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Piensa mal y acertarás
Por Fernando Martin
La promesa dada fue una necesidad del pasado, la palabra rota es una necesidad del presente ¿es acaso lo que estaría concluyendo Marcelo Ebrard al reconsiderar salir de MORENA? Pues el amague ha quedado en el pasado, no es palabra cumplida hasta el momento y, a pesar que sólo han pasado unas cuantas semanas, los ánimos se han calmado dentro de las filas morenistas. Aquel periodo de reacciones, amenazas y amagues, da paso a una etapa donde la batalla se ha recorrido a las filas de la Cámara de Diputados y la aprobación del presupuesto para el 2024 presentado por el Poder Ejecutivo.
Tal como fue adelantado en entregas anteriores de este espacio, una de las consecuencias de la selección de la Dra. Claudia Sheinbaum como Coordinadora de los Comités de Defensa de la 4T ha sido la conformación de un bloque de legisladores del partido guinda fieles a la causa del excanciller y a sus aspiraciones presidenciales, alrededor de 40 diputados que ha declarado su intención de aprobar el presupuesto en lo general, pero buscando la redistribución de recursos de diversas partidas presupuestales, es decir, cambios en lo particular. Y es que una posible alineación de los diputados llamados “marcelistas” con partidos de la oposición obligaría al partido oficial y sus aliados a sentarse a negociar, dado que el porcentaje de votación de MORENA y sus aliados se reduciría a un 47.5% en una votación con asistencia de los 500 diputados que conforman la cámara baja, lejos de la mayoría requerida para aprobar el presupuesto sin cambiarle “una sola coma”, aún en el supuesto de inasistencia de diversos diputados de la oposición al momento de votarse.
Desde el momento en el que el señor presidente tomó la decisión sobre su sucesora, se tuvo que prever la posibilidad de división o indisciplina dentro de las filas morenistas, anticipando complicaciones en el Congreso. ¿Quién no nos dice que el Poder Ejecutivo tenía previsto todo lo acontecido dentro de la Cámara de Diputados y ha presentado a principios de septiembre un presupuesto que realmente termina siendo la opción “b”? Probablemente en el cálculo político de López Obrador estaba prever lo anterior y solicitar más de la cuenta en diversas partidas presupuestales de las cuales terminará accediendo a un recorte al tiempo que la oposición podrá creer que ha triunfado, pues suele ser políticamente estratégico pedir más y terminar recibiendo lo que justamente se quería obtener, como suele pasar en la designación de candidaturas.
Ahora bien ¿realmente es la intención de los diputados marcelistas buscar un presupuesto más beneficioso para los mexicanos? ¿O estaríamos presenciando una presión a su partido buscando mayor número y mejores espacios para el próximo trienio y/o sexenio? Si bien es válido concluir que una consecuencia del amago y la amenaza no cumplida por Marcelo Ebrard exhibe en su persona debilidad, la realidad es que el número de votos para aprobar el paquete presupuestal no miente y el excanciller puede tomar un “segundo aire” para sus aspiraciones presidenciales al resultar necesitado, inclinando la balanza en la Cámara de Diputados en favor o en contra de cualquiera de los 2 grandes bloques pues, a pesar que los diputados marcelistas se han pronunciado que aprobarán el paquete en lo general, una crecida de ánimos dentro de MORENA podrá llevar al bloque inconforme a no aprobar el presupuesto dentro del término previsto por la comisión encargada y/o el establecido en la Constitución, pudiendo llevar a la administración pública a un cierre como el vivido en Estados Unidos no hace mucho tiempo (aunque ésta idea es aún lejana).
El término legal para la aprobación del presupuesto vence el 15 de noviembre, aunque la comisión dictaminadora de la Cámara de Diputados prevé su aprobación el 13 de noviembre, sólo unos cuantos días después del inicio de las precampañas (ahora sí en términos del INE). Si el cisma político dentro de MORENA se consuma con la partida de Ebrard a Movimiento Ciudadano, la oposición tendrá en su poder la posibilidad de realizar cambios más sustanciales al presupuesto del 2024, pero si la amenaza no es cumplida, los marcelistas podrán negociar beneficios en lo individual o grupal como más posiciones para la próxima legislatura a cambio de un presupuesto al cual no se le habrá cambiado “ni una coma”, pues más allá de que Marcelo Ebrard aparezca o no dentro de la boleta presidencial el próximo año, se ha visto en las últimas semanas una tendencia a repetirse la historia de la izquierda en México: la creación de un nuevo instituto político que termine sustituyendo al anterior. Marcelo Ebrard estaría dando los primeros pasos en la creación de un nuevo partido político, siguiendo el camino de Cuauhtémoc Cárdenas tras su salida del PRI o López Obrador tras su partida del PRD.
¿De quién será el gambito? Ese simple movimiento en la apertura del ajedrez donde se sacrifica un peón buscando controlar el centro del tablero ¿del señor presidente accediendo previsiblemente a diversos cambios en el presupuesto? ¿O los marcelistas inclinando la balanza hacía uno de los 2 grandes bloques en la Cámara de Diputados? Parafraseando al ajedrecista Paul Keres, la política como el ajedrez resulta en una prueba de voluntades.