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En diciembre, ante una incertidumbre renovada por nuevos contagios de Covid-19, pocos analistas de grupos financieros “apostaban” por una tasa de referencia abajo del 4% en México. De hecho, la expectativa mediana recabada por el Banco Central marcaba 4%, aunque el último ejercicio exhibió ya un nivel de 3.75%. El consenso alrededor de ese número ha crecido.
El próximo jueves, el Banco de México (Banxico) realizará su segunda reunión de política monetaria del año, donde cada vez más especialistas esperan que el máximo órgano de la institución, la Junta de Gobierno, determine un recorte de 25 puntos base, para ubicar la tasa de referencia en un nivel de 3.75%.
Sería la segunda reducción al hilo después de la pausa que hizo la institución entre noviembre y diciembre de 2020, pero significaría una caída de 450 puntos base en las tasas de interés desde que arrancó el ciclo de bajas, a partir de agosto de 2019.
Si bien ahora la perspectiva es más clara para los tomadores de decisión, una inflación fuera del rango se mostraría como la resistencia natural para los nuevos recortes. Un nivel de 3.75%, sin embargo, puede marcar el 2021, para regresar en 2022 a niveles de 4%.
De acuerdo con series históricas de Banxico, el País arrancó una tendencia bajista del costo del dinero a partir de 2014, con una tasa de interés de referencia de 3.25%, aunque fue en 2015 cuando marcó nuevos mínimos, en 3.07%.
Sin embargo, México rompió la buena racha de tasas bajas a partir de 2016, tocando en 2019 un nivel de 7.41%. El año pasado cerró en 4.25%.
Expertos anticipan opiniones divididas en la votación de los 5 miembros de la Junta de Gobierno para el jueves 25 de marzo y estos son algunos nubarrones a la vista: una inflación en febrero de 3.76%, con presiones adicionales en marzo, particularmente en el precio de los energéticos.
Hay que incluir, además, expectativas de un acelerado crecimiento del precio global de las materias primas, así como los impactos transitorios en la interrupción de la energía eléctrica y desabasto de gas natural que golpeó a miles de hogares y decenas de empresas el mes pasado.
La tarea de Banco de México -que en las últimas minutas retomó la vigilancia de la inflación a dos manos, en contraste con su preocupación sobre la marcha de la economía de las anteriores- no será nada fácil. Una situación que probablemente no experimentaba en décadas.