Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 37 segundos
Una inflación moderada suele ser buena para la mayoría de los mercados financieros, porque suele ir asociada a un crecimiento económico positivo. Sin embargo, la situación se podría complicar para los inversionistas si la economía se sobrecalienta y la inflación sube demasiado, de acuerdo con los analistas de CI Banco.
El punto de inflexión se presentó con la confirmación en enero pasado del control demócrata del Senado de EUA (ya tenían el de la cámara de representantes), que ha abierto el camino para un estímulo fiscal mayor (junto con un amplio programa de infraestructura) y ha supuesto una revisión significativa al alza de las previsiones de crecimiento de EUA. Hoy se dio a conocer que los precios al consumidor registraron su mayor alza en más de ocho años. Al mismo tiempo, la inflación subyacente se aceleró ante la reapertura de sectores por la vacunación y los estímulos económicos.
De acuerdo con información del Departamento del Trabajo, el Índice de Precios al Consumidor registró un incremento de 0.6% durante marzo, el mayor avance desde agosto de 2012 luego de un incremento de 0.4% en febrero.
De acuerdo con CI Banco, la preocupación por un posible aumento en la inflación viene fundada por la previsión de que la economía global, sobre todo la de EUA, registre un boom económico en 2021 y 2022 por la combinación de los grandes estímulos fiscales y monetarios aplicados para combatir la crisis pandémica, junto a la reapertura de la actividad económica una vez sea controlado el COVID-19, más la demanda pendiente y el ahorro acumulado por los hogares durante el último año.
Todo ello genera preocupación entre algunos inversionistas de que la inflación repunte muy por encima de lo pronosticado, lo que obligaría a los bancos centrales a retirar sus estímulos antes de lo contemplado, y provocar un endurecimiento inesperado de las condiciones financieras, que afectaría a la incipiente recuperación y a las cotizaciones de los activos de mayor riesgo (sobre todo en economías emergentes).
La expectativa era que la tasa anual general subiera a 2.5% desde el 1.7% de febrero, aunque el rubro subyacente, el que excluye alimentos y energía, se ubicaría en 1.5% (desde el 1.3% del mes previo). El incremento en la general se explica en gran medida por un efecto de “base de comparación” debido a la baja tan fuerte del año pasado y ante la intensa remontada interanual del precio del petróleo.
Conviene recordar que la FED tiene en cuenta para sus previsiones la inflación PCE, que analiza el gasto de los consumidores, donde su previsión es que repunte de manera temporal hasta el 2.4% a lo largo del 2021 y que se mantenga en el 2% durante 2022.
Aunque la inflación en Estados Unidos ha promediado constantemente por debajo del objetivo del 2% de la Reserva Federal en la última década, billones de dólares en estímulos monetarios y fiscales han revivido las discusiones sobre su retorno.