Perfil- Alfonso Romo: El imperio perdido y su inicio en la política

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Por su interés y actualidad, publicamos el perfil del empresario Alfonso Romo que presentamos en la revista Fortuna en junio de 2005 cuando el responsable del Comité de Inversiones de la Presidencia enfrentó la mayor crisis en su grupo empresarial. 

Aún adolescente, Alfonso Romo encabezaba en Monterrey, en sus años de preparatoria, un singular grupo de amigos conocido como “Los Comandos”. Nadie se imaginaba que el inquieto estudiante chilango del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey se convertiría en el presidente de uno de los principales emporios empresariales del país. Mucho menos esperaban que, en sólo una década, Romo perdiera la confianza de la familia Garza Lagüera

En busca de la autorización para operar un banco y dispuesto a encabezar el movimiento Opción Ciudadana rumbo a las elecciones de 2006, el empresario regiomontano Alfonso Romo enfrenta las consecuencias de la agresiva estrategia de ventas de sus empresas para pagar deudas y el descrédito entre banqueros e inversionistas internacionales.

“El país se está cayendo porque no hay puentes, porque no hay ideas, porque no hay visión”, decía Alfonso Romo a periodistas durante la presentación de Opción Ciudadana apenas unas horas antes de que un grupo de inversionistas encabezado por su suegro, Antonio Garza Lagüera, promoviera su destitución como presidente del Grupo Savia.

Ahora, Romo hace frente a la embestida de la dinastía regiomontana que, a juicio de investigadores consultados por Fortuna, no le perdonan que, tras la venta de Cigarrera La Moderna (Cigamond) a la multinacional inglesa The British American Tobacco(BAT) , el fundador de Seminis comprometiera los recursos de la familia Garza Lagüera en la costosa aventura de convertir a la empresa mexicana en el imperio de las semillas y productos frescos genéticamente mejorados.

Hace casi cuatros que Romo inició el remate de sus principales activos – Seguros Comercial América a ING y algunas plantas de Empaques Ponderosa a la Organización Editorial Mexicana (OEM) para financiar la expansión de Seminis, empresa que logró controlar el 22 por ciento del mercado internacional de semillas. Sin embargo, fue el embate de grupos ambientalistas y activistas como Greenpace los que impulsaron campañas en contra del consumo de alimentos mejorados genéticamente, lo que modificó las expectativas y planes de negocios de Romo.

Finalmente, en enero pasado y tras una intensa guerra comercial, Romo tuvo que vender los activos de Seminis a su competidor estadounidense, la empresa Monsanto, para cubrir parte de la deuda que mantenía Savia por más de 1,300 millones de dólares. Así, Alfonso Romo abandonó su bajo perfil y su pragmatismo empresarial para combinar la política con los negocios en el momento justo en el que se presentaron las denuncias de la familia Garza Lagüera, propietaria de más del 68 por ciento del Grupo Savia, que lo culpan de las minusvalías registradas en su patrimonio durante los últimos años.

El pasado 29 de abril, en una asamblea de accionistas de Savia en la que se hicieron públicos los problemas entre Alfonso Romo y su suegro Alejandro Garza Lagüera, el presidente de Seminis fue removido de su cargo en el Grupo Savia que aún controla empresas en los sectores financiero, de las telecomunicaciones, tecnología, software e inmobiliario.

Garza Lagüera y su esposa Consuelo Rangel de Garza, Garza aseguran, a través de sus demandas presentadas en tribunales de Monterrey, que las ventas decididas por Romo les representaron detrimentos en sus patrimonios; sin embargo, años atrás no le reprocharon que convirtiera a Pulsar Internacional, fundada en 1991, en una empresa con operaciones en 110 países más de 25,000 empleos directos y 110,000 indirectos y con ventas totales por 2,800 millones de dólares.

“En 1997, Romo vende la cigarrera porque había una contradicción con la imagen del empresario exitoso e innovador, se arriesga a la venta aún cuando entre la dinastía regiomontana se le observaba con recelo, sin embargo, demostró que tenía talento para los negocios y se le permitieron algunos errores”, dice María de los Angeles Pozas, investigadora del Colegio de México y autora del libro Reestructuración Industrial en México.

El negocio de las semillas, sin embargo, – dice Pozas- no correspondía a la ortodoxia y a la lógica de ganancias de las elites empresariales, en donde el mandato es generar utilidades antes que innovar.

Este fue el caso de Vitro que en la década de los noventas aborta su iniciativa Vitrotech a cargo de Enrique Canales porque no era un proyecto rentable. La gran empresa opta por la adquisición de tecnología madura y no apuesta por la investigación y el desarrollo, agrega la autora de varias investigaciones sobre el Grupo Monterrey.

“Mientras él (Romo) avanzaba nadie cuestionaba su legitimidad, por eso le permiten la venta de la cigarrera; de hecho se le consideraba un genio en las finanzas. Pero el Grupo Monterrey no perdona si cometes un error. Es una dinastía muy conservadora”, agrega.

Después de estudiar agronomía, dice Pozas, Romo confirmó sus inquietudes de tipo social. Por eso, después de convertirse en una verdadera revelación entre los administradores de Monterrey, Romo decide arriesgar capitales en el desarrollo de semillas genéticamente mejoradas.

El presidente de Pulsar, asegura la investigadora, pensaba que los alimentos transgénicos constituían una opción para combatir los problemas de alimentación de un país con 60 millones de pobres.

Activista político

Considerado uno de los empresarios progresistas de la elite regiomontana e ideólogo del gobierno del cambio, Alfonso Romo no hizo público en ningún momento su apoyo a Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, criticó a los tres partidos que distorsionan la validez de la futura elección presidencial.

Un consultor de varias empresas regiomontanas que pidió omitir su nombre consideró legítima la preocupación del presidente de la casa de bolsa Vector sobre el rumbo de la democracia y descartó buscar una mayor influencia política para beneficiar a sus negocios.

“No estoy loco para ser candidato a la presidencia, no soy militante de ningún partido, no me van a ver en ninguna boleta. Estoy aquí porque estoy muy preocupado por lo que está pasando en México y creo que como ciudadano, independiente de cómo empresario, me obliga a hacer algo”, dijo Romo a periodistas el pasado 29 de abril durante la presentación de Opción Ciudadana.

Pero luego de que llegó a controlar más del 22 por ciento del mercado global de semillas mejoradas al consolidar bajo la sombrilla empresarial de Seminis los activos de Asgrow, Petoseed y Royal Sluis con más de 2,000 productos, Romo tendrá que conformarse con una operación local de sus negocios.

Fox, el culpable

A los inversionistas del mercado de valores, Romo “ha informado que la inestabilidad política afectó el ambiente y clima de negocios, lo que impactó de manera negativa en la situación financiera de Savia”.

De hecho, la evolución del sector inmobiliario en Monterrey se ha visto afectado por las condiciones de la economía así como la escasa disposición del sector financiero para ofrecer hipotecas para el segmento residencial, dijo Romo a los inversionistas de Wall Street en el informe del Grupo Savia bajo el formato F-20.

Y agrega:”el gobierno mexicano sigue ejerciendo una creciente influencia en la economía y los planes del gobierno durante los años recientes no han alcanzado sus objetivos y las compañías no pueden garantizar que el gobierno cumpla con sus metas”.

Bionova, la empresa del Grupo Savia dedicada a productos agrícolas en fresco, -continua Romo- también se vio afectada por los problemas laborales que afectaron la productividad. “La mayor parte de los productos frescos se envían por camión entre México y Estados Unidos y además de los obstáculos para el libre tránsito, el sector transportista sindicalizado también es susceptible a problemas. Las entregas se atrasaron y redujeron la habilidad de Bionova de entregar alimentos frescos”.

Desde 2003, Bionova mantenía tierras arrendadas en plazos por hasta dos años; sin embargo, Romo lamenta que las limitaciones legales de propiedad también le impidieran una mayor plusvalía. Bionova, reconoce, enfrentó juicios por la propiedad de la tierra, los cuales nunca perdió.