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Por Lilia Carrillo
Mucho se ha analizado el resultado de las elecciones intermedias: ¿qué significan para el país?, ¿cómo nos va a impactar como ciudadanía? Concuerdo con la opinión de que fue muy cercano a un referéndum -porque así se posicionó en la agenda desde el Ejecutivo- y no fue ni la tabla de la salvación de la democracia ni el abismo en el que nos vamos a hundir como sociedad.
Personalmente, considero que el resultado más valioso que obtuvimos como sociedad es la importancia de los contrapesos, y en ese sentido, ha sido vital el papel que juegan los organismos autónomos, la sociedad civil y los medios de comunicación. Y no sólo ante el poder político: ante cualquier tipo de poder que se ejerza desde distintos ámbitos.
Uno de los ejemplos que me gustaría compartir es el basado en el libro -que inició como reportaje- “Mala Sangre” del periodista John Carreyrou, que documenta la historia de la empresa Theranos, fundada por Elizabeth Holmes, durante el florecimiento de las grandes startups en Silicon Valley.
Theranos logró posicionarse entre fondos de inversión, directivos y la comunidad emprendedora como la empresa protagonista de la gran revolución médica, donde a partir de una mínima muestra de sangre sería posible obtener grandes cantidades de datos de análisis en beneficio de los pacientes.
Rodeada de secrecía, con una cultura laboral basada en el temor y las represalías, Theranos saltó a las páginas de un diario legal por una cuestión de patentes. La información no pasó desapercibida y terminó como una pista para el periodista de The Wall Street Journal.
El periodista John Carreyrou narra las presiones ejercidas por el equipo legal de Theranos contra las personas consultadas, él mismo y hasta el propio periódico. La empresa había logrado crear un círculo de temor a su alrededor gracias a una implacable persecución legal en contra de todos los que -a su juicio- faltaban a la verdad o filtraban información en detrimento de su imagen.
Además, su CEO, Elizabeth Holmes, había logrado una sólida red de personas que creían que, efectivamente, había una campaña que buscaba desprestigiar su imagen o robar sus resultados.
El periódico decidió respaldar la investigación realizada por su reportero, hacer frente a las presiones y publicar, logrando llamar la atención de una empresa que estaba poniendo en riesgo la vida de las personas.
Los contrapesos no son fáciles de construir y -generalmente- se logran basados en algo más que la tenacidad de las personas. Son muchas vidas las que han costado tener organizaciones de la sociedad civil que defienden los derechos humanos o ambientales; tener medios de comunicación que garanticen la libertad de expresión, así como instituciones autónomas.
No pueden ser negociables. Y estas elecciones lo demostraron.
Lilia Carrillo es experta en comunicación y socia de Meraki México
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