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La fortaleza del peso frente al dólar, aunado a una inflación que no cede, han restado poder adquisitivo a las remesas que reciben casi 5 millones de mexicanos
El manejador de fondos global Franklin Templeton estima que la apreciación del peso y la inflación restan competitividad a las remesas, con un boquete de 12,600 millones de pesos (mdp) en lo que va del año.
Las remesas crecieron a tasas históricas en 2021 y 2022, un gran salvavidas para la economía mexicana que tuvo pocos estímulos fiscales.
En términos porcentuales, durante 2021 y 2022 las remesas avanzaron a un ritmo de 22% y 17%, respectivamente, mientras que en 2023 han crecido apenas en 10%.
La moneda mexicana, pese a sus descalabros recientes, por su parte, ha tenido la racha continua más relevante de su historia, con una apreciación de más de 16% en los primeros 7 meses del año.
Ramsé Gutiérrez, senior vicepresident y co director de Franklin Templeton en México señaló que para igualar la cantidad de remesas traducidas a pesos, las remesas en dólares tendrían que haber aumentado en alrededor de 15%, no en 10%.
Al traducirse a pesos, agrega, hay una disminución de 12,600 mdp o una caída del 2%.
Se trata del mayor retroceso desde 2013, además de un fenómeno que sólo se había visto cuatro veces en la historia (2008, 2010, 2011 y 2013), apuntó el experto.
En todas estas ocasiones la disminución de las remesas respondió más a la dinámica económica de Estados Unidos que a la fortaleza del peso, resaltó.
Más impactos
Gutiérrez expuso que un factor adicional para determinar el impacto final de las remesas en los bolsillos de las familias mexicanas es la inflación.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor en México lleva 28 meses fuera del rango objetivo de Banxico y se espera que seguirá así entre un año y un año y medio más.
En total serán más de 3 años por encima del rango objetivo.
“Este periodo ha sido el de mayor inflación desde 2001, por lo que ha sido muy notorio el aumento de precios de bienes y servicios, siendo muy perjudicial para los sectores más vulnerables”, apuntó.
Tomando en cuenta Unidades de Inversión (UDI), un valor que se actualiza conforme a la inflación en México, las remesas cayeron más de 6,500 millones de UDIS durante el primer semestre.
Esto se traduce en una caída de 8.5% respecto al año pasado, la mayor caída histórica en UDIS.
El experto indica que las remesas pasaron de ser un salvavidas durante la pandemia, a ser un ingreso de las familias mexicanas que se está deteriorando “rápidamente” ante la apreciación del peso y la alta inflación.
En México, unas 4.9 millones de personas dependen en parte del dinero que envían los connacionales que trabajan en el exterior.
Gutiérrez agrega que si bien la economía ha mantenido un crecimiento estable gracias a que el consumo se ha favorecido también por factores como el nearshoring y el turismo internacional, esto sería difícil de compaginar con un peso más fortalecido.
“…de continuar la fortaleza del peso, los fundamentales de estos factores también se podrían deteriorar”, alertó.