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Las fiestas decembrinas siempre son un buen motivo para reunir a toda la familia y, al menos por una noche, convivir, jugar, reír y platicar, pero muchas veces la brecha generacional produce un hueco en la conversación con los adultos mayores o, bien, estos se ven obligados a adaptarse a los temas de conversación de los más jóvenes.
En el peor de los casos, a veces de forma inconsciente, los adultos mayores son aislados por sus familiares, que a pesar de haber pasado con ellos toda la vida, conocen solo una pequeña parte de lo que ellos son o lo que han vivido porque no han descubierto cómo comunicarse con ellos.
¿Qué sabes realmente de tus abuelos o de tus padres?
Para descubrirlo, sólo hay que dejar los prejuicios atrás, formular las preguntas correctas y estar en toda la disposición de escuchar.
A continuación, Revista Fortuna te comparte algunos temas y preguntas que puedes abordar para comenzar:
Pregunta sobre objetos y vida social; pídele a la persona mayor que describa su vida cotidiana cuando era niño. La antropóloga de la Universidad de Texas, Elizabeth Keating, recomienda hacer preguntas sobre las interacciones sociales de la época en la que ellos erán jóvenes:
- ¿Cómo funcionaban las relaciones románticas?
- ¿Cómo eran las amistades?
- ¿Cómo era el vecindario en el que creciste?
- ¿Quién era tu mejor amigo en esa época?
- ¿Cómo se divertía la familia cuando eras un niño?
- ¿Recuerdas la primera vez que fuiste a votar?
- ¿Cuál es la noticia o el momento histórico de los que has vivido que más te impactó?
Por otro lado, en su libro The Essential Questions, Keating invita a conocer los estilos de educación o los miedos que tenían los adultos mayores en su niñez. “Si haces preguntas sobre la vida social, obtendrás descripciones que te darán una idea de cómo era ser niño en su época”, asegura. Aquí algunas ideas:
- ¿Qué te daba miedo cuando eras pequeño?
- ¿Cómo te castigaban?
- ¿Cuál fue el momento en el que más triste te sentiste cuando eras niño?
- ¿Cambiarías algo de tu vida?
- ¿Cuál fue el problema más grande en el que te metiste cuando eras niño?
- ¿Cuáles fueron las decisiones más difíciles que tuviste que tomar?
- ¿Qué persona cambió el rumbo de tu vida?
Finalmente, Keating recomienda preguntar sobre los objetos que son importantes para el adulto mayor con el que platicarás, sobre esos objetos que han pasado de generación en generación en la familia, ya que “estos objetos ordinarios pueden transmitir historias sobre la vida familiar” que tal vez no conozcas, concluye.
- ¿Por qué es importante esto para ti?
- ¿Qué recuerdos te trae?
- ¿Que significa para ti que continúe en la familia?
- ¿Quién te lo dio a ti?
Otras preguntas que podrías hacerles para conocerlos un poco más y, por supuesto, pasar un buen rato junto a ellos podrían ser:
- ¿Qué tipos de libros te gusta leer?
- ¿Cómo te decidiste por tu profesión?
- Cuando los tiempos eran difíciles, ¿Recuerdas haber tenido suficiente comida?
- ¿Recuerdas escuchar a tus abuelos hablar de sus vidas? ¿Qué dijeron?
- ¿Cuán diferente era el mundo cuando eras niño?
- ¿Ha habido alguien en tu vida que considerarías un alma gemela?
- ¿Cuál es la broma más divertida que has gastado?
- ¿Qué es lo más increíble que te ha sucedido?
- ¿Qué actividades has disfrutado en tu edad adulta?
- ¿Hay algo que siempre has querido hacer pero no has hecho?
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