina; Grupo Modelo, de Carlos Fernández González; Gruma y Banorte, de Roberto González Barrera; Grupo Bimbo, de Daniel Servitje Montull; Grupo Bal, de Alberto Bailléres González; y Grupo Salinas Elektra, de Ricardo Salinas Pliego.

El estudio refiere que, en tres años, esta decena de grupos empresariales aumentó la concentración tanto de los activos totales como de los pasivos. Para 2005, el 60.8% de los activos se encontraba en manos de los citados empresarios; para 2007, éstos acaparaban el 66.8%. En cuanto a los financiamientos, el grupo concentró el 59.1% en 2005, porcentaje que aumentó a 69% para 2007.

De la misma manera, las ventas de este grupo aumentaron de 1 billón 165 mil 24 millones de pesos en 2005 a 1 billón 579 mil 250 millones de pesos en 2007.

Sin fomento al empleo

No obstante que en años recientes la producción de los principales grupos económicos del país ha aumentado, ello no se ha reflejado en un crecimiento del empleo, de acuerdo con la Cepal. De este modo, mientras para 2007 la producción total de las 100 principales empresas fue equivalente al 22.9% del PIB, la aportación de este grupo al empleo ha sido “de menor importancia”.

Para 2007, la contribución del centenar de empresarios al empleo fue de 1 millón 500 mil personas, que en relación con la población asalariada significó 5.8%, y respecto de la población ocupada a nivel nacional apenas si representó el 3.5%.

Contrario a lo reportado con las ventas de las empresas, en el caso del empleo no se registró una concentración por parte de los 10 principales grupos económicos. Para 2007, éstos absorbieron sólo 2.8% del empleo asalariado nacional y 1.7% de la población ocupada total.

Lo anterior coincide con la información reportada en los Censos Económicos 2009, elaborados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, que muestran que de las 5 millones 144 mil entidades económicas que se registran en el país, el 95% son microempresas. Éstas dan empleo a 45.6% del total de trabajadores.

En contraste, el porcentaje de empresas que ocupan a más de 251 personas –que serían las grandes empresas– apenas si representa el 0.2% del total de unidades económicas del país.

Estado protector…

Carlos Morera Camacho, doctor en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica el proceso histórico a través del cual se configuró la actual concentración de la riqueza en manos de unos cuantos empresarios. En su análisis, destaca el papel que ha jugado el Estado mexicano como benefactor y protector de éstos durante las últimas décadas.

Morera Camacho plantea que desde el sexenio de Luis Echeverría Álvarez, comenzó un fuerte proceso de concentración de los grupos empresariales, a cuya cabeza estaba entonces el Grupo Monterrey, al que pertenecen Vitro, Alfa y Grupo Industrias Monterrey.

A partir de la década de 1990, el grupo más favorecido ha sido el de Carlos Slim Helú, considerado el hombre más rico del mundo.

El investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM expone que tras las crisis económicas de 1995 y de 2000, inició un fenómeno de “financiarización”, con el que las empresas dejaron de depender de la banca para financiarse y comenzaron a hacerlo a través de la emisión de acciones y de deuda.

En esta nueva etapa, el apoyo del Estado a las grandes empresas se ha reflejado a través de beneficios fiscales, como la exención del pago de impuestos.

Morera Camacho considera que dichas salvaguardas sólo han favorecido a la clase empresarial, pues no ha implicado crecimiento económico ni generación de empleos.

Estrategias para no crecer

Con base en el análisis de la información financiera de los 100 mayores grupos empresariales mexicanos, los investigadores Alarco y del Hierro señalan que éstos se han financiado mayormente con capital de terceros, mientras que las aportaciones de capital propio a través del patrimonio han sido limitadas.

Lo anterior significa que a través de financiamientos bancarios y bursátiles, tanto nacionales como internacionales, y mediante la emisión de deuda, las empresas han aumentado sus pasivos en lugar de incrementar su patrimonio.

En el caso de los 10 grupos empresariales que están a la cabeza, éstos “aprovechan su posición” para obtener más capital de terceros mediante un mayor nivel de apalancamiento respecto del promedio de los grupos económicos y empresarios nacionales, refiere el estudio.

En contraste, los grupos económicos Grupo Aeroportuario del Sureste, Ixe Grupo Financiero, Grupo Gigante, Promotora Ambiental, Verzatec, Promotora y Operación de Infraestructura, Corporación Interamericana de Entretenimiento, San Luis Rassini, Grupo Transportación Marítima Mexicana y Grupo Martí incrementaron sus activos, gracias al aumento de su patrimonio y a la reducción de sus pasivos.

El estudio también advierte una baja rotación en las ventas de las empresas. Esto se debe a que, “como parte de sus estrategias defensivas”, las empresas tienden a “sobreinvertir” para generar barreras de entrada a sus competidores. Si bien esta práctica implica la subutilización de sus activos, las empresas asumen ese “costo de oportunidad a fin de garantizar los espacios de crecimiento para sus grupos”.

Al igual que en la mayoría de los países de América Latina, los grupos empresariales en México surgieron principalmente en tres momentos históricos: a partir de la industrialización temprana de finales del siglo XIX y principios del XX; durante el proceso de sustitución de importaciones de las décadas de 1950 a 1960; y a partir de la reestructuración productiva neoliberal de la década de 1980, señala el trabajo de Alarco y del Hierro.

También explican que si bien las redes empresariales pueden ser grandes y relativamente complejas, y que pueden contar con estrategias “tanto defensivas como ofensivas”, mantienen una estructura de capital “muy tradicional”, dado que está bajo el control de un grupo familiar en particular.

A diferencia de otros países, las empresas en México en general no cuentan con instituciones financieras bajo su control o que formen parte de su grupo. Para 2007, tan sólo 12 de los 100 grupos analizados contaban con instituciones financieras asociadas o que constituyeran su principal actividad.

Se trata de las vinculaciones Slim-Inbursa, González Barrera-Banorte, Salinas Pliego-Banco Elektra, Del Valle Ruiz-Ve por más, Ixe, Invex, así como los grupos financieros de tamaño limitado: Banco del Bajío, Banregio, Interacciones, Afirme, Mifel y Monex.

El estudio también enfatiza el hecho de que ninguno de los grandes grupos mexicanos ocupa un lugar significativo en ramas de alta tecnología.