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En el marco de la clausura del Congreso Internacional de Innovación Educativa 2010, el premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, admitió haberse equivocado al acuñar en 1990, el término, “México es la dictadura perfecta”.
Ataviado con un elegante traje negro y corbata a rayas, el escritor peruano recitó su ponencia magistral “Cultura y Democracia”, en el salón principal del Hotel Marquis de la Ciudad de México, a la que sorprendió el arribo del escritor mexicano Carlos Fuentes.
En el México actual, existe un enorme progreso hacia el Estado de derecho, la legalidad informativa y la vida política que se expresa en elecciones libres y representativas, señalaba Vargas Llosa al ser cuestionado sobre si México continuaba siendo la dictadura perfecta.
Tras meditar varios segundos, tajantemente respondió: “Me equivoqué, porque la dictadura no era tan perfecta, la prueba es que al final se transformó en democracia, una democracia todavía imperfecta, al igual que todas las democracias latinoamericanas”.
Frente a un auditorio repleto, en su mayoría por maestros, Vargas Llosa introdujo, de la mano a los escuchas, al tema de la política. Explicó, con lenguaje claro y sencillo, los factores que han alejado a los ciudadanos de la vida política, uno de ellos, el desprestigio que ha tenido éste arte, gracias a la frivolidad con la que algunos medios de comunicación han manejado la información. “La frivolidad ha pasado a ser la reina de la vida posmoderna”, sentenció.
“La prensa sensacionalista y el periodismo escandaloso han transgredido la privacidad y han ventilado lo peor de la política”, prosiguió.
Los niveles de corrupción de las naciones, también han aportado a que la sociedad se aleje de la vida política, ésta se encuentra en todos lados y en todos ámbitos. El narcotráfico se ha aprovechado de esta situación para filtrarse en los sectores más sensibles de las sociedades, recalcó.
Para finalizar su ponencia, Vargas Llosa incitó a los asistentes a defender la libertad y la democracia: “la democracia es un privilegio extraordinario, es algo precioso pero si queremos que funcione debemos preservarla, cuidarla y mantenerla siempre viva, no dejar que se corrompa, los países más cultos han demostrado a lo largo de la historia que podían aplicar el respeto a la ley, a la democracia y convertir atroces dictaduras como el fascismo, nazismo y comunismo. Esa idea de que el futuro es nuestro, tiene algo de aterrador pero debería ser estimulante”.