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Todavía este 1 de junio, José Ángel Gurría, que ocupó el cargo de secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés) durante 15 años, hasta el 31 de mayo pasado, exhibía en su cuenta de Twitter que en esa responsabilidad trabaja las 24 horas y en todo el mundo “para promover mejores políticas para una vida mejor”.
El discurso de despedida que promulgó Gurría este martes en París, consignado por la prensa de varias latitudes, lo define de cuerpo completo: el hoy exsecretario general del organismo multilateral dijo que hoy no existe ningún lugar “donde esconderse” en el mundo para quienes tienen cuentas millonarias en euros, puesto que, en virtud de la digitalización y el desafío fiscal, hoy el fenómeno puede ser identificado por las entidades recaudatorias.
La Pandemia desatada por la propagación del Covid-19, la peor crisis sanitaria y económica para la Humanidad no vista en 100 años, es, en palabras de Gurría, el enemigo más urgente a vencer y contra él se tiene que luchar. La responsabilidad más importante, sin embargo, es preservar y proteger el mundo en que vivimos, pues hoy el crecimiento que no es resiliente y sostenible no durará demasiado tiempo.
El secretario de Hacienda y Crédito Público de México, Arturo Herrera, recordó que cuando Gurría tomó la estafeta de la OCDE mandó un mensaje muy claro al equipo: que las personas supieran qué es lo que hace el organismo, dando énfasis a las labores realizadas en materia de sostenibilidad y equidad, que apuntaló en sus tres lustros.
La OCDE destacó que como su secretario general desde 2006, José Ángel Gurría consolidó la organización como uno de los pilares del sistema de gobernanza económica mundial, que comprende al Grupo de los Siete (G7), el Grupo de los Veinte (G20) y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
La OCDE de Gurría fue un punto de referencia para el diseño y aplicación de mejores políticas para una vida mejor, enfatizó el organismo internacional al resumir la trayectoria del funcionario.
También ex secretario de la SHCP, Gurría es licenciado en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y obtuvo una maestría en economía por la Universidad de Leeds (Reino Unido).
Ha recibido títulos honoríficos de la Universidad del Valle de México, la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad Europea de Madrid y las Universidades de Leeds, Haifa y Bratislava.
En sus tres mandatos consecutivos, el exministro mexicano de Economía y Relaciones Exteriores ha transformado la organización, antes conocida coloquialmente como “el club de los países ricos”.
Gurría se va “satisfecho” de haber puesto “a las personas en el centro de las políticas públicas”, ya que los tradicionales análisis de la organización sobre el crecimiento y la productividad ahora van acompañados de recomendaciones para “no dejar a nadie detrás”, abriendo la brecha para un crecimiento económico más inclusivo.
El legado del ex número 1 de la OCDE parte de ejemplos concretos: por ejemplo, en mayo pasado, el organismo internacional incrementar el impuesto de sucesiones, ya que considera que es un buen instrumento en términos de equidad y de eficacia fiscal para luchar contra las desigualdades de patrimonio, que, vaticinó, es un asunto que seguirá ampliándose.
Gurría sumó con firmeza a la OCDE a la lucha contra el Cambio Climático y a la apuesta por una transformación económica centrada en las tecnologías verdes.
“El mexicano ha pilotado la apertura de la organización a nuevos miembros, entre ellos varios latinoamericanos, a fin de convertirlo en un grupo más plural y diverso, desde sus orígenes de club de economías ricas y occidentales”, de acuerdo con funcionarios de la propia OCDE.
Ángel Gurría, además, se ha prodigado en todo tipo de foros internacionales en el último año gracias ante las posibilidades de la conexión digital para defender los nuevos postulados del organismo internacional, como lo hizo al enviar el 28 de mayo pasado a un grupo de trabajo en el marco del quinto aniversario del programa regional de la OCDE en América Latina y El Caribe, liderado por la Cepal, en medio de una herencia de desempleo y pobreza que deja a su paso el fenómeno del Covid.
¿Cambio de tono?
Al frente de la organización económica queda, a partir de este martes, el australiano Mathias Cormann, un liberal anglosajón de la vieja escuela, “que sustituye al más social Ángel Gurría, el mexicano que ha llevado el timón de la Organización durante quince años”, según cables de agencias internacionales de información.
Cormann, de 51 años, es el hombre que más tiempo ha estado al frente del Ministerio de Finanzas de su país de adopción, pues nació en Bélgica, en su zona de habla alemana, trasladándose a Australia con 25 años de edad.
Durante su vida política nacional en Australia se ha situado en la ortodoxia económica liberal, defendiendo los impuestos bajos, reducir el papel del Estado en la economía y la liberalización del comercio internacional.
Tal vez su principal polémica, que además fue esgrimida para intentar prevenir su llegada al cargo, fueron los subsidios a los combustibles fósiles tan abundantes en Australia, la eliminación de un impuesto a la emisión de gases contaminantes y su rechazo a comprometerse con un objetivo de cero emisiones de carbono.
Sin embargo, durante su campaña para intentar acceder a la OCDE, Cormann se sumó al consenso generalizado sobre el cambio climático y aseguró que “todos podemos estar de acuerdo en que una acción global efectiva sobre el cambio climático es necesaria”.
El martes, al asumir el puesto, prometió trabajar para que la recuperación económica de la crisis causada por la pandemia de la covid se haga “con un crecimiento más limpio, más sostenible”.
Con Estados Unidos como su principal apoyo en su llegada al cargo, y con la lucha contra el cambio climático como uno de los ejes de acción de la Administración del presidente Joe Biden, Cormann se ha situado así en la ortodoxia climática que ahora sí defiende Washington.
Queda por ver cómo Cormann orientará el rumbo global de la OCDE después del tono social e inclusivo trazado por Gurría, de 71 años, y miembro de una generación anterior.