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El crecimiento de la sustentabilidad como eje transversal en la manera de operar de las empresas ha generado varias áreas de oportunidad que seguirán creciendo y transformándose. Las instituciones y organizaciones son organismos vivos que evolucionan y deben aprender a adaptarse a su entorno natural, es decir que todas estas transformaciones en el ecosistema de los negocios representan un reto, pero también un espacio de crecimiento y aprovechamiento social, ambiental y económico.
Desafortunadamente en México hemos quedado rezagados en cuanto a la comprensión e implementación de la sustentabilidad, utilizando solamente los principios básicos de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o la ISO 26.000, que en la gran mayoría de las ocasiones tampoco es bien implementada. Usualmente suceden dos cosas: no existe en las empresas el área de trabajo para la sustentabilidad y por tanto este eje transversal no existe en la operación del negocio; en otras situaciones se asigna la responsabilidad de desarrollar estrategias de sustentabilidad a personas profesionalmente ajenas o no preparadas para ello.
Es fácil encontrar empresas donde asignan al responsable de comunicación, a RRHH e incluso a un contador para desarrollar y ejecutar estos planes.
Cuando he tenido la oportunidad de platicar con algunas personas que se encuentran en la segunda situación, frecuentemente encuentro un punto común en el que los niveles directivos del sector empresarial asumen que la sustentabilidad es una práctica sencilla, que no requiere estructura o planeación, pero que además cualquier persona puede realizar. Lo Increíble de ello es que en cualquiera de las dos situaciones estas empresas cuentan con distintivos de responsabilidad social corporativa y sus representantes en materia consideran, me lo han dicho, que basta con colocar contenedores para separar residuos y organizar una reforestación una vez al año.
¿Dónde está la raíz del problema? ¿En la visión de los directivos, en quienes premian esfuerzos incompletos o en la falta de capacitación de quien asume la ejecución de la sustentabilidad en un negocio? Mucho tendríamos que profundizar para dar una respuesta, pero me arriesgaré a encontrar algunos puntos de ayuda a la reflexión.
Ya en otras oportunidades he tenido oportunidad de hablar sobre la importancia de la capacitación. Operar en una empresa sustentable también significa invertir en capacitación, buenas condiciones laborales y beneficios para los colaboradores. Acciones que no deben de verse como un gasto, ya que todo lo que se da a los trabajadores se recupera en forma de eficiencia, calidad, lealtad e innovación.
La capacitación es una manera altamente efectiva para evitar la rotación de personal, mejorar la cultura organizacional, además permite cumplir y mejorar el alcance de metas y objetivos, mejorar la imagen y reputación, mejorar la productividad y rentabilidad, entre muchos otros beneficios derivados. Sin embargo, la capacitación aleatoria no será efectiva cuando se persiguen fines de responsabilidad ambiental empresarial.
En su esencia la responsabilidad social corporativa es una herramienta para alcanzar la sustentabilidad, aunque seguramente algunas personas opinarán justamente lo contrario. Como binomio para el éxito económico, social y ambiental, su esencia radica en el involucramiento de todas las personas dentro del ecosistema de un negocio para poder cumplir con sus objetivos. Es decir, que para poder hablar de sustentabilidad 360 grados en una empresa es necesario que los colaboradores, sus proveedores, clientes o usuarios y toda su cadena de valor sea partícipe de sus estrategias.
Llegar a esta importante meta definitivamente no se resuelve enseñando al líder del proyecto, cualquiera que sea su formación profesional, a plantar árboles o que firme la ODC para comprar contenedores para separar los residuos. Directivos y colaboradores deben formarse constantemente en materia de sustentabilidad y romper este mito de que basta saber un poco sobre cómo cuidar las plantas, colocar letreros de “cuida el agua” en los espejos de los servicios sanitarios o donar dinero a una organización.
Claro que es preferible que una persona que asume el rol de líder de proyectos sociales y ambientales tenga una formación profesional para ello, pero también es importante fortalecer el conocimiento en materia para otros ámbitos. Imagina qué sucede cuando parte de una estrategia excelentemente armada consiste en hacer un donativo en especie y el contador de la empresa piensa que los donativos son “ridículos” y representan una “pérdida”. La herramienta por excelencia para el crecimiento sustentable en el negocio es la capacitación en materia de responsabilidad social y ambiental empresarial, formal y especializada.
La capacitación es fundamental, tanto como la participación de toda la cadena de valor de una empresa, cuando se quieren tener éxitos reales, cuantificables y congruentes que hagan de la sustentabilidad una estrategia formal y no sólo un recurso para el marketing social.
Paulina Martínez*
*Dirección de proyectos Earthgonomic A.C.
www.earthgonomic.org @Earthgonomic y /Earthgonomic