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Ante la evolución de enfermedades crónicas degenerativas, que se agudizan por la situación económica y el deterioro en la calidad de vida, la prevención se presenta como una de las únicas opciones, aseguró José Antonio Caso, catedrático de la Facultad de Medicina de la UNAM y experto en farmaeconomía.
Durante el seminario Economía de la Salud, patrocinado por Pfizer, el especialista indicó que el uso racional de antibióticos puede ayudar también a las estrategias de prevención para la salud porque en México, antes de los cambios regulatorios para exigir la presentación de recetas médicas, se estaban consumiendo antibióticos sin ningún tipo de control.
“Es necesario incrementar la inversión en medicina preventiva, con una planeación que involucre las diferentes etapas de la vida de un individuo”, indicó Caso.
La prevención es tan importante que permite evitar hasta casos graves como los que involucran la necesidad de un transplante. Además, la creciente necesidad de ofrecer respuestas a mexicanos que necesitan un transplante y los escasos recursos colocan a los médicos del sector salud en situaciones en las que se debe decir a quién favorecer con un órgano: a un hombre de 75 años o a un niño. “Un gran problema de ética”.
Por ello, de aplicarse de manera efectiva la planeación de la salud sería posible redirigir recursos a otras áreas y mejorar la calidad de vida de la población.
Y ofreció un ejemplo, el IMSS, un día de terapia intensiva para atender enfermedades crónico degenerativas puede llegar a costar – tomando en cuenta los subsidios – hasta 25,000 pesos mientras que la atención en un hospital privado es de 100,000 pesos.
No sólo en situaciones graves se resiente el gasto económico. Se calcula que en México 7.5 millones de diabéticos gastan un promedio de 2,400 pesos de su bolsa cada año sin contar la inversión en medicamentos. Además, el sector salud invierte 18,000 millones de pesos tan sólo en la atención de la diabetes.