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El balance de riesgos inflacionarios en el país mantiene un sesgo al alza por continuar un entorno de incertidumbre en alto grado, de acuerdo con la minuta publicada por el Banco de México de su reunión del 12 de abril pasado.
Al respecto, el mercado interpretó un cierto tono duro (hawkish) en la minuta de la Junta de Gobierno que mantuvo la tasa de referencia en 7.75 por ciento.
Lo cierto, como apunta Invex, es que desde la reunión se ha observado una desaceleración adicional de la inflación y una reducción en el riesgo de una negociación fallida del TLCAN.
Sin embargo, se materializó una depreciación del peso ante la expectativa de una posición más restrictiva por parte de la Fed ante la posibilidad de que las tensiones comerciales globales generen una sorpresa inflacionaria.
Asimismo, indica Invex, el mercado muestra nerviosismo ante el proceso electoral mexicano.
Por su parte, Banorte percibe un tono ligeramente más hawkish de lo que anticipaban los mercados, ya que consideramos que no dan señales de que el ciclo de alzas haya terminado, sobre todo ante el escenario de volatilidad actual en los mercados financieros internacionales.
Desde la perspectiva de Monex el tono de las minutas fue hawkish, aunque en un menor grado que las minutas de febrero.
Además, la Junta de Gobierno continúa advirtiendo sobre los riesgos que mantiene la economía al enfrentar factores adversos considerables, por lo que el balance de riesgos para el PIB continúa sesgado a la baja.
Expectativas de política monetaria
A partir de la publicación de la minuta, los analistas exponen sus expectativas en cuenta la evolución hacia adelante de la política monetaria del banco central.
Monex mantiene su estimado de que se realizará un incremento adicional de 25 puntos base en la tasa de referencia en la reunión de junio, en línea con el movimiento que realizará la Fed.
Adicionalmente, hacia el segundo semestre de este año y previendo que los riesgos empezarán a disiparse, Banco de México podría despegarse de la Fed y mantener el nivel de 7.75 por ciento en lo que resta del año, dice Monex.
Por su parte Banorte, considera que el banco central incrementará la tasa de referencia en 25pb en el segundo trimeste, sujeto a las condiciones de inflación, crecimiento, así como del tipo de cambio, así como la volatilidad en los mercados financieros tanto locales como internacionales.
Sin embargo, hacia delante, consideramos que el banco central tiene espacio de recortar la tasa de referencia en 50pb en la medida que se disipe la incertidumbre, señala Banorte.
En cambio Invex estima que la posición restrictiva actual, la evolución positiva de la inflación y la posibilidad de que la depreciación del peso sea temporal favorecerán una pausa mientras se evalúa el escenario actual.
Sin embargo, no descarta que un deterioro adicional amerite una respuesta para afianzar la desaceleración de la inflación.
A continuación, la minuta de la Junta de Gobierno.
Condiciones externas
Actividad económica mundial
Los indicadores económicos disponibles apuntan a que a principios de 2018 la actividad económica mundial continuó expandiéndose de manera generalizada, impulsada principalmente por el mayor comercio global y cierta expansión de la inversión.
En este entorno, la reducción en la holgura de las economías avanzadas se ha empezado a reflejar en un aumento gradual de los salarios. Si bien los pronósticos de crecimiento para la economía mundial en 2018 y 2019 se han revisado al alza, existen diversos riesgos a la baja para el crecimiento global en el mediano plazo, entre los que destacan que se dé una normalización más rápida a la esperada en la política monetaria en Estados Unidos ante una sorpresa inflacionaria en ese país, lo cual podría llegar a conducir a un ajuste desordenado de los mercados financieros, la adopción de medidas proteccionistas en diversas regiones, y la materialización de algunos eventos geopolíticos.
Moderación del crecimiento en EU
En Estados Unidos, la evolución de los principales indicadores de la demanda interna, en particular del consumo privado, apunta hacia una moderación del crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2018, luego de haberse expandido 2.9 por ciento a tasa anualizada en el cuarto trimestre de 2017.
A pesar de esta desaceleración, la cual se puede asociar a factores transitorios como el retraso observado a principios de año en las devoluciones de impuestos, el consenso de los analistas sigue anticipando una fuerte expansión de la economía estadounidense para lo que resta de 2018 y 2019, apoyada, en parte, por un sólido crecimiento del consumo y la inversión privada, derivado de la reforma tributaria recientemente aprobada y de la elevada confianza de los consumidores y de los negocios.
Expansión de la producción industrial
La producción industrial en Estados Unidos continuó expandiéndose en enero y febrero, después de un fuerte repunte en el cuarto trimestre de 2017.
Dicho crecimiento fue apoyado tanto por la actividad minera, la cual reflejó las ganancias en la producción de petróleo y gas, como por la producción manufacturera, especialmente en su componente de bienes de consumo duradero.
Lo anterior se vio contrarrestado parcialmente por el debilitamiento en el suministro de electricidad y gas, ante la menor demanda por calefacción debido a temperaturas más cálidas a las habituales en los primeros meses del año.
Fortalecimiento del mercado laboral
En Estados Unidos, el mercado laboral continuó fortaleciéndose a principios de 2018.
En efecto, la nómina no agrícola aumentó en 202 mil plazas mensuales en promedio durante el primer trimestre, cifra superior a los 177 mil empleos creados mensualmente en promedio durante el mismo periodo del año previo.
Además, en los últimos meses se ha observado un incremento en la tasa de participación laboral, lo cual ha contribuido a que en marzo la tasa de desempleo se haya mantenido en 4.1 por ciento por sexto mes consecutivo, nivel inferior al que la Reserva Federal considera de largo plazo.
En este contexto, se ha registrado un aumento gradual en el ritmo de crecimiento de los salarios.
Dada la posición cíclica de la economía estadounidense, cobra relevancia el efecto que el impulso fiscal pudiera tener hacia adelante sobre la inflación.
Aranceles a productos de China
A principios de abril, el gobierno de Estados Unidos anunció planes para imponer aranceles a un número importante de productos importados de China, lo que provocó una respuesta similar por parte del gobierno chino.
Si bien el consenso de los analistas espera que una eventual implementación de estas medidas, o de otras que pudieran restringir el comercio y la inversión extranjera, tendría un efecto moderado en la actividad económica y en la inflación de dichas economías, un mayor escalamiento de las tensiones comerciales entre ambos países podría deteriorar la confianza de los negocios y las perspectivas económicas para ambas economías y para la economía mundial en su conjunto.
Expansión de la economía en la zona euro
En la zona del euro, la información disponible indica que la actividad económica siguió expandiéndose en el primer trimestre de 2018, si bien a un ritmo más moderado que en el trimestre previo.
No obstante, los índices de gerentes de compras y de confianza se ubican aún en niveles elevados, a la vez que los fundamentales de la demanda interna se mantienen sólidos, apuntando a que la fase de expansión continuará hacia adelante.
En este entorno, la tasa de desempleo se redujo a 8.5 por ciento en febrero, su nivel más bajo desde enero de 2009.
Además, cabe destacar que la probabilidad de que el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea sea desordenado disminuyó, luego de la aprobación de un acuerdo preliminar entre ambas partes para la extensión del periodo de transición.
Expansión de las economías emergentes
La actividad económica en los países emergentes más grandes parece haber continuado expandiéndose a un ritmo elevado a principios del año, a la vez que se observa cierta recuperación en el resto de las economías emergentes.
En el caso de China, los indicadores de demanda interna y externa del primer trimestre del año reflejaron un dinamismo mayor al anticipado, aunque se prevé un menor ritmo de crecimiento en lo que resta del año, como resultado de las políticas implementadas para promover una moderación en los niveles de endeudamiento y un crecimiento más sustentable.
Precios de las materias primas
Los precios internacionales de las materias primas interrumpieron, en general, la tendencia al alza que se había venido observando en los últimos meses.
Así, después de haber alcanzado niveles máximos en tres años, los precios de los metales industriales cayeron, debido a la incertidumbre generada por los anuncios de medidas proteccionistas por parte de Estados Unidos y China.
De igual forma, los precios de los granos volvieron a disminuir, luego de que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos publicara las proyecciones de producción mundial, las cuales apuntan a un aumento importante en la producción de estos bienes.
En contraste, luego de la caída observada a principios de febrero ante e aumento en la producción petrolera en Estados Unidos, los precios del petróleo se recuperaron en las últimas semanas debido a mayores tensiones geopolíticas en Medio Oriente y al sólido crecimiento de la demanda global.
Política monetaria y mercados
financieros internacionales
El repunte de la demanda global, aunado al alza en los precios de energía registrada en la segunda mitad de 2017 y al desvanecimiento de factores transitorios, ha contribuido a un aumento gradual de la inflación y de sus expectativas en las principales economías avanzadas, aunque estas aún se ubican por debajo de las metas de sus respectivos bancos centrales.
En las economías emergentes, la inflación se ha mantenido relativamente moderada en la mayoría de los casos, aunque en países como Filipinas, Turquía y Ucrania esta se situó por encima de la meta de sus bancos centrales.
Hacia la normalización monetaria
En un entorno de crecimiento económico más sincronizado y de una recuperación gradual de la inflación, se prevé que la mayoría de los bancos centrales de las principales economías avanzadas sigan normalizando su postura monetaria, si bien el ritmo de normalización en cada país continuará dependiendo de la posición en el ciclo económico en la que se encuentre.
El panorama para las economías emergentes es más heterogéneo.
En particular, en economías como Brasil, Egipto, Perú, Rusia y Sudáfrica, los bancos centrales continuaron disminuyendo su tasa de interés de referencia, mientras que otros países, particularmente de Europa del Este y de Asia, mantuvieron una postura de alzas graduales en sus tasas de interés de referencia.
La Fed eleva la tasa de fondos federales
Conforme a lo esperado, en su reunión de marzo la Reserva Federal elevó su tasa de fondos federales en 0.25 puntos porcentuales, situándola en un rango de entre 1.5 y 1.75 por ciento.
Dicha Institución ajustó al alza los pronósticos de crecimiento económico para 2018 y 2019 ante el impacto que se estima por la reforma fiscal, al tiempo que redujo sus perspectivas para la tasa de desempleo para los próximos tres años, sugiriendo que esta se ubicará por debajo de su estimación de la tasa de largo plazo.
En este entorno, la Reserva Federal anticipa que la inflación aumente en los próximos meses y que se estabilice alrededor de su objetivo de 2 por ciento en el mediano plazo.
Además, destacó que, si bien la mediana de los pronósticos de la tasa de interés de referencia de los miembros de la Reserva Federal sigue proyectando dos alzas adicionales de 25 puntos base en 2018, se observó un desplazamiento hacia mayores tasas en sus previsiones para los años subsecuentes (tres incrementos de 25 puntos base en 2019 y dos en 2020).
Por su parte, los futuros de la tasa de fondos federales también incorporan dos incrementos adicionales en la tasa de referencia en lo que resta de 2018.
Sin cambios la tasa del BCE
En su reunión de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambio sus tasas de interés de referencia y su programa de compra de activos.
Dicha Institución reiteró que ese programa se mantendrá hasta septiembre de este año, aunque en su comunicado eliminó la referencia a la posibilidad de ampliar su duración y/o tamaño en caso de que el panorama económico se deteriore.
Lo anterior parecería ser congruente con la expectativa del mercado de que el BCE finalice dicho programa a finales de este año y comience con la normalización gradual de la tasa de referencia en 2019.
Sin cambios en Inglaterra
Asimismo, en su última reunión, el Banco de Inglaterra conservó sin modificaciones su programa de compra de bonos y su tasa de interés de referencia, la cual continuó ubicándose en 0.5 por ciento.
No obstante, dos miembros del Comité de Política Monetaria votaron a favor de elevar la tasa de interés en 25 puntos base, señalando que la menor holgura en la economía y la mayor confianza sobre un repunte en los salarios representan mayores riesgos para la inflación en el mediano plazo.
En este sentido, los mercados prevén que la normalización de la política monetaria se lleve a cabo de forma gradual y limitada y que el siguiente incremento en la tasa de referencia de dicha Institución se dé en su reunión de mayo.
El Banco de Canadá observa riesgos por el TLCAN
Por su parte, el Banco de Canadá mantuvo la tasa de referencia en 1.25 por ciento.
En su comunicado, dicha Institución mencionó que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte es una fuente de incertidumbre sobre sus expectativas de crecimiento económico.
Además, indicó que será cautelosa al considerar ajustes futuros a la política monetaria y que se guiará por la evolución de los indicadores económicos y su sensibilidad a mayores tasas de interés, así como por la dinámica de crecimiento de los salarios y de la inflación.
Japón también sostiene su tasa de depósito
Finalmente, en su reunión de marzo, el Banco de Japón mantuvo sin modificaciones su tasa de depósito de corto plazo, su objetivo de la tasa de bonos gubernamentales de largo plazo y el monto de su programa de compra de activos.
Esta decisión no fue unánime, toda vez que uno de sus miembros consideró necesaria una mayor reducción en los rendimientos de la deuda soberana de largo plazo.
En términos generales, dicha Institución no modificó su evaluación sobre el panorama económico y de inflación respecto a la presentada en su decisión previa.
Volatilidad por tendencias comerciales
En este contexto, si bien en las últimas semanas las expectativas de los mercados financieros respecto al ritmo de normalización de la política monetaria en países avanzados han presentado pocos cambios, algunas señales incipientes de un posible repunte en la inflación y la incertidumbre sobre la misma, aunado a las preocupaciones en torno al impacto de la implementación de medidas proteccionistas sobre el comercio global, han causado una mayor volatilidad en los mercados financieros.
Lo anterior se reflejó en una recomposición de portafolios hacia activos de menor riesgo de mercado y se tradujo en un ligero apretamiento de las condiciones financieras en las principales economías avanzadas.
En particular, en los mercados cambiarios, el dólar y el yen se apreciaron frente al resto de las monedas de economías avanzadas, al fungir como activos de refugio.
Por su parte, los índices accionarios de economías avanzadas registraron pérdidas importantes, superiores a 4 por ciento en la mayoría de los casos, mientras que en los mercados de renta fija disminuyó el apetito por bonos corporativos y aumentó el interés por la deuda soberana, provocando una disminución generalizada de las tasas interés de bonos gubernamentales.
En este entorno, los flujos de capitales hacia las economías emergentes se moderaron, observándose depreciaciones de sus divisas frente al dólar y caídas en sus índices accionarios.
Ante esta situación, los bancos centrales de algunos países, tales como Hungría, Indonesia, Argentina e Israel, realizaron intervenciones en sus mercados financieros para hacer frente a la inestabilidad generada tanto por el entorno externo, como por factores idiosincrásicos.
Suma de los factores riesgo
Hacia adelante, no se descartan nuevos episodios de volatilidad de los mercados financieros, ante el recrudecimiento de ciertos factores de riesgo.
En particular, en lo que va de 2018 se han acentuado las tensiones comerciales entre Estados Unidos y el resto del mundo, mientras que ha aumentado la probabilidad de que se observe un apretamiento de las condiciones financieras globales mayor al previamente anticipado por los mercados.
Ambos factores podrían provocar una corrección abrupta en los precios de algunos activos financieros cuyas valuaciones aún parecen elevadas en términos históricos, a pesar de haber presentado cierta corrección en el último mes y medio.
A ello se suman otros riesgos, entre los que destacan los niveles de apalancamiento de los hogares y de las empresas en algunas partes del mundo y la inestabilidad geopolítica en diferentes regiones.
Evolución de la economía mexicana
Mercados en México
En las semanas posteriores a la última decisión de política monetaria del Banco de México, el peso mexicano mostró una apreciación frente al dólar de 1.3 por ciento, en un contexto en el que la mayoría de las divisas emergentes se depreciaron frente a la divisa norteamericana.
Así, la moneda nacional acumuló una apreciación de 7.9 por ciento durante 2018, ubicándose como la divisa con el mejor desempeño dentro del complejo de países emergentes.
Al respecto, destacó el efecto que tuvo sobre la divisa mexicana un panorama más favorable en torno al proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
La política monetaria adoptada por el Banco de México, y la política fiscal que se ha venido siguiendo, también fueron factores que contribuyeron a la reciente apreciación del peso.
En este contexto, y a pesar del incremento de la volatilidad observada en los mercados financieros globales, las condiciones de operación en el mercado cambiario mexicano permanecieron estables.
Así, el tipo de cambio cotizó en un rango entre 18.05 y 18.98 pesos por dólar.
Efectos de los riesgos sobre el peso
La volatilidad y el sesgo implícito en opciones del peso mexicano frente al dólar con vencimiento mayor a tres meses continúan en niveles elevados en relación con los observados en otras monedas comparables.
Lo anterior obedece a la incertidumbre que persiste en el mercado respecto al resultado del proceso de renegociación del TLCAN, así como al efecto que podría tener en el mercado cambiario la volatilidad que pudiese observarse ante las próximas elecciones presidenciales en nuestro país.
Atractivo de los valores gubernamentales
En lo que respecta al mercado de deuda, desde el último anuncio de política monetaria a la fecha la curva de rendimientos de valores gubernamentales presentó aumentos de hasta 24 puntos base (p.b.) en los instrumentos de corto plazo, en congruencia con el último incremento de 25 p.b. que anunció el Banco de México en su decisión de febrero pasado.
No obstante lo anterior, los nodos de mediano y largo plazo mostraron caídas de hasta 34 p.b.
Por otro lado, durante el periodo se observó un incremento importante de alrededor de 60 mil millones de pesos en las tenencias de inversionistas extranjeros en valores gubernamentales de largo plazo.
Expectativas de la tasa objetivo
Finalmente, las expectativas de la tasa objetivo de política monetaria implícitas en la estructura de la curva de rendimientos se ajustaron de manera moderada a la baja.
De esta manera, el mercado de swaps de TIIE ya no anticipa un cambio en la decisión de política monetaria correspondiente al mes de abril, lo cual coincide con la mediana de las expectativas para esta tasa de los analistas económicos.
Actividad económica
y determinantes de la inflación
En el último trimestre de 2017, la economía mexicana presentó una importante reactivación respecto a la desaceleración que se observó en los primeros tres trimestres de 2017.
Además, la información disponible sugiere que en los primeros meses de 2018 la actividad económica continuó incrementándose.
En particular, las exportaciones siguieron mostrando un desempeño favorable, el consumo privado continuó expandiéndose, si bien a un menor ritmo, y la inversión registró un mayor nivel hacia finales de 2017 y principios de 2018.
Primer bimestre positivo
En efecto, en el primer bimestre de 2018 las exportaciones manufactureras, tanto automotrices, como no automotrices, siguieron exhibiendo una trayectoria positiva.
Este comportamiento se observó tanto en las dirigidas a Estados Unidos, como en las canalizadas al resto del mundo, en congruencia con el continuo fortalecimiento de la actividad económica global.
Con respecto a la evolución de la demanda interna, de acuerdo con su indicador mensual, el consumo privado siguió presentando una pérdida de dinamismo a finales de 2017 y en enero de 2018, si bien indicadores más oportunos, aunque de menor cobertura, como las ventas de vehículos ligeros y los ingresos en establecimientos comerciales al por menor, dejaron de mostrar la desaceleración que habían venido exhibiendo.
En contraste, en el bimestre diciembre – enero el gasto en inversión registró un aumento importante, luego de la tendencia descendente que mostró durante la mayor parte de 2017.
Este crecimiento reflejó tanto la reactivación del gasto en construcción, la cual puede asociarse en buena medida a los esfuerzos de reconstrucción posteriores a los sismos de septiembre y a ciertos proyectos de infraestructura pública, como un mayor dinamismo de la inversión en maquinaria y equipo.
Recuperación al final de 2017 e inicio de 2018
En relación al comportamiento de la actividad económica por el lado de la producción, el crecimiento en el último trimestre de 2017 y de inicios de 2018 estuvo impulsado principalmente por la recuperación de las actividades terciarias, si bien la producción industrial mostró un cambio de tendencia favorable respecto a la trayectoria descendente que se observó durante la mayor parte de 2017.
En particular, no obstante el retroceso registrado en enero, los servicios siguen mostrando una tendencia creciente, apoyados por las contribuciones del comercio; del transporte e información en medios masivos; y de los servicios financieros e inmobiliarios.
Por su parte, al interior de la actividad industrial, destaca el mencionado repunte de la construcción entre diciembre de 2017 y febrero de 2018.
En contraste, la producción manufacturera continuó presentando un desempeño menos dinámico, al tiempo que la minería se mantuvo en niveles particularmente bajos.
Condiciones de holgura en la economía
En cuanto a la posición cíclica de la economía, diversos indicadores de las condiciones de holgura en la economía, como la estimación de la brecha del producto que excluye el sector petrolero, sugieren que a finales de 2017 estas se mantuvieron estrechas.
En particular, a finales de 2017 y principios de 2018 las condiciones en el mercado laboral continuaron estrechas.
En efecto, las tasas de desocupación nacional y urbana siguieron ubicándose en los niveles más bajos de los que se tiene registro desde que inició el levantamiento de la ENOE en 2005.
Asimismo, el número de puestos de trabajo afiliados al IMSS mantuvo una trayectoria creciente.
No obstante, como reflejo del hecho de que las remuneraciones han venido disminuyendo en términos reales, los costos de la mano de obra para la economía en su conjunto se redujeron en el último trimestre de 2017, manteniendo así una tendencia descendente.
Repunte en el financiamiento al sector privado
En el primer bimestre de 2018, el financiamiento interno al sector privado no financiero mostró un repunte en su tasa de crecimiento real anual, en relación con lo observado en 2017.
Esto reflejó el dinamismo del financiamiento a las empresas grandes, toda vez que el crédito a las pymes siguió creciendo a un ritmo moderado.
Por su parte, el crédito a los hogares continuó expandiéndose a un ritmo lento, aunque pareciera haber interrumpido su desaceleración.
Lo anterior se dio en un entorno de tasas de interés más elevadas e índices de morosidad que permanecen en niveles bajos y estables, con excepción a los de la cartera de crédito al consumo, los cuales continuaron aumentando en prácticamente todos sus segmentos.
En este contexto, no se perciben presiones de demanda en los mercados de fondos prestables.
Comportamiento y perspectivas
de la inflación
La inflación general anual ha continuado exhibiendo una trayectoria a la baja, disminuyendo entre enero y marzo de 2018 de 5.55 a 5.04 por ciento.
A este comportamiento han contribuido tanto la evolución del componente subyacente, como la del no subyacente.
En efecto, la inflación subyacente anual se redujo de 4.56 a 4.02 por ciento entre enero y marzo de 2018, como reflejo de las acciones de política monetaria y del desvanecimiento de los choques que la afectaron el año previo.
En particular, los dos componentes del subíndice de precios de las mercancías –el de mercancías alimenticias y el de mercancías no alimenticias– exhiben una tendencia a la baja en su variación anual, lo cual puede asociarse al comportamiento que ha tenido el tipo de cambio en los meses recientes y al desvanecimiento de los efectos indirectos derivados de los aumentos en los precios de algunos energéticos que las afectaron durante 2017.
Por su parte, la tasa de variación anual del subíndice de precios de los servicios permaneció estable en alrededor de 3.50 por ciento en el periodo mencionado.
La inflación no subyacente anual también se redujo entre enero y marzo de 2018, al pasar de 8.44 a 8.03 por ciento.
Al respecto, destacan las bajas en los precios de algunas frutas y verduras y en los del gas L.P., las cuales fueron parcialmente contrarrestadas por los incrementos en los precios de las gasolinas y en los de algunos productos pecuarios.
Expectativas de inflación
Las medianas de las expectativas de inflación de corto plazo provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre especialistas del sector privado se ajustaron ligeramente entre enero y marzo, y sus trayectorias siguen siendo congruentes con un aumento temporal en la misma.
En efecto, la mediana de las expectativas de inflación general para el cierre de 2018 permaneció alrededor de 4.1 por ciento entre las encuestas de enero y marzo, mientras que la correspondiente para el cierre de 2019 se revisó de 3.52 a 3.60 por ciento en el mismo periodo.
En contraste, la correspondiente para los próximos 12 meses (con referencia al mes de levantamiento de la encuesta) se ajustó a la baja de 4.02 a 3.85 por ciento en el mismo periodo.
Por su parte, la mediana correspondiente a las expectativas para el mediano y largo plazo se mantuvieron estables en alrededor de 3.5 por ciento.
Por lo que respecta a las expectativas de inflación implícitas en las cotizaciones de instrumentos de mercado para horizontes de largo plazo (extraídas de instrumentos gubernamentales con vencimiento a 10 años), estas se ubicaron en niveles cercanos a 3.5 por ciento entre enero y marzo, al tiempo que la prima por riesgo inflacionario disminuyó alrededor de 20 puntos base en el mismo lapso.
Disminución de la inflación
La disminución que en los primeros tres meses de 2018 ha tenido la inflación ha sido congruente con la estimación que el Banco de México dio a conocer en el Informe Trimestral Octubre–Diciembre 2017.
En este sentido, se prevé que el comportamiento que presente la inflación en el horizonte en el que opera la política monetaria esté en línea con los pronósticos dados a conocer en dicho Informe.
Así, considerando el comportamiento reciente de la inflación, la evolución de sus determinantes, la postura de política monetaria actual y el horizonte en el que esta opera, se estima que la inflación general anual continúe disminuyendo, aproximándose a lo largo del año hacia el objetivo de 3.0 por ciento, alcanzándolo en el primer trimestre de 2019 y ubicándose cerca del objetivo durante el resto del año.
Por lo que se refiere a la trayectoria esperada para la inflación subyacente, se prevé que esta siga descendiendo gradualmente y alcance niveles cercanos a 3.0 por ciento en el primer trimestre de 2019, para consolidar su convergencia a dicho nivel durante el resto de ese año.
Las previsiones anteriores consideran un comportamiento ordenado del tipo de cambio, la ausencia de presiones provenientes del mercado laboral y una reducción importante de la inflación no subyacente a lo largo de 2018, en la medida en que no se repitan el tipo de choques que la afectaron el año anterior.
Balance de riesgos
Entre los riesgos a los que están sujetas las previsiones anteriores destacan los siguientes.
Al alza, que se registre una depreciación de la moneda nacional en respuesta, entre otros elementos, a una evolución desfavorable del proceso de negociación del TLCAN, si bien su probabilidad se ha reducido recientemente, a condiciones más restrictivas en los mercados financieros internacionales derivadas de las acciones de política monetaria en Estados Unidos o de otros factores, o a volatilidad asociada al proceso electoral de 2018.
También, que ocurran nuevos episodios de choques en los precios de los bienes agropecuarios.
En este mismo sentido, que se presenten presiones al alza en los precios de algunos energéticos, ya sea por incrementos en sus referencias internacionales, o por ausencia de condiciones de competencia en algunos mercados.
De igual forma, considerando que la economía no parece presentar condiciones de holgura, especialmente en el mercado laboral, la evolución de los costos unitarios de la mano de obra podría presionar a la inflación.
Entre los riesgos a la baja destacan que se aprecie la moneda nacional como consecuencia de un resultado favorable de las negociaciones en torno al TLCAN, o que la actividad económica presente un menor dinamismo que el anticipado.
El balance de riesgos para la inflación mantiene un sesgo al alza asociado a los riesgos descritos, en un entorno con un alto grado de incertidumbre.
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