Pacto de mentiras entre SE y la ANTAD

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Inútil e ineficiente resultará el acuerdo entre la Secretaría de Economía (SE) y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) para aplicar un programa de descuentos a productos de consumo básico.La Secretaría de Economía y el gobierno espurio eluden su verdadera responsabilidad al anunciar un “pacto” para establecer descuentos en 300 productos de consumo básico en vez de atacar los problemas de fondo.
Cabe destacar que la medida propuesta por la SE es el reconocimiento tácito de que la mal llamada reforma fiscal y los incrementos en la gasolina, diesel, energía eléctrica y granos básicos han tenido y tendrán un efecto negativo sobre el poder adquisitivo y el bienestar de la gente.
Los encargados de las políticas económicas tendrían que retomar las propuestas del gobierno legítimo que se basan en el combate frontal a los monopolios y oligopolios, mediante la aprobación de la Ley de Precios Competitivos y la aplicación de un vasto programa emergente de producción y subsidios a la producción de granos básicos en el campo mexicano, cuya estrategia completa fue propuesta desde febrero de 2007, en el programa denominado “Cuidado de la economía nacional y defensa de la economía familiar frente a la carestía”.
El “pacto o acuerdo” anunciado por Eduardo Sojo resultará ineficiente y económicamente inviable, ya que en la mayoría de los comercios establecidos y en las tiendas de autoservicio, la retiquetación de precios se mantuvo vigente a lo largo de 2007, por ello no se logrará revertir el incremento en los precios de los productos que integran la canasta básica y que entre diciembre de 2006 y la primera quincena de 2007 mostraron un crecimiento del 35 por ciento.
Más aún, la medida de Sojo causará distorsiones en la economía, ya que desde hace muchos años se estableció la liberalización de los precios, por lo que cualquier intento de control de precios implicará importantes desajustes en las cadenas productivas, al mandar señales equivocadas en los precios del mercado, tal y como sucedió en el caso de la tortilla cuando se “formalizó su incremento a principios de 2007”, en vez de haber recurrido a políticas de subsidio y de fomento a la producción y comercialización del maíz.
Los pactos o acuerdos se establecieron en México en la época de Miguel de la Madrid y al principio de la administración de Carlos Salinas de Gortari, y formaron parte de los llamados “planes de choque” que buscaban contener la elevada inflación; se aplicaron también en algunos países de Latinoamérica, por ejemplo en el Plan Austral en Argentina o el Plan Cruzado en Brasil.
Estos programas se acompañaban de otro tipo de medidas encaminadas a reducir el déficit público, y de fuertes restricciones monetarias que limitaban el crecimiento económico, el poder adquisitivo de la gente y el empleo.
A lo anterior hay que añadir que dicho acuerdo o pacto se llevará a cabo durante la segunda quincena de enero, cuando comerciantes, productores y tiendas de autoservicios ya hayan incrementado los precios.
En el caso del gasolinazo, prácticamente la totalidad de los productores y comerciantes ya reflejaron en sus precios el efecto que tendrá esta medida, por lo que, en teoría, no tendrían que modificar sus precios en enero.
Sólo basta señalar que en julio de 2007, cuando se lanzó la propuesta de incrementar el precio de la gasolina, el costo de una muestra de 42 productos básicos se ubicó en 1 mil 45.15 pesos. Para la primera quincena de octubre, cuando se formalizó su aprobación en el Congreso, el costo de esta canasta ya ascendía a 1 mil 102.28 pesos.
De esta manera, entre julio y octubre del año pasado se observaron incrementos que reflejaban el impuesto a la gasolina. Por ejemplo, el kilo de frijol pasó de 16 pesos a 20; la bolsa de 500 gramos de lenteja, de 7.90 a 8.91; el paquete con 12 huevos, de 14.70 a 16; el pan de caja Bimbo, de 18.90 a 20; el kilo de pollo entero, de 23.95 a 26 pesos.
Esto muestra claramente que entre julio y la primera quincena de octubre, el crecimiento en costo de esta canasta básica registró un incremento de 5.46 por ciento, cifra que es similar al incremento total que tendrá la gasolina, gracias al impuesto propuesto por Acción Nacional y avalado por los diputados priistas.
Desde hace varios años no se observaba un incremento de tal magnitud en los precios de los productos que integran la canasta básica. Entre enero y diciembre de 2006, el crecimiento de los precios de estos 42 productos fue de 10.53 por ciento, al pasar de 740.44 a 818.44 por ciento.
Y si revisamos lo ocurrido durante 2007, nos damos cuenta de que entre diciembre de 2006 y diciembre de 2007 el costo de esta canasta de 42 productos pasó de 818.44 a 1 mil 103.63 pesos, lo que significó un incremento de 34.85 por ciento.
Así, con base en el salario mínimo mensual, el costo de estos productos pasó de representar el 50.8 al 73 por ciento de un salario mínimo de un trabajador.
Esta situación se ha visto recrudecida en el caso de los productos alimenticios que forman parte de la canasta básica. Se observa que el costo de los alimentos que la integran pasó de 485.4 pesos en enero de 2006, a 540.46 en diciembre de 2006, y a 732.71 pesos en la primera quincena de diciembre de 2007, cifra que representa un incremento de 50.94 por ciento respecto a enero de 2006, y un crecimiento de 35.6 por ciento durante 2007.
Es importante destacar que en el caso de los alimentos, prácticamente todos los productos que integran la canasta básica han registrado incrementos muy superiores al del salario mínimo. Así, respecto a diciembre de 2006, el crecimiento de los precios ha sido: frijol, 87.5 por ciento; lenteja, 102.5; salchicha, 68.9; leche condensada, 32.9; leche en polvo, 51.28; mantequilla, 56.03; arroz, 40.52; huevo, 60.5 por ciento.
Mientras que en enero de 2006 un obrero requería de 15.24 días de trabajo –con una jornada laboral de ocho horas y percibiendo un salario mínimo– para adquirir 42 productos de la canasta básica, en la primera quincena de diciembre pasado requirió de 22 días de trabajo para adquirir la misma canasta de productos.
En la actualidad, un obrero que percibe el salario mínimo tiene que destinar casi 22 días de trabajo para poder obtener una canasta de 42 productos básicos, por lo que con lo que le resta (ocho días de trabajo) tiene que hacer frente a los costos de transporte, vestido y vivienda, lo cual resulta prácticamente imposible, ya que el incremento del salario mínimo en 2007 fue de sólo 3.9 por ciento.
Un obrero que percibe el salario mínimo requería en enero de 2006 de 9.55 horas de trabajo para adquirir un kilo de bistec, de 6.59 horas de trabajo para adquirir un kilo de carne molida, de 0.82 horas de trabajo para adquirir un kilo de tortilla o de 2.47 horas de trabajo para adquirir dos kilos de azúcar.
Para la primera quincena de diciembre de 2007, el mismo obrero requiere de 11.56 horas de trabajo para adquirir un kilo de bistec, 10.14 horas de trabajo para adquirir un kilo de carne molida, 1.27 horas de trabajo para adquirir un kilo de tortillas, 4.12 horas de trabajo para adquirir un pollo y 9.40 horas de trabajo para adquirir un kilogramo de jamón.
El sólo anuncio del incremento a la gasolina y diesel se reflejó en los incrementos en los precios de prácticamente todos los productos, ya que quienes perciben que en algún momento del tiempo los precios se incrementarán, prefieren adelantarse y llevar a cabo el ajuste de inmediato, por ello, los comerciantes y productores de servicios se previenen incrementando los precios hoy, y no hasta mañana.
Por esta razón, diversos productos alimenticios –carne, huevo, leche, pan bolillo– aumentaron y de seguro lo volverán a hacer.
Éste primer mes de 2008 cerrará con incrementos en la mayoría de los granos básicos, así como de la gasolina y de la energía eléctrica, por lo que se estima que la canasta básica tendrá un incremento de cuando menos 15 por ciento.
Esta situación sugiere, además, que el seguimiento de los precios que realiza el Banco de México –para obtener la inflación o el crecimiento de los precios en la economía– ya no refleja la realidad del poder adquisitivo de las familias, esto debido a que la ponderación que realiza para calcular el crecimiento de los precios contiene sesgos que tienden a subestimarlo.
Finalmente, la cifra que se recaudará en 2008 por el impuesto a la gasolina (8 mil millones de pesos) equivale al gasto del gobierno por concepto de seguro de gastos médicos mayores para funcionarios de alto nivel, al gasto en seguro de separación individualizada para funcionarios de alto nivel y al gasto en servicios de asesoría que tendrá el gobierno federal, por lo que, resulta, estos ingresos podrían ser compensados con un programa de austeridad.

* Secretario de la Hacienda Pública del gobierno legítimo

Año V No. 60 Enero de 2008